Desde mi última escapada a Gijón, tengo a bien informar que la tesina ha seguido tomando forma de manera bastante satisfactoria, a mi juicio, cumplimentando en la medida de lo posible todas y cada una de las correcciones y/o sugerencias que me encontré en el borrador. Una de las razones de su mejora ha sido el incremento de fuentes, a través de librerías, bibliotecas públicas y universitarias (amén de la mía propia y la de otras personas), el consabido recurso de la red, etc. Entre otras sanas costumbres que he ido adquiriendo este año, en los últimos días me he despertado bastante pronto de forma natural, sin sonidos estridentes. Así, el domingo me acerqué hasta el rastro para ver si adquiría alguna ganga que sumar a la bibliografía. Así fue, obteniendo información de forma directa, con un ensayo acerca de enigmas del cristianismo con una sección sobre el Grial, y de forma indirecta con una novela histórica, que quería leer desde hacía tiempo ha, cuya temática está en estrecha relación con varios de los temas de la tesina: Q (corto título para un bonito tocho de libro).
Entre tanto hereje, también yo haré un auto de fe al decir que, en el presente año, me he dejado llevar por bastantes libros que nada tenían que ver con el doctorado, lo cual tal vez influya en el resultado final de la tesina. Y no aprendo, ahora me he enredado también con Q, que, no obstante, algo sí tiene que ver. Me ha enganchado como lo hizo el año pasado A Song Of Ice and Fire, saga con la que guarda bastantes similitudes. Entre Calibán y la bruja de Federici, La mujer de púrpura de Winterson, Q y otras lecturas, ando perdido entre brujas, herejes, griales y tantos temas que no se si estoy concluyendo una tesina o preparándome para opositar a colaborador de Cuarto Milenio, cuya próxima temporada está por fortuna cerca.
En todo caso, hoy toca ir a León para ver a familia y amigos de Granada, antes de que enfilen camino al sur. La maquinaria no se para, empero, con nueva remesa en la biblioteca de allí y quizá otras adquisiciones. Cuando vea a mi directora en septiembre, y confío en hacerlo pronto, no podrá pillarme con el cuadernillo de verano sin completar. Aunque los últimos retazos, como es obvio, tendré que remendarlos con ella. Así sea. ¡Comienza la diversión!
miércoles, agosto 26, 2015
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