Aquí estoy de nuevo, un año mayor en cuerpo y experiencia pero jamás en espíritu. Como nos hallamos ante un domingo tonto, Silly Sunday, pues me propongo a picotear un poco de aquí y de allá.
- De la celebración de mi cumpleaños: fue íntima, reducida pero a mí me gustó, sobre todo porque los incidentes de la misma noche de hace un año ya parecen lejanos. Que, aunque sea ahondar en lo obvio, vamos para arriba, y de vez en cuando se tienen más ganas de tomar las copas en casa antes que pagarlas a precio asequible comparado con el de Madrid pero aún así gravoso para las alforjas del parado. En mi defensa he de añadir que anoche fue la facción más joven la que nos disuadió de salir por el Húmedo un rato. Pero sus razones tenía, oiga. No las escribo, pero las respeto. Piso franco forever.
- Del estreno de mi cumpleaños: hace un año coincidió en la misma fecha el estreno de Yo soy la Juani, un filme lleno de eslabones perdidos, triste anticipatorio de verdaderas tropas de macacos como las que íbamos a encontrarnos aquel mismo fin de semana. Pero claro, la película pinchó. Sin ser del todo una basura, el público al que iba dirigida prefirió gastar su dinero en el tunning, las pastis y los tangas del Carrefour antes que sentar el culo en una butaca. Como el cine español es incomprensible, ahora preparan una segunda parte.
En esta ocasión han estrenado otra película que también saca los instintos más primitivos del homo sapiens, aunque en este caso con mayor éxito de público y, por increíble que resulte, de crítica. Eso sí, la campaña promocional en España está siendo absolutamente demencial. Del original Superbad han traducido a Supersalidos, y han asignado la estrategia publicitaria a una revista de esas de culos y tetas. Por lo general, las películas suelen destacar las reseñas positivas de periódicos, revistas especializadas, siendo elitistas algún Cahiers du Cinema, algo así. Pues bien, la única que tiene el cartel del filme es de la susodicha revista de tetas y culos, que también debo suponer fue la encargada de enviar a la presentación de la cinta a una tía rubia de nombre extranjero que no pinta nada en la película, que creo que es actriz y sale en una serie que yo jamás he llegado a comprender, se que salen policías, y su única finalidad en la foto imagino que era esta de florero junto a los tres feos (alguno no tanto) protagonistas.
El guionista de esta película es Seth Rogen, que ya hizo una buena labor en la comedia Virgen a los 40, y del que dicen que junto a otros de la tropa están formando un resurgimiento de la comedia friki americana, pero con cierto marchamo de calidad. Yo espero ver el filme y ya os comentaré, pero vamos, que si por el marketing tuviera que fiarme, sospecharía que estoy ante la cosa más descerebrada posible y saldría corriendo hasta encontrar al Bergman más cercano. Ya veis. A fin de cuentas, esto también es una vuelta al cine de los 60-70. Pero no al que hablábamos el otro día. Más bien al de Porky´s, Desmadre a la americana y la ya citada Revenge of the Nerds.
- Del outing (salida del armario) de mi cumpleaños: no, no hablo de mí ni de nadie real. Hablo de una noticia que me sorprendió. Mal que le pese a Alejandro, voy a hablar de Harry Potter. Su última entrega no me sorprendió nada, pero sí la declaración de su autora, de que el director del colegio de magos, Dumbledore, era homosexual y se enamoró de su compañero Grindelwald, a quien en dicho tomo se presenta como muy atractivo. Eso sí, luego su amado se pasó al lado oscuro y tuvieron que hostiarse a varitazo limpio. Pero, caramba, señora Rowling, esto sí que es una historia de puta madre, ¿y va usted y me aburre hasta la saciedad en su desenlace con los previsibles amoríos de los adolescentes, desembocando en un final de lo más conservador y, peor aún, abierto a secuelas? Bueno, la sorpresa es relativa, porque ya me imaginaba que en ese internado tenía que haber más armarios que en la saga antecesora de Narnia. Eso sí, la veda se abrió a posteriori. Primero, el Potter cinematográfico dice que no le importaría hacer de gay. Ahora, esto. Y para la próxima película, menudo cachondeo, a ver si se va a malinterpretar toda la protección que el anciano siempre quiso prestar a su pupilo. En fin. Teniendo en cuenta que lo escribe una mujer, a mí siempre me ha parecido curioso que, bajo mi punto de vista claro está, esta serie esté llena de personajes masculinos bastante más enigmáticos, oscuros e interesantes que los femeninos. El último secreto acaba de aparecer. Pero es una pena que no lo sacara en papel. A fin de cuentas, eso no le iba a hacer menos millonaria, y sí más rompedora. En el peor de los casos, los polacos meterían a Dumbledore en el gulag de los personajes infantiles invertidos, en la celda contigua a Twinky Winky. Pero sería un riesgo perfectamente asumible.
