
martes, marzo 31, 2009
Viejo, ¡pero macho!

lunes, marzo 30, 2009
Esto sí que es un crepúsculo.

sábado, marzo 28, 2009
Sueños de cine.

viernes, marzo 27, 2009
La metáfora de la espicha.

miércoles, marzo 25, 2009
El juego ha comenzado.

lunes, marzo 23, 2009
Serie Z.
Ahora voy a hablar de una adaptación de videojuego, algo que le encanta a Uwe Boll, considerado como el Ed Wood de este siglo. Con En el nombre del rey hace méritos para ese título, desde luego. Arrastra una mala fama que yo ya conocía, sin embargo no me impidió ver la película, porque soy fanático del género incluso en sus más ínfimas muestras. No salí defraudado respecto a la (poca) calidad. No obstante, mereció la pena perder el tiempo con ella aunque solo fuera para disfrutar con sus abundantes dosis, no se si autoconscientes o no, de surrealismo.
La película está hecha como de retales de la gran obra de Tolkien: hay un remedo de las minas de Moria, otro de cualquier bosque encantado de la saga y de hecho sale el tío que hacía de enano Gimli, ahora imitando a Gandalf. La palma se la llevan no obstante unos bichos que quieren parecerse a los orcos pero apenas enseñan su rostro, supongo que para que no se vea lo cutres que son sus caretas. Paso a hablar del reparto, porque es alucinante, te puedes encontrar de todo: desde Burt Reynolds haciendo de rey hasta un Ray Liotta muy maquillado, pasando por Terminatrix de amazona amortizando escote. Lo cierto es que la historia tiene un montón de personajes, y una trama que no se sabe por dónde cogerla, con anagnórisis o reconocimiento incluido. Por no hablar de ciertos desfases espacio-temporales... Se supone que está situada en el medievo, en un reino imaginario. Pues bien, el héroe usa un boomerang, que si no recuerdo mal procede de Australia. En un momento dado salen unos tíos vestidos de ninja, haciendo artes marciales. Y lo mismo se invoca a Dios que luego se habla de dioses... Last but not least, está el tema del diálogo. Este fin de semana hemos estado trabajando con los de la serie, y sabemos la gran importancia que tienen para un guión sólido. Pues bien, aquí son risibles. No por hablar en estilo medieval uno tiene por qué sonar ridículo...
Así pues, os invito a ver este filme solo si queréis comprobar tanta desfachatez; si no, probad con El luchador: en esta, otro actor acostumbrado a la serie Z sostiene sobre sus hombros el peso de una película que corría el riesgo de quedarse en telefilm. Alabemos su resurrección, aguada por el gran Harvey Milk.
sábado, marzo 21, 2009
Homo sapiens.

jueves, marzo 19, 2009
La feria de las vanidades.
No se. Yo tampoco estoy por criticar mucho porque la semana que viene, supuestamente, será la espicha de Filosofía, pero si yo voy será en unas condiciones que no atenten contra mi dignidad (término que tomo prestado de uno de los personajes de nuestro proyecto en marcha) Al menos no me herniaré por mover el culo unos metros para que luego el campus no parezca el de Gaza hace un mes o así. Pero bueno, hoy había una multitud digna de un motín, y los pocos que entraban en mi facultad lo hacían para vaciar el depósito antes de llenarlo de nuevo. Nosotros tuvimos Tradición Clásica, pero ni el ambiente ni el tiempo incitaban a bucear en mitos como Troya, la Odisea o Alejandro Magno. Finalmente acabamos la tarde en el Cafelito, gozando de una charla intelectualmente más estimulante al son de la música de jazz; cualquier día entrará Woody Allen por la puerta para unirse a la misma (Es que... Es que... Es que... Lo que yo no entiendo es...) ¿No sería gracioso que en una próxima película situase un tablao flamenco en León? Todo es posible.
Por cierto, irónico hubiera sido cursar la asignatura antes citada en Primero de carrera. Por entonces ideé un guión con no pocas similitudes con el mito de Odiseo: después de un largo viaje, toca el regreso a Ítaca...
martes, marzo 17, 2009
La foto viene al pelo.
domingo, marzo 15, 2009
Fin de semana cazurro. (II)
No ha habido pues, tras tanto viajecito, momento para aburrirse. Junto a todos los amigos con los que he estado, que también son compañeros de clase, asociación o proyecto, me ha entrado una sensación regeneradora, muy positiva. Como si un avance en todos estos campos surgiera para hacerse imparable. Y puede que lo sea. Solo me faltó salir anoche, pero, ay amigos, ya dije hace una semana que las juergas casan mal con el trabajo, ya no solo el estudio, y en ocasiones deben ser sacrificadas. No es algo relacionado con hacerse más mayor, quizá sí con hacerse más maduro. No se si me explico bien, pero da igual; lo que quería era escribir un poco en el blog, que eso también es un descanso entre actividades varias. Espero que paséis una tarde de domingo tan útil como la que yo espero pasar (excepto si estáis con resaca, en ese caso solo deseo que la paséis como mejor podáis...)
jueves, marzo 12, 2009
Fin de semana cazurro.

