miércoles, septiembre 30, 2009
Necesitamos váteres y tés.
Hoy aprovecho para escribir aquí porque se han suspendido las clases con motivo de la apertura oficial del curso académico. El rector, que parece un hombre cabal (yo le voté, y pocos alumnos hicieron el esfuerzo de meter la papeleta) concedió una entrevista al Diario de León el pasado domingo, en la que decía que lo que de verdad necesitaba la universidad eran científicos e ingenieros, si no recuerdo mal. Bueno, confieso que no leí la entrevista en su totalidad y por tanto sus razones tendrá para afirmar esa sentencia, plausible de ser mal interpretada. Eso sí, ha tenido la buena voluntad de arreglarnos la facultad, o al menos la biblioteca y los aseos, pero dicha voluntad se ha torcido un poco por razones que ahora no puedo dilucidar, y que tienen que ver con el retraso en su ejecución. El lunes nos encontramos con la sorpresa, poco higiénica, de que solo había unos servicios para toda la facultad y la sorpresa, poco armoniosa, de que las obras de nuestros meódromos aún están siendo llevadas a cabo, y sobre las clases sobrevuela en ocasiones el ruido de martillazos y taladros.
Hum... ¿Qué pensarán los Erasmus de esto, todo ese bello y rubio gineceo de polacas, francesas, eslovenas, belgas, australianas y demás, que parecen querer resucitar en nuestra clase el dogma del neolandismo? Por no hablar de los fichajes al vuelo vistos por toda la facultad, gracias a los cuales mi cuello está bien ejercitado para girarse. Espero que no piensen que esto forma parte del carácter español, porque si es así reniego de él. Es como las obras del entorno del Conde Luna, que ahora están acabando a toda prisa a ver si ponen la acera y el cartel de Americanos, os recibimos con alegría... Yo siempre digo que esta ciudad cada vez se parece más a Madrid, pero sobre todo en lo malo. No entiendo tantas obras, no entiendo tantos coches pero al menos lo que sí es verdad es que la carrera la estoy disfrutando mucho más aquí, en nuestra reducida clase por ahora triplicada con el auge del multiculturalismo.
Nosotros no somos científicos ni ingenieros, quizá alguien nos vea como los dandys de la universidad y a no pocos les gustaría darnos la patada y que nos fuéramos con nuestros desvalorizados estudios a otra parte, que nos descolgáramos de las ubres del presupuesto. Somos pocos, sí, pero creo que precisamente por ello somos más necesarios. ¿Qué clase de cyborg enseñará español a vuestros hijos, de lo contrario? ¿O hacemos como en los mencionados Maristas, donde todos los hermanos daban de todo aún sin tener idea de nada? A mí no me importa que seamos pocos, de hecho me siento como en familia. El primer día tuvimos una asignatura llamada Métrica y Retórica, de la que quizá hable en el otro blog. Allí surgió una frase de Juan Ramón Jiménez: A la inmensa minoría, siempre. Yo no soy tan radical, pero a la hora de escoger mis gustos no me fijo ni en minorías ni en mayorías. Cuando me metí en la Escuela de Cine no me fijé si tendría éxito o no, aunque de hecho al principio lo tenía y mucho; cuando me metí en Filología, en León, tampoco me importó ese burdo soniquete de si tendría salida o no, y vaya que si la tiene; tampoco me importa si mis blogs son más o menos leídos, y no me preocupo de hacer publicidad, aunque el de poesía va subiendo para mi sorpresa; tampoco me subo al carro de las modas, no pienso escribir sagas de vampiros ni novelas negras en gélidos parajes ni intrigas históricas con nombres de famosos, antes bien algo como Los Abrasadores que, francamente, dudo que la mayoría de editoriales quisiera publicar...
No, no me importa la minoría. Me importa estar agusto, y allí lo estoy. Incluso aunque, por no haber, ahora no haya ni máquina de té, si es que se puede llamar así al aguachirri con sabor a limón que al menos me calentaba al llegar el frío. Pero no importa, si hay que ir a clase en condiciones de guerrilla pues se irá. Lo prefiero siempre que tenga que pagar 600 euros de matrícula antes que 6000. El rector necesita científicos e ingenieros, pero nosotros somos más prosaicos, nos conformamos con váteres y tés.
domingo, septiembre 27, 2009
En la víspera de Tercero.
