Da igual, ya se lo que espera a partir del lunes, salvo sorpresas. En el periódico El Mundo se citó a esta ciudad como la más envejecida del país (salvando Torrevieja, por eso de los jubilados), de todos modos yo no creo que el problema sea el envejecimiento de las personas, sino el de las ideas. Esto también puede afectar a jóvenes, como podré comprobar mañana, ya no es solo el desfile de antiguallas que se van arrastrando hasta la urna, con una fidelidad a prueba de todos los achaques. Algún político, en un raro acceso de sinceridad, ha llegado a decir que mejorar las comunicaciones servirá para que los jóvenes se vayan más rápido de aquí. ¡Eso sí que es tirar para casa!
Yo, al margen de las virtudes que aquí encuentre, las hay y no en poca cantidad, solo vine para hacer una carrera y, en esa lógica, mi previsión es marchar cuando la termine. Además, en mi titulación hay más salidas fuera que dentro, por mucho que en clase algunos profesores se empeñen en dirigirnos sin remedio hacia unas oposiciones. Claro que ellos no tienen una bola de cristal para discernir el futuro de sus escasos pupilos. Y yo tampoco, pero a medida que se acerca el último curso ya me voy formando una idea más nítida.
Me produce más interés el resultado del Festival de Cannes, que también conoceremos mañana. ¿Será este el año de Almodóvar? Parece que ha gustado con un cambio de registro contenido, muy lejos de cuando él mismo hablaba de celebrar erecciones generales, je, je...
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