Vista panorámica desde uno de los miradores del Albaicín, aunque no el más famoso: el de San Cristóbal. Se ve la muralla árabe, luego la Alhambra y la sierra. No pude hacerla tan bien como quería porque dicho mirador, minúsculo, estaba tomado por una horda de chavales en plan daños colaterales de Física o Química. Por lo visto les importaba un carajo tanto la vista como los turistas que acudían hasta allí, pues lo habían tomado por completo y estaban sentados de espaldas al paisaje, en una especie de botellón sin botellón.
El barrio del Albaicín es una especie de laberinto cretense con gran concentración de teterías y rastafaris. Como muestra de la variopinta población que lo habita, ahí tenéis la leyenda que corona esta vivienda, la cual yo también aceptaría gustosamente: Hakuna Matata, ¡vive y deja vivir!
Esta semana los comentarios serán sucintos, porque así tienen que serlo. Dejaré que sean las imágenes quienes hablen esta vez...
No hay comentarios:
Publicar un comentario