Mis nuevos y saludables hábitos casan mal asimismo con los de siempre. Con el furor de un recién converso, he experimentado agujetas que, respecto a mi consola más reciente, reciben el nombre de wiinitis. Eso por no hablar de los viajes que le he metido a la lámpara al practicar yoga... Eso con el Super Mario nunca hubiera pasado (ahí solo podías lesionarte los pulgares) El tapeo leonés, referencia internacional de nuestra ciudad quizá por encima de sus monumentos, es una seria amenaza contra el régimen de la balanza parlanchina y tocapelotas. Pero, como milagro de inicio de curso, he logrado mantenerme en la línea. Y eso pese al itinerario que describiré ahora.
Primero empecé de asamblea en el Senso, con los compañeros de Diversidad, degustando un vinito, que dicen que viene bien para el corazón (el aceptable, supongo, no el matarratas) Luego tocó la Céltica con una vieja conocida, la Delirium Tremens. Algo que se llame así ya es de temer... Como había que llenar el estómago con algo como fuera, nos trasladamos al Húmedo para una sesión de calóricas, grasientas pero necesarias tapas. Con wiinitis o sin ella, tuve que hacer un absurdo viaje hasta el CCAN para que al final el único descubrimiento allí fuera una de las revistas más degeneradas que he leído, el Tmeo. Al final hubo regreso al Húmedo pero sin dilatarlo mucho, que al comienzo no hay que gastar todo el gas.
Así pues, creo que se me disculpará el que mi inspiración no esté muy activa, habrá que esperar al informe sobre la vuelta al cole, sobre esa carrera que, aunque hoy no me atrevería a jurarlo, constituye todo un placer para mí. Que el gobernador de Libia (el de verdad, no el que va plantando jaimas por el mundo) me acompañe en esta nueva singladura. Y a vosotros en las vuestras, of course.
miércoles, septiembre 23, 2009
Día de la Bisexualidad.
lunes, septiembre 21, 2009
Otra de cine español.

viernes, septiembre 18, 2009
Pagafantas (II)
En Pagafantas se nota quién es el único personaje vasco, vasco, y para mí es inevitable que su modo de hablar me resulte divertido, y en mayor grado cuanto más enfadado está. No revela esto ningún tipo de discriminación, ya me pasaba con la anterior ministra de Fomento y supongo que en otras partes de España se reirán también de mi acento cazurro.
Al igual que Mentiras y Gordas, aquí importa mucho el juego de identificación con el espectador que a mí también me toca en proporción variable, aunque será mejor no sacar mucha información por si llega a quien no quiero. Aparte de ello, también me hizo gracia por la manera en que la chica se burla del modo de hablar español, y eso que en teoría es la variante estándar; del mismo modo se choteaban los mejicanos que hemos conocido, aunque a mí sus chuflas siempre me sonaron algo pueriles: ¡Hossssssssstia, tíos, qué pasa joderrrrrr! Por otra parte, Bunbury es tan omnipresente que parece un personaje más, aunque me quedé con las ganas de un cameo real y no fingido.
Esta es una película efectiva, eso sí, y eso es justo lo que necesita el cine español. A mí me dio una cierta sensación como de capítulo de serie alargado, supongo que a eso ayuda su corta duración. Me sorprendió bastante que ganara el Premio de la Crítica y el Premio al Guión Novel en el Festival de Málaga, pero no olvidemos que en dicho festival entró a concurso Fuga de cerebros y que, cuando no hay mucho en donde elegir, mejor es tirar con lo menos malo. Esto también ha pasado en la lista de los Oscar porque, excepto la de Trueba que aún no se ha estrenado, ninguna de las otras dos ha obtenido unanimidad de críticas positivas, siendo superadas curiosamente por Pagafantas.
