miércoles, septiembre 30, 2009

Necesitamos váteres y tés.

El lunes pasado tuve uno de esos pocos sueños de los que suelo acordarme con más o menos nitidez, y lo cierto es que casaba a la perfección con el espíritu de la jornada que tenía por delante, la del primer día de curso. Era algo así como que entraba en mi antiguo colegio, Maristas San José, y dentro del mismo se hallaban las aulas de la facultad, una especie de conexión entre el presente y el pasado que para mí tiene mucha relevancia psicológica y no pocos reflejos en la realidad. A fin de cuentas, en mi carrera seguimos conservando algunos tics del bachillerato, sobre todo en el tema de la asistencia; muy bien lo se yo porque la semana que viene faltaré tres días por estar en Granada, pero no lo hubiera hecho si no creyese que en nada va a obstaculizar el éxito que pueda obtener en el presente curso.
Hoy aprovecho para escribir aquí porque se han suspendido las clases con motivo de la apertura oficial del curso académico. El rector, que parece un hombre cabal (yo le voté, y pocos alumnos hicieron el esfuerzo de meter la papeleta) concedió una entrevista al Diario de León el pasado domingo, en la que decía que lo que de verdad necesitaba la universidad eran científicos e ingenieros, si no recuerdo mal. Bueno, confieso que no leí la entrevista en su totalidad y por tanto sus razones tendrá para afirmar esa sentencia, plausible de ser mal interpretada. Eso sí, ha tenido la buena voluntad de arreglarnos la facultad, o al menos la biblioteca y los aseos, pero dicha voluntad se ha torcido un poco por razones que ahora no puedo dilucidar, y que tienen que ver con el retraso en su ejecución. El lunes nos encontramos con la sorpresa, poco higiénica, de que solo había unos servicios para toda la facultad y la sorpresa, poco armoniosa, de que las obras de nuestros meódromos aún están siendo llevadas a cabo, y sobre las clases sobrevuela en ocasiones el ruido de martillazos y taladros.
Hum... ¿Qué pensarán los Erasmus de esto, todo ese bello y rubio gineceo de polacas, francesas, eslovenas, belgas, australianas y demás, que parecen querer resucitar en nuestra clase el dogma del neolandismo? Por no hablar de los fichajes al vuelo vistos por toda la facultad, gracias a los cuales mi cuello está bien ejercitado para girarse. Espero que no piensen que esto forma parte del carácter español, porque si es así reniego de él. Es como las obras del entorno del Conde Luna, que ahora están acabando a toda prisa a ver si ponen la acera y el cartel de Americanos, os recibimos con alegría... Yo siempre digo que esta ciudad cada vez se parece más a Madrid, pero sobre todo en lo malo. No entiendo tantas obras, no entiendo tantos coches pero al menos lo que sí es verdad es que la carrera la estoy disfrutando mucho más aquí, en nuestra reducida clase por ahora triplicada con el auge del multiculturalismo.
Nosotros no somos científicos ni ingenieros, quizá alguien nos vea como los dandys de la universidad y a no pocos les gustaría darnos la patada y que nos fuéramos con nuestros desvalorizados estudios a otra parte, que nos descolgáramos de las ubres del presupuesto. Somos pocos, sí, pero creo que precisamente por ello somos más necesarios. ¿Qué clase de cyborg enseñará español a vuestros hijos, de lo contrario? ¿O hacemos como en los mencionados Maristas, donde todos los hermanos daban de todo aún sin tener idea de nada? A mí no me importa que seamos pocos, de hecho me siento como en familia. El primer día tuvimos una asignatura llamada Métrica y Retórica, de la que quizá hable en el otro blog. Allí surgió una frase de Juan Ramón Jiménez: A la inmensa minoría, siempre. Yo no soy tan radical, pero a la hora de escoger mis gustos no me fijo ni en minorías ni en mayorías. Cuando me metí en la Escuela de Cine no me fijé si tendría éxito o no, aunque de hecho al principio lo tenía y mucho; cuando me metí en Filología, en León, tampoco me importó ese burdo soniquete de si tendría salida o no, y vaya que si la tiene; tampoco me importa si mis blogs son más o menos leídos, y no me preocupo de hacer publicidad, aunque el de poesía va subiendo para mi sorpresa; tampoco me subo al carro de las modas, no pienso escribir sagas de vampiros ni novelas negras en gélidos parajes ni intrigas históricas con nombres de famosos, antes bien algo como Los Abrasadores que, francamente, dudo que la mayoría de editoriales quisiera publicar...
No, no me importa la minoría. Me importa estar agusto, y allí lo estoy. Incluso aunque, por no haber, ahora no haya ni máquina de té, si es que se puede llamar así al aguachirri con sabor a limón que al menos me calentaba al llegar el frío. Pero no importa, si hay que ir a clase en condiciones de guerrilla pues se irá. Lo prefiero siempre que tenga que pagar 600 euros de matrícula antes que 6000. El rector necesita científicos e ingenieros, pero nosotros somos más prosaicos, nos conformamos con váteres y tés.

domingo, septiembre 27, 2009

En la víspera de Tercero.

