¡Ah! Pronto tendré que volver a verme las caras con esos lingüistas que son capaces de poner cuarenta collares distintos al mismo perro. Supongo que por eso ahora estoy escribiendo aquí y no en la novela. No importa. De esta tengo escrita aproximadamente la mitad de lo que calculo que durará. Ohú, eso es más de lo que yo pensaba que haría. Sobre todo porque con este tiempo me cuesta escribir según qué cosas. No se si habréis leído algún fragmento, pero a veces tengo que recurrir a experiencias y sensaciones mías que no son agradables de sacar, mucho menos con las reblandecidas neuronas del verano (creo que eso es lo que me pasa exactamente con el capítulo que tengo ahora entre manos).
Con todo, se puede permitir una pereza pasajera si lo que se pretende es reservar fuerzas para lo inevitable. Tengo un buen incentivo, un viaje a Madrid después en el que hay puestas bastantes expectativas. En eso pensaré cuando el sueño o la fatiga me cierren los ojos como se me están cerrando ahora mismo...
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