La comedia es un género muy difícil, al menos si quiere hacerse bien, y hay tantos tipos de humores que raramente todo el público podrá unificarse en su valoración. Yo reconozco en esta película una calidad decente, por encima de la media, una voluntad decente a la hora de realizarla y me alegro de que, gracias también a un muy buen uso de la publicidad en toda clase de soportes, haya podido llenar salas frente a la matraca infernal de los Trasnformers y compañía. Yo mismo estuve a punto de ir a verla en Madrid, pero al final el cine se quedó en una sola sesión, para que los gastos de mi viaje no fueran tan compulsivos como habitúan. ¿Hubiera merecido la pena pagar casi seis euros por su visionado? No estoy seguro, de todos modos parece claro que Pagafantas amortizará con creces su reducido presupuesto…
jueves, septiembre 17, 2009
Pigmalión vuelve al cole.
http://pigmaliontv.blogspot.com/
He puesto un enlace al blog porque allí está colgado el noveno capítulo y además podéis dejar un comentario, ya sea alabando, vituperando u optando por una vía media entre ambas acciones. De todos hemos tenido, pero ya lo dijo Pío Baroja, Que hablen de uno aunque sea mal.
¡Feliz vuelta al cole a Pigmalión y a todos en general! El juego continúa.
miércoles, septiembre 16, 2009
Pagafantas (I)
Respecto a Pagafantas, no se tome como un título literal sino más bien genérico. La chica de la película no toma fantas, antes bien cervezas a pares y de ahí para arriba. Por su parte, el chico, pese a ser un vasco de pelo en pecho (y en panza), soporta mal el alcohol, y no recuerdo que la invite a nada. Es un aspirante a ligón que sale todas las noches pero en plan abstemio, que es el plan más económico para salir. Me sorprende cómo, por tomar unos chupitos, llega a perder la conciencia mientras que ella no solo no se emborracha sino que consigue practicar unos imaginativos peinados, pese a no tener la menor experiencia.
Este es uno de los absurdos de la película, pero tiene bastantes. Si ella es fan de Héroes del Silencio desde que era niña, ¿cómo puede tragarse que el otro interviniera en la composición de Entre dos tierras? ¿Es tonta de capirote? Y encima, en la escena del karaoke, sale una pantalla en la que aparecen los verdaderos autores de la canción. Por no hablar de la boda en alta mar, a bordo de un pesquero con una especie de Capitán Pescanova de oficiante. ¿De verdad pretenden que creamos que eso tiene validez legal? Todo es posible en Euskadi, pero…
Es una comedia absurda, con personajes absurdos que se comportan de manera absurda. Lamento no participar del entusiasmo general, porque me habían puesto las expectativas muy altas, pero reconozco que tiene puntos muy divertidos. Lo que más me gustó fue el concepto del que parte el filme, y esos clips documentales en los que se describe la figura del pagafantas y la variedad de posturas que puede adoptar a semejanza de un Kamasutra casto. El guión juega con la vergüenza ajena, y la propia. Pretende que nos identifiquemos con el protagonista, pero supongo que incluso entre los pagafantas hay clases, y este tipo alcanza unos niveles tan grandes de cretinismo que al final uno no tiene ganas ya ni de reír, sino de que le parta la cara a la tía, quien en el fondo no tiene culpa de nada, o mejor aún de partírsela a él enviando el puño hacia la pantalla, como si se estuviera jugando al Wii Sports.
A mí el tío me da pena pero no porque no consiga follar (culpa suya si quiso dejar a su novia formal), sino porque el resto de su existencia es una basura. Tiene una basura de empleo anticuado, una familia basura con una vieja momia que nadie sabe qué pinta allí, su vida intelectual es un erial y no parece que quiera mejorar ni en lo físico ni en lo psíquico. Ni si quiera se aferra a eternizarse en una carrera, como su amigo. Así pues, si se lo juega todo a un comodín que le sale rana, ¿cómo no va a resultar patético? Hombres somos, y por naturaleza tenemos unos instintos primarios encaminados en principio a la reproducción, por lo cual es muy apropiado que la terminología del pagafantas se ilustre con una variopinta fauna. Sin embargo, tampoco es plan de dejar que nuestro espíritu animal nos humille. Y tampoco es un proceso que repercuta solo en hombres heterosexuales o bisexuales. El propio director de esta película dio la conexión con Mentiras y Gordas, en la que el personaje de Mario Casas es un pagadrogas gay y llega al extremo de empeñar el dinero de sus estudios para ese fin. Eso sí, consigue más que su colega vasco, al menos un abrazo desnudo y pasado por agua en el que ¿no se empalma? Otro fallo más para la película de Albacete y Menkes, y si en esta el problema es el exceso de sexo, en Pagafantas es lo contrario.
lunes, septiembre 14, 2009
Monstruoso doblaje.