Sí, my friends, ya estoy en el curso de enmedio de mi carrera, y eso ya es motivo de celebración. Pese a ello, hoy no tengo mucha euforia. El salir los sábados suele pegar mal con madrugar los lunes, y me gustaría que fuera de otra manera pero mi organismo me rebate. Será un despertar bastante amargo, pero por lo general en días como el de mañana los profesores no tienen mucha gana de explayarse.
Mis nuevos y saludables hábitos casan mal asimismo con los de siempre. Con el furor de un recién converso, he experimentado agujetas que, respecto a mi consola más reciente, reciben el nombre de wiinitis. Eso por no hablar de los viajes que le he metido a la lámpara al practicar yoga... Eso con el Super Mario nunca hubiera pasado (ahí solo podías lesionarte los pulgares) El tapeo leonés, referencia internacional de nuestra ciudad quizá por encima de sus monumentos, es una seria amenaza contra el régimen de la balanza parlanchina y tocapelotas. Pero, como milagro de inicio de curso, he logrado mantenerme en la línea. Y eso pese al itinerario que describiré ahora.
Primero empecé de asamblea en el Senso, con los compañeros de Diversidad, degustando un vinito, que dicen que viene bien para el corazón (el aceptable, supongo, no el matarratas) Luego tocó la Céltica con una vieja conocida, la Delirium Tremens. Algo que se llame así ya es de temer... Como había que llenar el estómago con algo como fuera, nos trasladamos al Húmedo para una sesión de calóricas, grasientas pero necesarias tapas. Con wiinitis o sin ella, tuve que hacer un absurdo viaje hasta el CCAN para que al final el único descubrimiento allí fuera una de las revistas más degeneradas que he leído, el Tmeo. Al final hubo regreso al Húmedo pero sin dilatarlo mucho, que al comienzo no hay que gastar todo el gas.
Así pues, creo que se me disculpará el que mi inspiración no esté muy activa, habrá que esperar al informe sobre la vuelta al cole, sobre esa carrera que, aunque hoy no me atrevería a jurarlo, constituye todo un placer para mí. Que el gobernador de Libia (el de verdad, no el que va plantando jaimas por el mundo) me acompañe en esta nueva singladura. Y a vosotros en las vuestras, of course.

miércoles, septiembre 23, 2009

Día de la Bisexualidad.


En ocasiones una imagen vale más que mil palabras, y esta vez optaré por la imagen. Guardaré para mis discursos para cuando sea oportuno el redactarlos. ¡Feliz día!

lunes, septiembre 21, 2009

Otra de cine español.


Ayer vi al fin Los abrazos rotos, y me recordó bastante a otro filme de Almodóvar, de peor calidad: La mala educación. Ambos beben del cine negro clásico, más el último que el primero, y tienden a embrollarse en la parte final, hasta extremos casi incomprensibles.

Respecto a Los abrazos, la gran olvidada en la carrera por los Oscar (aunque su director ya tiene dos, cosa que pocos o ningún español pueden decir), considero que empieza y acaba con gran barullo. Al principio hay un juego de saltos temporales que tarda en enfocarse, pero la parte central es la que da peso a la película, la historia de amor fou (¿se dice así?) en la que puede lucirse Penélope Cruz, siempre bien resguardada, y que contiene secuencias de gran poder y que ya han sido reseñadas, como en la que se dobla sus propios labios. Cuando esa historia acaba, y ya solo queda unir los retales que le den congruencia, parece que la media hora final va cuesta abajo, para acabar en una secuencia cómica que no pega mucho con lo anterior. Ya que en el blog de Pigmalión se ha hablado tanto sobre el ritmo, no estaría mal que Almodóvar lo tuviera en cuenta; si lo que quería era hacer un thriller, su clímax es bastante absurdo y eso Hitchcock nunca lo hubiese consentido, a quien homenajea (o plagia) en la secuencia de las escaleras de Vértigo. Parece que parte de la mente del manchego quiere volver a sus comedias alocadas y quizá así lo haga, pero lo del final me parece un pegote, y la concejala de Asuntos Sociales es una burla fácil que mejor la hubiese dejado como cortometraje.

El apartado actoral es muy bueno y quizá se vea algo lastrado en los secundarios jóvenes. La película contiene cameos de dos tipos: por un lado las caras clásicas del universo almodovariano (Chus Lampreave, Rossy de Palma, Kiti Mánver...); por el otro, hay caras jóvenes y más televisivas, sin duda ansiando trabajar con el cineasta aunque sea en un papel de mero relleno, como Kira Miró (con un nuevo destete), Dani Martín (haciendo menos que nada) o, de nuevo, Alejo Sauras (y de nuevo como toxicómano descerebrado) ¡Todos al borde del ridículo gracias al embrujo de nuestro director más internacional!

