sábado, junio 29, 2019

Orgullo pasado y presente.



La verdad es que, tanta será mi indigencia intelectual hoy, que ni siquiera tengo ganas de rellenar algunas líneas por aquí, después de todas las que he ido modificando en esta semana para el penúltimo artículo. Y eso que anoche ni siquiera bebí mucho y, si trasnoché, fue en contra de mi voluntad. Me fui a casa a la una, otra cosa es lo que tardara en dormirme. No fui a la fiesta del Orgullo en Nox, sala que antaño también albergó celebraciones de Filología Hispánica. ¿Por qué no fui? Pues imagino que por un cóctel de cansancio, calor y ganas de desperdiciar quizá la única oportunidad del año de ir a un evento de esas características. Durante el doctorado me he ido especializando, entre otras cosas, en desperdiciar oportunidades, por lo cual sorprende que este haya llegado finalmente a buen puerto. No quiero ser más negativo de lo que corresponde, porque, al margen del espíritu lúdico que siempre es bueno combinar con la reivindicación, lo importante es que, un año más, asistí a la manifestación, al menos a parte de ella. Y es que ha sido la más larga que recuerde, y, a diferencia del diluvio del año pasado, el sol no daba tregua, por lo que me incorporé en el Ayuntamiento, hasta la catedral. Por el camino, fui encontrándome con fantasmas del pasado, bien vivos, y personas del presente y novatas en esta clase de saraos. Me quedo con la buena atmósfera que se vivió, reforzada como un epílogo por el concierto posterior de Rodrigo Cuevas, ya van dos seguidos por las fiestas, en el que me acompañaron amigos de siempre y alguna de esas nuevas incorporaciones. La jornada fue magnífica y no la empaña el hecho de que, ya fuera por el calor o la variación de temperaturas (por ejemplo, la que se produjo cuando me pegué el chapuzón inaugural en la fresquita piscina exterior del gimnasio), anoche pasé media noche en vela. Nada nuevo, nada que, con suerte, hoy no pueda solucionar. Que las neuronas no se van de vacaciones, aunque la mayor parte de su trabajo ya haya sido completado.


lunes, junio 24, 2019

Depósito.

Pozí, a lomos de este nuevo corcel blanco he superado el último filtro y la tesis ha quedado depositada, el 17 de junio, aunque no ha aparecido reflejada en la web hasta hoy (faltan las tasas, claro, pero las pagaré, esta vez, con gusto). De este modo, no he apurado el plazo hasta el final, esa fecha límite del 11 de septiembre para que el trabajo estuviese depositado. Yo, que solía fisgar casi a diario la página de las tesis depositadas, para ver si había alguna de mi palo y, a veces, comprobar cuán rarunas sonaban algunas y de qué temas tan variados estaban confeccionadas (hasta el agro-rock asturiano), al fin he visto hoy mi nombre reflejado allí. Un momento que he esperado tanto, tanto, que me llega en un día de cierta resaca como para celebrarlo, ja, ja. Así pues, habrá que pensar que lo celebré anoche, la mágica noche de San Juan con colegas, viendo los fuegos artificiales y haciendo un poco el friki, que siempre viene bien. En la hoguera ya se quemaron todas las incertidumbres que había venido arrastrando hasta aquí. Ahora sí que solo falta ya el último acto. Que comiencen, pues, los preparativos. 