martes, marzo 10, 2009
Escandinavia.
domingo, marzo 08, 2009
Islandia.

viernes, marzo 06, 2009
Coda viajera.
jueves, marzo 05, 2009
Dop (II)
Respecto al bautizo, momento culminante del viaje, he de decir que no me enteré de mucho, pese a contar con una pequeña guía en español del acto. La cura (es una religión civilizada, las mujeres pueden profesar) estuvo muy amable con nosotros, alegrándose de que algunos españoles pudiéramos haber asistido a la ceremonia. Además el bautizo en sí no fue muy pesado, y luego pasamos a la casa parroquial a tomar unos canapés y unas copitas de champán. De esa guisa me veréis en la foto de abajo, junto a diversos cuadros de temática religiosa. Eran unos cincuenta invitados o así, entre adultos, niños y bebés; la mayoría, profesores compañeros de Pedro, con los que pude charlar en inglés. Es curioso, me entendía bastante bien con ellos, no como esta mañana haciendo el Listening en clase, donde me daba la impresión de que todos hablaban borrachos o como si se hubieran metido algo inconfesable en la boca.
Eso sí, tras la party tocó, a la familia más reducida, recoger todo y arramblar con la montaña de regalos de Marcelo para introducirlos en un taxi hasta el domicilio de los orgullosos papás. Recuperamos fuerzas yendo a por comida en un hindú. Y el picante no se repitió por la noche, eso da prueba del cansancio que arrastrábamos...
Poco más que decir, me reclaman los dos o tres folios de apuntes pendientes. Que he vuelto encantado, y con ganas de regresar a la capital sueca, quizá con un clima más agradable. Mañana si puedo comentaré alguna impresión más.
lunes, marzo 02, 2009
Dop.
Nos remontaremos pues a unas horas antes de mi partida. Ante la perspectiva de una noche insomne me hallaba viendo un filme soporífero, High School Musical 3: una especie de Utopía adolescente que al final termina como una melódica invitación a cortarse las venas. ¡Glups! Como sea que su director es coreógrafo, y la mayoría en ese oficio suelen ser gays, me entretuve en deducir algunos guiños en ese palo, en especial todo lo que tiene que ver con el personaje de Lucas Gabreel, no en vano uno de los integrantes de la troupe de Harvey Milk.
Salimos a las 2.30, con un conductor gañán en la misma línea del Manolo de El diez por ciento, y hasta las 10:30 no salió al avión hasta Estocolmo. Amenizamos la espera con la Fotogramas, entre otras cosas. Puede que en su día Iberia fuese una compañía con mucho prestigio, yo solo puedo suponer que, en su afán por reducir costes, convirtió la aeronave en una lata de sardinas o quizá una sauna sueca, sin música, casi sin aire acondicionado y, desde luego, sin consumiciones. Y no es que fuera un vuelo de transbordo, que eran casi cuatro horas.
Sobre las 14:30 llegamos al aeropuerto de Arlanda, donde esperamos a Pedro en la primera cafetería. Luego taxi a la capital, que está a unos 40 km., y parada en el albergue. Pese a ser un albergue, y no un hotel, estuvimos muy bien allí. Además (y esto es algo importante) este factor incluía un montón de gente joven, rubia, alta, de ojos azules y por lo general guapa; que además, ejem, debían de compartir baño. No en nuestro caso, que disponíamos de nuestro propio aseo. ¡Por Libia, debía de ser la fucking suite del albergue! Pero bueno, ese día no nos dio tiempo a más que a ir a casa de Pedro y Lisa, a unos diez minutos andando, a verles a ellos y a Marcelo, quien al principio se extrañó mucho de esa visita hispana cogiendo un berrinche. Por cierto, horario europeo: cenamos pronto, unas delicias de pollo con arroz muy buenas, y nos acostamos pronto también, molidos tras la noche en vela.