Quiero hacer capítulo aparte con el personaje de Rubén Ochandiano, otro canterano de Al salir de clase, que me ha dejado estupefacto, propiciándome las mayores carcajadas del visionado. Cuando hace de joven lleva la misma peluca, o parecida, de Javier Bardem en No es país para viejos, y aunque no mate a nadie es como un psicópata obsesivo que graba todo en su videocámara. La diferencia, eso sí, es que tiene más pluma que un palomo cojo. Luego, cuando es mayor y se hace llamar Ray X (¡), la pierde de repente. Está claro que es más fácil para alguien que no tiene pluma fingirla, antes que para uno que tiene perderla. En fin, una más de las excentricidades de Almodóvar quien, queriendo dibujarlo en plan serio, consigue que me haga más gracia que las caricaturas de Chicas y maletas.

Pues nada, habrá que ver qué depara el próximo escalón en su carrera, bastante desigual pero, le pese a quien le pese, una de las de más proyección de nuestro cine. Creo que, al igual que el personaje de Lluís Homar, el tener al lado a un guionista joven y de ideas frescas tal vez podría quitarle un poco el anquilosamiento. Eso sí, recuerdo una vez en Madrid que mandé una remesa de guiones a productoras, y El Deseo fue la única que me devolvió uno con una nota de agradecimiento. Yo también agradezco la cortesía que tuvieron los hermanos Almodóvar con mi aún muy verde obra...

viernes, septiembre 18, 2009

Pagafantas (II)

Yo no se si una película como esta admite subtexto, pero me sorprendió que la primera aparición de la chica argentina fuera dentro de un cubo de basura. ¿Denotará esto algo de misoginia? Bueno, teniendo en cuenta el espíritu que impregna la película tampoco sería muy sorprendente. En ocasiones parece existir un contraste Norte vs. Sur, entre unos personajes reprimidos y apagados y otros apasionados y un tanto ligeros de cascos. He escuchado algunas teorías que afirman que los vascos son feos e incluso deformes, algo con lo que no estoy de acuerdo, desde luego. Pero, respecto al humor, me produce más efecto cuando se burlan de su propia y nada graciosa situación política. Esto lo supieron aprovechar bien en Las noticias del guiñol y también en ¡Vaya semanita!, programa en el que estuvieron los creadores de esta película y que contenía tronchantes sketches de Los Batasunnis.
En Pagafantas se nota quién es el único personaje vasco, vasco, y para mí es inevitable que su modo de hablar me resulte divertido, y en mayor grado cuanto más enfadado está. No revela esto ningún tipo de discriminación, ya me pasaba con la anterior ministra de Fomento y supongo que en otras partes de España se reirán también de mi acento cazurro.
Al igual que Mentiras y Gordas, aquí importa mucho el juego de identificación con el espectador que a mí también me toca en proporción variable, aunque será mejor no sacar mucha información por si llega a quien no quiero. Aparte de ello, también me hizo gracia por la manera en que la chica se burla del modo de hablar español, y eso que en teoría es la variante estándar; del mismo modo se choteaban los mejicanos que hemos conocido, aunque a mí sus chuflas siempre me sonaron algo pueriles: ¡Hossssssssstia, tíos, qué pasa joderrrrrr! Por otra parte, Bunbury es tan omnipresente que parece un personaje más, aunque me quedé con las ganas de un cameo real y no fingido.
Esta es una película efectiva, eso sí, y eso es justo lo que necesita el cine español. A mí me dio una cierta sensación como de capítulo de serie alargado, supongo que a eso ayuda su corta duración. Me sorprendió bastante que ganara el Premio de la Crítica y el Premio al Guión Novel en el Festival de Málaga, pero no olvidemos que en dicho festival entró a concurso Fuga de cerebros y que, cuando no hay mucho en donde elegir, mejor es tirar con lo menos malo. Esto también ha pasado en la lista de los Oscar porque, excepto la de Trueba que aún no se ha estrenado, ninguna de las otras dos ha obtenido unanimidad de críticas positivas, siendo superadas curiosamente por Pagafantas.
La comedia es un género muy difícil, al menos si quiere hacerse bien, y hay tantos tipos de humores que raramente todo el público podrá unificarse en su valoración. Yo reconozco en esta película una calidad decente, por encima de la media, una voluntad decente a la hora de realizarla y me alegro de que, gracias también a un muy buen uso de la publicidad en toda clase de soportes, haya podido llenar salas frente a la matraca infernal de los Trasnformers y compañía. Yo mismo estuve a punto de ir a verla en Madrid, pero al final el cine se quedó en una sola sesión, para que los gastos de mi viaje no fueran tan compulsivos como habitúan. ¿Hubiera merecido la pena pagar casi seis euros por su visionado? No estoy seguro, de todos modos parece claro que Pagafantas amortizará con creces su reducido presupuesto…

jueves, septiembre 17, 2009

Pigmalión vuelve al cole.

