viernes, febrero 08, 2013

Giro de timón.

Voy a exponer dos motivos por los cuales quizá este año me veáis menos, si cabe, por este blog. Dos motivos positivos, por otro lado. En primer lugar, de aquellos breves apuntes que iba dejando por aquí durante mi viaje al extranjero estoy extrayendo un libro en forma de crónica, que me gustaría publicar pero en condiciones, aunque sea con una editorial y una tirada pequeñas. 
Dicha obra iba a ser mi principal ocupación hasta que decidí investigar acerca de si podría engancharme al máster en Literatura Española y Comparada, que ya lleva desde noviembre. Había ciertas dudas al respecto en un principio, pronto disipadas. Supongo que, merced al clavo que ya me han metido (más suave si se divide entre dos cursos), poco les importará que me matricule de 21 créditos y no llegue a los 30 requeridos. Se trata de la mitad de las asignaturas. La otra mitad, junto al trabajo de fin de máster, las cursaría a partir de noviembre, confiando en que no haya cambios que me dejarían en una situación muy delicada. 
Yo estoy muy contento, porque al final ha dado tiempo a todo: viajar, encontrar pareja y finalmente esto, cuando ya daba por hecho que este curso no sería universitario para mí. Las clases, por la tarde y nunca con demasiadas horas al día, se alargarán por espacio de dos meses hasta mediados de abril. A continuación habrá tiempo para realizar las tareas solicitadas, hasta el comienzo del verano. Con todo, voy a seguir teniendo tiempo para continuar con mi crónica nórdica, que no quiero que alcance excesiva longitud para que así, tal vez, sea más sencilla de editar y distribuir. Lo que me importa en verdad es que esté bien escrita, bajo mis parámetros. 
Así pues, vamos allá. El máster para mí es un mero trámite que debo asumir para mi verdadero objetivo, el doctorado; no obstante, quiero disfrutarlo, la mayor parte de las materias abordan temas atractivos para mí, y no hay nada más motivador en ese sentido. Regreso a la vieja facultad...