Al día siguiente tomamos el desayuno, admirando de nuevo la pasarela invernal suecos-suecas, y luego a hacer turismo ya en sí. Primero el Ayuntamiento. Por cierto, no se si huelga decirlo, pero la mayor parte de Estocolmo estaba nevado, y los lagos congelados. De vez en cuando salió el sol, pero un poco para engañar. En el Ayuntamiento se da el almuerzo a los premios Nobel, esos escritores a los que suelo leer poco y a veces desconozco que existan. Cruzamos el puente y nos metimos a redesayunar en La fábrica del chocolate, aunque yo tomé té. Vimos el barrio viejo, algún gran almacén, la zona comercial, el cogollito en sí. No hubo mucho tiempo para el consumismo, pero a mí me gustó el gorro ruso de Pedro y quise llevarme uno de recuerdo. Así fue, cogimos uno de algo menos de 400 coronas (40 euros), rebajado a la mitad, que no fue un mero souvenir sino una herramienta muy útil para luchar contra la nieve y el frío tanto el viernes como el sábado.
Luego cogimos el bus hasta el restaurante donde habíamos quedado con Lisa, Gerd y el tío de Lisa, cuyo nombre temo haber olvidado. Ese sitio se fundó en 1731, lo cual deja en pañales a Casa Benito. Vegetarianos abstenerse, tomamos un filete de reno, sí, de esos bichos de Papá Noel que al día siguiente vería en Skansen. Conste que los tienen domesticados en granjas, no van por ahí volando delante de un trineo. Era como carne picada, y me supo muy bien. Luego fuimos a ayudar a Lisa a llevar a Marcelo a casa, que tienen el ascensor escacharrado y hay que subir la sillita a pulso. Por la tarde intentamos llegar al museo Vasa, uno de los dos más importantes de Estocolmo, pero, ay de estos horarios invernales, ya había cerrado. Al menos tomamos el barco para el regreso, dejando que el gélido aire nos curtiera la cara. Atravesamos de nuevo la zona comercial, con parada en una librería, qué menos. La semana pasada se estrenó en Suecia la adaptación al cine de Los hombres que no amaban a las mujeres, primera entrega de una trilogía que ha sido todo un pelotazo, incluyendo Pozuelo. Yo no la he leído, pero espero hacerlo pronto. No compré nada de todos modos, que aún conservo caudal de la Cuesta Moyano.
Pedro nos llevó a cenar a un restaurante por la zona en la que vivía él antes, el Pelícano (nombre españolizado, desde luego) Aún a riesgo de sonar ridículo, trataré de transcribir el nombre del plato que tomé: Pitt y panna, ¿podría ser así? Supongo... Una mezcla de cuadraditos de patata con trozos de bacon, pollo, etc. Todo ello coronado por un señor huevo frito.
Bueno, me falta el día grande, el del dop (bautizo) y la mañana en Skansen, un lugar que me ha parecido mágico y lo pongo en el mismo nivel que otros de diversos países que me han marcado de forma especial. Ahora, a sanear la casa y la clase.