Entre tanto pagafantas, voy a proponeros una alternativa algo distinta:

http://pigmaliontv.blogspot.com/

He puesto un enlace al blog porque allí está colgado el noveno capítulo y además podéis dejar un comentario, ya sea alabando, vituperando u optando por una vía media entre ambas acciones. De todos hemos tenido, pero ya lo dijo Pío Baroja, Que hablen de uno aunque sea mal.

¡Feliz vuelta al cole a Pigmalión y a todos en general! El juego continúa.

miércoles, septiembre 16, 2009

Pagafantas (I)

Voy a hablar sobre Pagafantas, que no ha entrado en la terna de finalistas a los Oscar, la cual acaba de hacerse pública hace poco, y eso que esta película ha despertado gran entusiasmo, presentándose como la sorpresa de la temporada. Hay que señalar la ausencia de Almodóvar (¡no siempre se puede!) aunque sí está Trueba. Desconozco si el último filme de Amenábar llegó a tiempo para entrar en la lid. Según he leído que dos de cada tres estadounidenses padecen sobrepeso, mi apuesta es por Gordos, si bien dudo que llegue al nivel de Azuloscurocasinegro.
Respecto a Pagafantas, no se tome como un título literal sino más bien genérico. La chica de la película no toma fantas, antes bien cervezas a pares y de ahí para arriba. Por su parte, el chico, pese a ser un vasco de pelo en pecho (y en panza), soporta mal el alcohol, y no recuerdo que la invite a nada. Es un aspirante a ligón que sale todas las noches pero en plan abstemio, que es el plan más económico para salir. Me sorprende cómo, por tomar unos chupitos, llega a perder la conciencia mientras que ella no solo no se emborracha sino que consigue practicar unos imaginativos peinados, pese a no tener la menor experiencia.
Este es uno de los absurdos de la película, pero tiene bastantes. Si ella es fan de Héroes del Silencio desde que era niña, ¿cómo puede tragarse que el otro interviniera en la composición de Entre dos tierras? ¿Es tonta de capirote? Y encima, en la escena del karaoke, sale una pantalla en la que aparecen los verdaderos autores de la canción. Por no hablar de la boda en alta mar, a bordo de un pesquero con una especie de Capitán Pescanova de oficiante. ¿De verdad pretenden que creamos que eso tiene validez legal? Todo es posible en Euskadi, pero…
Es una comedia absurda, con personajes absurdos que se comportan de manera absurda. Lamento no participar del entusiasmo general, porque me habían puesto las expectativas muy altas, pero reconozco que tiene puntos muy divertidos. Lo que más me gustó fue el concepto del que parte el filme, y esos clips documentales en los que se describe la figura del pagafantas y la variedad de posturas que puede adoptar a semejanza de un Kamasutra casto. El guión juega con la vergüenza ajena, y la propia. Pretende que nos identifiquemos con el protagonista, pero supongo que incluso entre los pagafantas hay clases, y este tipo alcanza unos niveles tan grandes de cretinismo que al final uno no tiene ganas ya ni de reír, sino de que le parta la cara a la tía, quien en el fondo no tiene culpa de nada, o mejor aún de partírsela a él enviando el puño hacia la pantalla, como si se estuviera jugando al Wii Sports.
A mí el tío me da pena pero no porque no consiga follar (culpa suya si quiso dejar a su novia formal), sino porque el resto de su existencia es una basura. Tiene una basura de empleo anticuado, una familia basura con una vieja momia que nadie sabe qué pinta allí, su vida intelectual es un erial y no parece que quiera mejorar ni en lo físico ni en lo psíquico. Ni si quiera se aferra a eternizarse en una carrera, como su amigo. Así pues, si se lo juega todo a un comodín que le sale rana, ¿cómo no va a resultar patético? Hombres somos, y por naturaleza tenemos unos instintos primarios encaminados en principio a la reproducción, por lo cual es muy apropiado que la terminología del pagafantas se ilustre con una variopinta fauna. Sin embargo, tampoco es plan de dejar que nuestro espíritu animal nos humille. Y tampoco es un proceso que repercuta solo en hombres heterosexuales o bisexuales. El propio director de esta película dio la conexión con Mentiras y Gordas, en la que el personaje de Mario Casas es un pagadrogas gay y llega al extremo de empeñar el dinero de sus estudios para ese fin. Eso sí, consigue más que su colega vasco, al menos un abrazo desnudo y pasado por agua en el que ¿no se empalma? Otro fallo más para la película de Albacete y Menkes, y si en esta el problema es el exceso de sexo, en Pagafantas es lo contrario.

lunes, septiembre 14, 2009

Monstruoso doblaje.