sábado, junio 15, 2019

3 HPs.

Este título puede parecer una broma pero, si lo fuera, me ha salido cara. Aprovecho la escritura de esta entrada, de hecho, para ir practicando con el teclado de este, sí, de este tercer portátil HP del doctorado (y, presumiblemente, el último). Esta semana, la gran noticia de que, al fin, la Comisión Académica ha aprobado mi tesis, se vio algo enturbiada por problemas informáticos que se hubieran evitado si, hace dos años, yo hubiese estado menos cutre a la hora de pillar ordenador nuevo. Si he tenido que comprar el actual, por otra parte, supongo que tengo que agradecérselo a otra comisión, la del doctorado en general, y su PDF editable del infernal Cuaderno de Actividades, que no había manera de bajar a menos que me descargara el Adobe Reader. Se puede imaginar cuán precario sería el almacenamiento de mi anterior (y todavía operativo) portátil, que no me dejaba ni descargarme ese ligero programa. Pero no había otra, por lo que tuve que borrar el Office con el único fin de rellenar el puñetero PDF sin el que no iban a dejarme defender la tesis. Y luego, voilá, ya no pude volver a instalarlo, había crecido en tamaño, tanto como mi cabreo. 
Como no quería cutreces ya a punto de finalizar el doctorado, me he visto forzado a adquirir y estrenar hoy este cacharro, que parece ir bastante bien, pasando de los miserables 30 gigas petados de actualizaciones de mierda a un tera, que no falte. Por el camino, un par de días perdidos, pero eso no me detiene. Todo lo contrario, esta semana, además de la hazaña que, de por sí, supone que la Comisión me haya dado el visto bueno, he asistido a cómo un quinto artículo consecutivo era aceptado (siempre con enmiendas) en otra publicación de la Universidad de León, y me ilusiona porque aborda el tema de la bisexualidad. Debo estar muy sobrado porque ni siquiera he leído los informes, basta saber que eran cuatro líneas y todavía tengo todo julio para corregirlo. Ya solo queda esperar a la burocracia del CIP para ver si la tesis finalmente se deposita antes de ser defendida. Para llegar hasta aquí, el viejo HP el Gris ha mutado en HP el Blanco, pasando por un estado intermedio azul que ya guarda poca relación con Tolkien. Larga vida al Blanco, color de esperanza, de la esperanza que he albergado durante todo el curso y que, al fin, ha prevalecido. Ahora toca recuperar un poco el tiempo. Y esperar al último filtro. 

domingo, junio 09, 2019

Última Comisión de Seguimiento.



Sí, la última, de eso cabe poca duda. A pesar de que la principal labor de dicha comisión es ejercer de filtro para ver si te dejan pasar o no al curso siguiente, ya no hay más cursos pendientes en este caso. Sin embargo, eso no impidió que tuviera que viajar allí y pasar una noche de hotel para una sesión de diez minutos a las nueve de la mañana que, eso sí, al menos resultó bastante positiva en su valoración. Para aprovechar el viaje, y amortizar lo gastado, llevé ya la tesis encuadernada para dejarla a otra comisión, la académica, que, no hay dos sin tres, decidirá si aprobarla y mandarla a la comisión general de doctorado. Antes del papeleo, por fortuna pude ir a cenar con Juanjo al Goiko Grill, en mi primera visita a ese lugar. Me he acostumbrado a cenas ligeras, así que tomé una hamburguesa vegana, si es que este término no es un poco contradictorio, con mogollón de patatas rústicas asadas en su piel, ante lo cual lo mejor fue acabar la noche con una infusión en el Per Se, uno de nuestros puntos de encuentro habitual. 


Medio año después, Oviedo no me recibió con grandes novedades aunque sí con alguna curiosidad, como este expendedor de productos y chuches japonesas, al lado del campus, que todavía no he probado. En cambio, preferí acudir a un lugar con el mismo espíritu y, probablemente, más calidad, como Miss Sushi. Es una cadena con una decoración tan sumamente rosa y púrpura, como puede observarse en las fotos, que, solo por este detalle, no encajaría mal en una hipotética comida post-defensa de tesis con el tribunal, comida que ya planeo aunque, como suelo acostumbrar, no aseguraré que algo así vaya suceder hasta que vea la fecha de defensa colgada en la web de la universidad. En todo caso, mi estreno en este sitio fue bastante positivo, con un servicio muy agradable y una variedad que me incita a regresar cuando tenga que volver, porque imagino que tendré que volver antes del hipotético momento antes citado. 




Confío en tener noticias, positivas, pronto. Mientras tanto, los frutos de la cosecha no se han agotado aún, me han aceptado otras dos reseñas (pleno: cuatro de cuatro) y otro artículo con enmiendas, el cuarto consecutivo, en una revista de la Uned. Viendo el informe y sus trece puntos de correcciones, que parecen las trece razones de la serie para suicidarse, supongo que debo alegrarme porque no me lo rechazaran directamente. No es mi prioridad número uno, ni algo necesario para finalizar el doctorado, pero procuraré mandarles una versión corregida, que no es plan de desperdiciar oportunidades. Quizá en una próxima entrada de blog pueda anunciar que he llegado al final del camino. Hasta entonces, un poco de incertidumbre, que ha sido la tónica general del proyecto.