Esto del Día del Libro no deja de ser algo parecido al Día de la Madre, del Padre, de los Enamorados, etc. Yo he venido comprando un libro por semana, pero hoy no he comprado ninguno, desde luego. Ni siquiera ese que vale un euro y trae treinta autores leoneses. Vaya manera de apoyar las letras de mi tierra. En el taller del MUSAC, una chica de la que por desgracia recuerdo poco, y es una pena que no hayamos mantenido el contacto la gente de allí, me dijo que podía firmar mis libros en la Feria. Bueno, por poder, podría haberlo planteado. Pero, bah. Si alguna vez voy ahí, espero que sea cuando me paguen a mí por escribir y no pague yo por publicar.
Los dos libros que os he recomendado esta semana no están en la lista de los más vendidos. Ni siquiera en la lista de los cien mil más vendidos. Pero se recomiendan solos. ¿Qué hacen deportistas firmando biografías que no han escrito? ¿A quién coño le importan esas biografías? ¿Se acordará alguien del libro de Risto pasados unos años? ¿Por qué dicen que el mercado literario está saturado cuando es mentira? Está saturado, sí, pero de mierda. El otro día salió un directivo de una editorial diciendo que, de dos mil originales que les llegan al año, acaso publican el uno por ciento. Porque tienen un nivel muy alto de exigencia. Seguro...
Yo voy a hacer lo único que puedo hacer, escribir. Aunque sean unas líneas...
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