Como parte de mis actividades culturales en Madrid fui a ver Up en versión original. Allí puedes ver películas comerciales en su idioma y con un comportamiento casi siempre ejemplar en el público. Me gustó, en algún momento se me hizo un nudo en la garganta y en la mayoría disfruté como un enano. Pixar es el heredero de Disney, a la espera de ver La princesa y el sapo, pero no es Disney. Será por mi edad, pero ni sus mejores películas me provocan lo mismo que El rey león, Mulan o La sirenita, por poner solo tres. Cierta parte de la crítica se ha empeñado en divinizar a esta compañía, asegurando que nada malo se puede decir de ella. Lo dudo. Nadie es perfecto, si acaso lo sería Dios en el supuesto de que existiera. A Pixar en ocasiones se le va la mano con el sentimentalismo, o igual es que mi corazón está ya demasiado duro. Lo noté en Up y me enervó en Cars. No es que sea algo muy negativo, y no a todo el mundo le molestará como a mí.

Ayer vi Monstruos contra Alienígenas, creo que ese es el título español, y esta película cambia el chip por completo. Dreamworks no es Pixar, ni quiere serlo. Las diferencias son evidentes, y trataré de hacer un compendio. Pixar hace películas con guiones sólidos en los que se alterna el drama y la comedia, aparte de buenos episodios de acción. Dreamworks apunta más a la comedia y la acción, y cuando quiere meter algún episodio más serio o un mensaje moral suele dar risa, por paradójico que resulte. Este tipo de comedia tiene un subtexto adulto, con numerosas referencias a la cultura popular, algunas de ellas solo para el público de Estados Unidos, y se apoya en las voces de comediantes y actores famosos, un recurso que Pixar no siempre utiliza (como con los dos robots casi mudos) A Dreamworks el guión se la suda bastante mientras el filme contenga una sucesión de chistes, de gracia desigual. No les importa alargar hasta la saciedad sus recursos, como con Shrek. La cuarta parte del ogro verde la espero con desidia, mientras que la tercera de Toy Story me produce buenas vibraciones.

En fin, que Monstruos vs. Aliens no pasará a la Historia, aunque tenga buenas escenas como en la que destrozan el puente Golden Gate y los monstruos se montan en un tranvía cuyo destino aparece como Castro, el barrio gay... Sí quiero hacer una petición a los distribuidores españoles, por favor, y es que ajusten la calidad de los dobladores nacionales a los de la versión original. No puede haber efecto más chirriante que el que todos los monstruos y los secundarios estén doblados por profesionales y luego la protagonista gigante provoque arcadas cada vez que habla. El reclamo publicitario que justifica este desmadre es el de Carolina Cerezuela, que será muy guapa pero aquí poco importa porque solo se escucha su voz, y esta da pena. Es la tiranía de las series de televisión, y eso que esta chica últimamente no se por dónde sale. Sí, para Up metieron a otro de Camera Café (o su evolución pokemon a hospital), pero ahí no puedo juzgar porque vi la película como debiera verlas todas, en VO...

sábado, septiembre 12, 2009

El jardín de las delicias.

Después de pasar por los tenebrosos lugares de Pigmalión, voy a sumergirme en la evocación de un bello lugar, que hubiera necesitado un Virgilio para cantarlo antes que una mente como la mía, un tanto embotada a la hora de pintar la écfrasis de la naturaleza en estado puro.
Un sitio que todo madrileño o persona que haya visitado la ciudad o residido en ella alguna vez (y no serán pocos) debería conocer. El coste de la entrada a este paraíso es simbólico, me costó un euro por ser estudiante y para el resto no es que valga mucho más; es el mismo precio que pagué más de una vez en Madrid por los helados coronados de barrita de Kit Kat del McDonalds, aquellos cuyos restos ahora estoy bajando a golpe de pie pero, ¿qué le iba a hacer? Con una temperatura tan desquiciante como la que había, el alivio podía venir de un helado industrial o, recurso más sabio, al abrigo de la sombra en esa verdura.
Bueno, me estoy refiriendo al Jardín Botánico, al ladito del museo del Prado. Un templo de la cultura frente a un templo de Natura (no se por qué me ha dado la manía de escribir en verso) Variopinta flora para una variopinta fauna humana asimismo, aunque no se puede decir que el edén estuviera muy saturado en aquellas horas de sobremesa, un domingo de agosto. A ratos el lindero me condujo solitario, y es raro alcanzar la soledad en esa gran urbe sin tener temor a que te atraquen.
Una de las próximas adquisiciones tecnológicas que pretendo obtener ya se está haciendo mucho de rogar, y es algo tan común ahora como una simple cámara digital. Yo no tengo vocación de fotógrafo, desde luego, aunque en este lugar me di cuenta de que una de mis aspiraciones frustradas podría ser la de naturalista; con todo, hay momentos en esta vida que merecen ser inmortalizados en imagen, aunque a veces sean tan sencillos como la foto que pongo abajo, un gato al asedio de un pato (esta vez no es mi culpa si rima) No logró su presa pero, en esa instantánea, sin ningún humano a la vista, podría hablarse del funcionamiento del ciclo de la vida al estilo de El Rey León, película por cierto recobrada durante este viaje.


