lunes, enero 30, 2012

De Faraón a Moisés.

Se acabó. Al margen de un examen para subir nota puedo afirmar, con poco margen para la duda, que el primer cuatrimestre está aprobado y que mañana puedo ir a Madrid ligero de equipaje. Es mi primera visita desde que se ha inaugurado el Botellato, pero, la verdad, parece que en los últimos días se está luciendo el ex-regidor, Gallardón. Después de ser Faráon, con múltiples obras, múltiples aspiraciones a los juegos olímpicos y la pía invasión de la capital el verano pasado, ahora se ha vuelto un Moisés, y solo le ha faltado sacar las nuevas tablas de la ley; no quiere perder el tiempo, vaya. 
Cumpliendo compromisos electorales, lo cual es muy loable, sobre todo si uno está en su grupo de votantes, no tan numeroso como se ha señalado... De todos modos, no van a la raíz del problema. ¿A quién le gusta el aborto? A mí no, desde luego. Tampoco tendría que sufrirlo. Las adolescentes de 16 y 17 años no pueden votar, así que poco importa su opinión, sí en cambio la de aquellas mujeres que ya no tienen capacidad de reproducción y que representan un número no desdeñable de votantes para el gobierno. Tampoco tendrían esta capacidad los curas, políticos, tertulianos de derechas, etc. Si no quieren abortos en bachillerato, podrían empezar por dar una buena educación afectivo-sexual en bachillerato. ¿O eso tampoco les gusta? 
En todo caso, Gallardón siempre ha sido un político mutante. Un verso libre, sí, tan libre que ensancha o acorta su mente según las circunstancias. De la portada de la Zero resulta que ahora ha pasado al siglo XIX, interpretando a Albéniz en la última película de Garci. ¿Habrá regresado al XXI? En todo caso, sea quien sea el que mande yo mañana voy a ir allí, y espero pasármelo muy bien, al menos cambiar el chip que siempre es positivo. A falta de saber cuánto pasaré por la red, os puedo decir que nos vemos al regreso. 

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