sábado, septiembre 12, 2009
El jardín de las delicias.

En ocasiones mi móvil es capaz de tomar fotografías aceptables, pero lo normal es que no me entienda con él más allá de lo obvio: llamar, mandar mensajes y querer machacarlo cuando me despierta los días de clase. Por fortuna, en algunos acontecimientos de mi vida sí que he tenido cámara, aunque fuera de prestado. Ese fue el caso del maravilloso viaje a EEUU, del cual tuve una rememoranza en el estanque de la foto, dedicado al ilustre sueco Linneo.
Esto es una secuoya gigante, no se si tan grande como las que había en el parque de Yosemite pero en todo caso imponente entre esa especie de Torre de Babel de árboles que conforma el Jardín. Veamos si el cartel nos ilustra algo.
Sí, de California, desde luego. Una de las curiosidades del recinto es una galería de bonsais donada por Felipe González. Allí me encontré a un joven extranjero, rubio y mochilero, portando una gran cruz al cuello. No vi a Adán y a Eva pero, como si fueran la némesis del anterior, había una pareja de gays gorditos y calvitos, retozando en ocasiones sobre un banco el uno sobre la mullidez del otro. Además, familias con niños y abundantes grupos de jubilados, supongo que del propio Madrid. Curiosos museos, donde los propios visitantes se muestran tan dignos de contemplación. Además había un par de invernaderos, con una planta que estoy degustando ahora mismo.
No se lee muy bien pero es té, al menos eso ponía en el cartel. Unas hojas casi imprescindibles para mí. En fin, tenía algunas otras imágenes que creí aprovechables pero al verterlas a este ordenador veo que no es así. Por suerte me quedan un par más a modo de apéndice. Este año supongo que sabréis que se celebra el bicentenario del nacimiento de Darwin. Lo triste de estas efemérides es que mucha gente solo se acerca a los artistas como moda pasajera, pero lo bueno es que en otros casos sirven como incentivo y a mí, a quien la materia de Darwin me quedaba muy lejos, reconozco que me ha subyugado.
Dicha celebración quedaba bien reflejada en el Jardín Botánico y estaba en relación directa con la exposición dedicada al naturalista en el Museo de Ciencias Naturales, de donde es mi foto con el orangután que colgué hace poco. Allí compré el Viaje de un naturalista alrededor del mundo, edición de bolsillo, y me hizo ilusión descubrir, dentro de la serie de ediciones españolas de su obra, un ejemplar de El origen de las especies dentro de la colección Centenario Espasa, que es la que he leído yo esta primavera. Es el de la derecha.
Al igual que la Divina Comedia, que me estoy leyendo en la misma colección, es una gran obra con quizá algún momento un poco abstracto para novicios pero en todo caso merece la pena el tiempo que llevan. Una vez he acabado este texto, en el que resumo algunos aspectos de mi viaje a Madrid, me queda la firma, que en esta ocasión colgaré como imagen. Os explico: otro de mis cónclaves culturales fue en el Matadero, pues era una vergüenza que en nuestro barrio, el de Legazpi, hubiera una galería de arte desde hace algunos años y yo aún no me hubiese pasado por allí. El sitio, como el MUSAC, tiene algunas áreas que parecen un poco tomadura de pelo, junto a exposiciones interesantes como una de diseñadores japoneses en la que escribí lo que veis abajo. Había una pantalla en la que podías escribir algo en español y luego se transcribía a caracteres japoneses. Sospecho que lo hice mal pero, como la semana que viene pretendo apuntarme a un curso de japonés para principiantes, pues es buena ocasión para despedirse así. ¡Sayonara!
jueves, septiembre 10, 2009
Inestable.

martes, septiembre 08, 2009
The thin red line.