En ocasiones mi móvil es capaz de tomar fotografías aceptables, pero lo normal es que no me entienda con él más allá de lo obvio: llamar, mandar mensajes y querer machacarlo cuando me despierta los días de clase. Por fortuna, en algunos acontecimientos de mi vida sí que he tenido cámara, aunque fuera de prestado. Ese fue el caso del maravilloso viaje a EEUU, del cual tuve una rememoranza en el estanque de la foto, dedicado al ilustre sueco Linneo.


Esto es una secuoya gigante, no se si tan grande como las que había en el parque de Yosemite pero en todo caso imponente entre esa especie de Torre de Babel de árboles que conforma el Jardín. Veamos si el cartel nos ilustra algo.

Sí, de California, desde luego. Una de las curiosidades del recinto es una galería de bonsais donada por Felipe González. Allí me encontré a un joven extranjero, rubio y mochilero, portando una gran cruz al cuello. No vi a Adán y a Eva pero, como si fueran la némesis del anterior, había una pareja de gays gorditos y calvitos, retozando en ocasiones sobre un banco el uno sobre la mullidez del otro. Además, familias con niños y abundantes grupos de jubilados, supongo que del propio Madrid. Curiosos museos, donde los propios visitantes se muestran tan dignos de contemplación. Además había un par de invernaderos, con una planta que estoy degustando ahora mismo.





No se lee muy bien pero es té, al menos eso ponía en el cartel. Unas hojas casi imprescindibles para mí. En fin, tenía algunas otras imágenes que creí aprovechables pero al verterlas a este ordenador veo que no es así. Por suerte me quedan un par más a modo de apéndice. Este año supongo que sabréis que se celebra el bicentenario del nacimiento de Darwin. Lo triste de estas efemérides es que mucha gente solo se acerca a los artistas como moda pasajera, pero lo bueno es que en otros casos sirven como incentivo y a mí, a quien la materia de Darwin me quedaba muy lejos, reconozco que me ha subyugado.

Dicha celebración quedaba bien reflejada en el Jardín Botánico y estaba en relación directa con la exposición dedicada al naturalista en el Museo de Ciencias Naturales, de donde es mi foto con el orangután que colgué hace poco. Allí compré el Viaje de un naturalista alrededor del mundo, edición de bolsillo, y me hizo ilusión descubrir, dentro de la serie de ediciones españolas de su obra, un ejemplar de El origen de las especies dentro de la colección Centenario Espasa, que es la que he leído yo esta primavera. Es el de la derecha.




Al igual que la Divina Comedia, que me estoy leyendo en la misma colección, es una gran obra con quizá algún momento un poco abstracto para novicios pero en todo caso merece la pena el tiempo que llevan. Una vez he acabado este texto, en el que resumo algunos aspectos de mi viaje a Madrid, me queda la firma, que en esta ocasión colgaré como imagen. Os explico: otro de mis cónclaves culturales fue en el Matadero, pues era una vergüenza que en nuestro barrio, el de Legazpi, hubiera una galería de arte desde hace algunos años y yo aún no me hubiese pasado por allí. El sitio, como el MUSAC, tiene algunas áreas que parecen un poco tomadura de pelo, junto a exposiciones interesantes como una de diseñadores japoneses en la que escribí lo que veis abajo. Había una pantalla en la que podías escribir algo en español y luego se transcribía a caracteres japoneses. Sospecho que lo hice mal pero, como la semana que viene pretendo apuntarme a un curso de japonés para principiantes, pues es buena ocasión para despedirse así. ¡Sayonara!

jueves, septiembre 10, 2009

Inestable.


Entre la inestabilidad física y la mental, me quedo con la física, aunque ninguna me produce temor si su proporción moderada permite controlarla. Tengo dos básculas parlanchinas; una anciana, que suele decirme el peso que le sale de las baterías, y otra es la de la Wii Fit, que tiene unas ínfulas que jamás hubiera albergado la vieja Super Nintendo, que en su gloria esté.

Por medio de un par de jueguecitos chorras, ha llegado a la rápida conclusión de que me suelo tropezar por la calle, cosa que no hago a menos que lleve sandalias, y que tengo la edad física de un cuarentón. Bueno, no está mal. Aún recuerdo cuando su hermana menor puso mi agilidad mental en los ochenta tacos, pero ninguno de estos veredictos se puede tomar en serio, al menos en un primer momento. Aunque me tilde de inestable lo cierto es que en el juego de la cuerda floja suelo ser bueno, así que puede decirse que en el mundo de la Wii... todo es relativo. Nada de esto pasaba con la Super Nes, ahí solo había juegos de entretenimiento como el Super Mario y demás. Lo cierto es que en la Wii también está Mario y otros juegos de mera diversión, pero yo he preferido este potro de tortura más semejante a Terminator. Pero no me importa, además la báscula siempre está a mis pies (obviamente) y por ello ya puede irritarme con sus chirriditos que yo mantengo el orgullo bien alto y el centro de gravedad cada vez más centrado.

