sábado, febrero 06, 2010

¿Mi gusto es femenino?

Hablé el otro día de refilón acerca de una película con Uma Thurman, bautizada en España con el horrendo título de Una mamá en apuros, la cual ha pasado sin pena ni gloria porque es un filme difícil de clasificar, y no tiene un público muy definido. No es una comedia imbécil, no es Sexo en Nueva York aunque tiene detalles. Trata sobre una mujer que intenta conllevar la tarea de criar dos hijos y gobernar su casa con la de escribir un texto en su blog que le permita ganar un concurso. Su blog tiene el mismo formato que este, aunque cuenta con más seguidores (y polemistas), aparte de que a mí no se me ocurriría escribir sobre cómo se masturban mis amigos... (aunque en ocasiones me sienta tentado a ello).
Yo no tengo hijos, carezco de recursos para mantenerlos y de una persona que me ayude en la tarea; ahora mismo compatibilizo las tareas domésticas con el estudio de un examen para el que no voy a tener tiempo del todo, por ello es irresponsable (aunque necesario) que me encuentre aquí yo asimismo con el blog como la supermamá Thurman. La película trata un tema no muy popular con humor y notas amargas, es por eso que no esté destinada al éxito pero a mí me gustó. Si acaso peca a veces de feminismo primario, pero, como sea que poseo un lado femenino bastante desarrollado, no suelo darme por aludido en la mayoría de los topicazos que se atribuyen a los hombres. Sí, en serio. Analizaremos ahora si mis gustos son femeninos o no, mis gustos en cierto sentido, claro.
Por ejemplo, dicen que los hombres no pueden hacer varias tareas al mismo tiempo, y eso en mi caso es mentira. Ayer estaba tan apurado que, mientras cenaba, traté de leer un engorroso texto de Lengua y al mismo tiempo escuchaba las noticias. Acabadas estas, en un zapeo noté que la 2, quizá por falta de publicidad ahora tienen que repetir los programas, emitía por segundo día consecutivo un espacio sobre tendencias fashion. Salió un salón de té de Madrid, una pena que no haya apuntado la dirección porque me ha entrado curiosidad. Lo regentaban unas finolis que, entre otras prácticas rituales, aseguraban que el agua para el té no debe calentarse en el microondas. ¡Uf! Pues como no vengan ellas a calentarme la olla... Es curioso. En la Tienda del Té de León las dependientas son féminas; en los equivalentes de Madrid, también, con algún tío, aparentemente, homosexual. Pasa lo mismo con Natura, mi tienda para inciensos, animalitos contra la tensión del estudio y otras zarandajas. La de León está de liquidación por reforma, y es fácil identificarme en ella: soy el único varón, salvo algún otro con cara de despistado. Solo hay dependientas y en las de Madrid también, con algún que otro tío, aparentemente, homosexual. Curiosamente, en Springfield, aunque la ropa es solo masculina, también hay dependientas en exclusiva. Bueno, pues si el té, el incienso, las velas y otros artilugios zen parecen ser pensados para una mente femenina... Pues tanto mejor. A mí me gustaría ser hermafrodita al menos en lo cerebral. Trabajaremos en ello.
No tengo tiempo para hablar de Up in the air, película que me ha reconciliado con el director de Juno. George Clooney y compañía se quedarán sin mi comentario, o al menos tendrán que esperar. Eso sí, deseo que este año Diablo Cody se lleve un Razzie por Jennifer´s Body, suponiendo (como sería esperable) que esté nominada...

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