- De la celebración de mi cumpleaños: fue íntima, reducida pero a mí me gustó, sobre todo porque los incidentes de la misma noche de hace un año ya parecen lejanos. Que, aunque sea ahondar en lo obvio, vamos para arriba, y de vez en cuando se tienen más ganas de tomar las copas en casa antes que pagarlas a precio asequible comparado con el de Madrid pero aún así gravoso para las alforjas del parado. En mi defensa he de añadir que anoche fue la facción más joven la que nos disuadió de salir por el Húmedo un rato. Pero sus razones tenía, oiga. No las escribo, pero las respeto. Piso franco forever.
- Del estreno de mi cumpleaños: hace un año coincidió en la misma fecha el estreno de Yo soy la Juani, un filme lleno de eslabones perdidos, triste anticipatorio de verdaderas tropas de macacos como las que íbamos a encontrarnos aquel mismo fin de semana. Pero claro, la película pinchó. Sin ser del todo una basura, el público al que iba dirigida prefirió gastar su dinero en el tunning, las pastis y los tangas del Carrefour antes que sentar el culo en una butaca. Como el cine español es incomprensible, ahora preparan una segunda parte.
En esta ocasión han estrenado otra película que también saca los instintos más primitivos del homo sapiens, aunque en este caso con mayor éxito de público y, por increíble que resulte, de crítica. Eso sí, la campaña promocional en España está siendo absolutamente demencial. Del original Superbad han traducido a Supersalidos, y han asignado la estrategia publicitaria a una revista de esas de culos y tetas. Por lo general, las películas suelen destacar las reseñas positivas de periódicos, revistas especializadas, siendo elitistas algún Cahiers du Cinema, algo así. Pues bien, la única que tiene el cartel del filme es de la susodicha revista de tetas y culos, que también debo suponer fue la encargada de enviar a la presentación de la cinta a una tía rubia de nombre extranjero que no pinta nada en la película, que creo que es actriz y sale en una serie que yo jamás he llegado a comprender, se que salen policías, y su única finalidad en la foto imagino que era esta de florero junto a los tres feos (alguno no tanto) protagonistas.
El guionista de esta película es Seth Rogen, que ya hizo una buena labor en la comedia Virgen a los 40, y del que dicen que junto a otros de la tropa están formando un resurgimiento de la comedia friki americana, pero con cierto marchamo de calidad. Yo espero ver el filme y ya os comentaré, pero vamos, que si por el marketing tuviera que fiarme, sospecharía que estoy ante la cosa más descerebrada posible y saldría corriendo hasta encontrar al Bergman más cercano. Ya veis. A fin de cuentas, esto también es una vuelta al cine de los 60-70. Pero no al que hablábamos el otro día. Más bien al de Porky´s, Desmadre a la americana y la ya citada Revenge of the Nerds.
- Del outing (salida del armario) de mi cumpleaños: no, no hablo de mí ni de nadie real. Hablo de una noticia que me sorprendió. Mal que le pese a Alejandro, voy a hablar de Harry Potter. Su última entrega no me sorprendió nada, pero sí la declaración de su autora, de que el director del colegio de magos, Dumbledore, era homosexual y se enamoró de su compañero Grindelwald, a quien en dicho tomo se presenta como muy atractivo. Eso sí, luego su amado se pasó al lado oscuro y tuvieron que hostiarse a varitazo limpio. Pero, caramba, señora Rowling, esto sí que es una historia de puta madre, ¿y va usted y me aburre hasta la saciedad en su desenlace con los previsibles amoríos de los adolescentes, desembocando en un final de lo más conservador y, peor aún, abierto a secuelas? Bueno, la sorpresa es relativa, porque ya me imaginaba que en ese internado tenía que haber más armarios que en la saga antecesora de Narnia. Eso sí, la veda se abrió a posteriori. Primero, el Potter cinematográfico dice que no le importaría hacer de gay. Ahora, esto. Y para la próxima película, menudo cachondeo, a ver si se va a malinterpretar toda la protección que el anciano siempre quiso prestar a su pupilo. En fin. Teniendo en cuenta que lo escribe una mujer, a mí siempre me ha parecido curioso que, bajo mi punto de vista claro está, esta serie esté llena de personajes masculinos bastante más enigmáticos, oscuros e interesantes que los femeninos. El último secreto acaba de aparecer. Pero es una pena que no lo sacara en papel. A fin de cuentas, eso no le iba a hacer menos millonaria, y sí más rompedora. En el peor de los casos, los polacos meterían a Dumbledore en el gulag de los personajes infantiles invertidos, en la celda contigua a Twinky Winky. Pero sería un riesgo perfectamente asumible.
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