Si la Wii Fit me recuerda a mi prima Car y a Carli, el Wii Sports me recuerda de forma inevitable a cierta noche con Hopewell y Nacho. Ya que en Pozuelo se ha impuesto la Ley Seca durante las fiestas, yo la impondría a la hora de jugar a la Wii, para evitar desperfectos. Y hoy he comprobado cómo el béisbol es un juego absolutamente incomprensible para mí, y no importa que nos machaquen con tantas películas o series como quieran, pese a ello he ganado dos partidas. Se ve que el juego está pensado para el público americano, porque el bowling es otra opción, hasta ahora la que mejor se me da.

Volviendo al Wii Fit, es curioso que me tilden de experto en el footing, algo de lo que no podría presumir a orillas del río. ¡No hay que ser pacatos respecto a las nuevas tecnologías! Para tener una clase de yoga es mejor pagarla, dirán los puristas, pero me sale más barato que me la de mi aséptica entrenadora personal, y por ahora no puede tener muchas quejas de mí. En fin. Veremos qué depara esta cosa, pero seguro que algo bueno, nada se pierde por echar treinta minutitos a la hucha de cerdo cada día, al menos los días que me encuentre aquí.

Lo cierto es que yo nunca estuve en contra de hacer deporte, pero no han sido buenas las circunstancias como para motivarme a ello salvo en casos contados. Prefiero este modo, primero porque no es algo obligado como lo era en el colegio; segundo, porque no hace nota media junto a otras asignaturas inútiles para mí como Religión o Matemáticas (aunque en Religión era bueno, doy fe); tercero, no tengo nadie con quien compararme ni nadie que me de la brasa y los únicos comentarios que recibo son de monigotes virtuales cuya opinión no tengo en mucha importancia. Y así da gusto.

martes, septiembre 08, 2009

The thin red line.


A veces uno debe vencer los prejuicios, muchas veces infundados, que tiene contra alguna película en concreto. Cuando me enteré de que en este curso de verano, que está resultando soberbio, se iba a proyectar La delgada línea roja a las cuatro de la tarde, me imaginé una plácida siesta durante las casi tres horas que dura el filme. Ayudó a formarme esa idea el que su director esté pirado y solo haya dirigido cuatro películas en cuarenta años, amén de la percepción de este drama bélico como un tostón filosófico con unos cuantos soldados divagando en off. Al final, la voz en off puede resultar confusa y reiterativa en algunos casos, pero no empaña una película espléndida y que, por sus conexiones con la mitología bélica, he podido descubrir hoy.

Es como una historia épica de autor, con momentos relajados en los que Terrence Malick da rienda suelta a su discurso pero también buenas escenas de acción. El reparto está plagado de estrellas, aunque algunas bastante fugaces, por no hablar de las que se quedaron en la mesa de montaje. La palma se la lleva George Clooney, con una aparición que no llega al minuto, y también bastante recortado está el novio o marido de Elsa Pataky, que ya ni me acuerdo. La trama es coral, con un montón de caras conocidas a las que en ocasiones es difícil reconocer con el casco puesto. Si hay algún personaje con un desarrollo más profundo ese es el de Jim Caviezel, haciendo de Cristo antes de hacer de Cristo.

Acabada la proyección se pensaba hacer un debate al estilo mencionado de los de Garci, pero la facultad tiene un extraño horario de verano que la clausura antes que en invierno, así que hubo tres o cuatro apreciaciones. Entre ellas la mía, aunque me siento algo inseguro de participar ante semejantes eruditos. Comenté que, aparte de la Ilíada, el filme tiene ecos de la Odisea respecto al único personaje femenino con cierto peso, que parece una fidelísima Penélope aunque al final esa historia se quedará sin esperanza, a juego con el tono general. El ponente compartió mi visión, y tras ello ya pude descargar mi vejiga con doble satisfacción tras tres horas aguantándome.

La delgada línea roja es del año 1998, y dio la casualidad de coincidir con Salvar al Soldado Ryan, otra muy buena cinta bélica pero bastante más asequible al público, quizá por ello Spielberg ganó como director y el otro tampoco es que ayudara mucho pues ni siquiera hizo acto de presencia. Para bochorno general, la triunfadora ese año fue sin embargo Shakespeare enamorado. ¡Afrodita venció a Ares esa noche! Personalmente creo que el tiempo hará justicia a esta magna obra, poniéndola por encima de ese soldado Ryan y su evidente, aunque no exagerado, patriotismo.

lunes, septiembre 07, 2009

Homófobos, sí, pero finos.


Cuando aún no me he repuesto de la pseudovuelta al cole, mi estupefacción ha sido mayúscula a causa de los disturbios en las fiestas de Pozuelo de Alarcón, Madrid, el lugar donde más tiempo he trabajado hasta la fecha. No es bueno generalizar y por lo tanto no diré que sea una zona reaccionaria, porque entonces tendría que afirmar lo mismo de la mía en León, céntrica y próspera; no, eso no puede decirse de mí, ni de mi familia. Me temo que lo sucedido tiene menos que ver con los ideales de la Revolución Francesa y más con un uso irresponsable del alcohol, llevado hasta el límite.

Ya que estos héroes no tienen ningún Homero en sus filas que cuente sus hazañas, han colgado estas en Youtube y, en una de ellas, se grita a los policías: ¡Homosexuales, que sois unos homosexuales! Bueno, ¿y si alguno de ellos lo es? Yo no considero un insulto lo que ellos sí consideran, aunque supongo que al menos debiera agradecer que no hayan recurrido a epítetos más clásicos, como maricones, mariconazos o incluso mariconas. También en la homofobia hay clases. Como nieto y sobrino de policías que soy, creo que semejantes tarugos tienen la cabeza bien dura como para soportar algún porrazo. Y, embriagados hasta la médula como estaban, tampoco creo que lo hubieran notado en demasía...

En fin. Estoy casi sin palabras, y el tiempo también corre escaso. No obstante, me gustaría volver a este tema en unos días, cuando termine este curso, muy interesante pero que ha caído a deshora. Si al final no regreso, solo diré que cada cual debería mirarse al espejo más a menudo, como hago yo en esta foto del museo Reina Sofía, en la que también sale un verdadero sufridor de Pozuelo, mi amigo y seguidor del blog Hall.

domingo, septiembre 06, 2009

¡Qué grande y qué penoso es el cine!


Para conocer en sentido amplio el significado de la expresión dantesco hay que leer, desde luego, La Divina Comedia, como estoy haciendo yo ahora, con toda su serie de suplicios destinados a disuadir del pecado. Ayer sufrí una experiencia dantesca, mientras me preparaba de mala gana a recoger mis bártulos. Culpa mía por dejarme llevar por el deleznable zapeo de una noche de sábado. En la 2, la misma cadena que nos dedicó un breve reportaje, pusieron una película, llamémosla así, titulada Lisístrata, basada en un cómic de temática gay basado a su vez en la obra clásica de Aristófanes, para quien esta adaptación sí que debería ser una tortura infernal.

Yo no tengo por qué ser tan masoquista,sin embargo vi algunos fragmentos, la mayor parte sin sonido, pensando que al menos sería una experiencia curiosa para el blog. Lo es, ya lo creo. Una comedieta catalana de inspiración griega, con un montón de caras conocidas compitiendo a ver quién hace más el ridículo o quién merece más somanta de palos en general. Es complejo saberlo. La palma se la llevan los personajes que hacen de gays, todos afeminados y tópicos hasta el sonrojo, que aprovechan la huelga de vaginas cerradas de las mujeres para sugerir que, claro, para esos menesteres las féminas no son del todo imprescindibles. ¡Buf! Y pensar cuántos capítulos de Pigmalión pudieran haberse rodado con el dinero de esta sandez... Si el problema no es que el cine español esté subvencionado, sino que si las ayudas se dan también a bodrios como estos luego no es de extrañar que la gente esté que trine, y no solo los de siempre.

Para contrarrestar, luego descubrí el remake, por así decirlo, de Qué grande es el cine en Telemadrid, con título nuevo y frikis nuevos. Se llama Cine en blanco y negro (¿es que no hay clásicos en color?) y a Garci no es que le hayan otorgado un horario muy favorecedor, en competencia con la pornografía y pseudopornografía de otros canales... En fin. Eso no resta sus méritos en el programa original.

Bueno, será mejor retomar el blog poco a poco porque hoy ha sido día de cambiar el chip con el consecuente cansancio. Para colmo, al llegar he descubierto mi flamante Wii como un niño en la noche de Reyes, y la he estrenado con unos bolos, marcándome pese a todo tres plenos y varios semiplenos. Os dejo con una foto muy mona, del museo de Ciencias Naturales.

miércoles, septiembre 02, 2009

Cónclaves culturales.

Aquí seguimos! He tenido que cambiar de locutorio después de que el otro día me enzarzara en una lucha por la posesión de mi silla con una niña que parecía un clon de la de Slumdog Millonaire. Desde luego que estos no son los mejores sitios para escribir, pese a que podría estar horas y horas narrando todo lo acontecido desde el sábado, sobre todo las rutas culturetas que nos hemos metido: Reina Sofía, Casa Encendida, Jardín Botánico, el Prado, el de Ciencias Naturales... Y el lunes estuve viendo Up. Pero bueno, de momento me conformo con felicitar a mi amigo Alejandro, que se que suele leer este blog, por su cumpleaños. Cuando vuelva, ya en entorno propicio y sin episodios surreales podré hacer una crónica resumida del viaje, e incluso con fotos (nada del otro mundo, claro) Ciao!