lunes, junio 07, 2010

Chica de ensueño, criaturas de pesadilla.


Ayer, aunque solo fuera por hacerme compañía ahora que estoy momentáneamente solo, me puse a ver el concierto de Miley Cyrus en Rock in Rio. Me quedé estupefacto, la verdad. Tenía la idea de que sería una puritana integrista como los hermanos Jonas, pero salió a escena, muy desarrollada para su edad, muy ligera de ropa y arrastrándose por el suelo enseñando su generoso escote a cámara. ¡Ohú! Bueno, en una entrevista que leí decía ser una persona muy espiritual, pero que creía que se debe respetar a todo el mundo, ya que su mejor amigo es gay (tópico) y es su peluquero (tópico al cuadrado). Sí, parece que quiere cambiar su público infantil por uno al estilo de Lady Gaga. Como sea que aparenta unos cuantos años más de los que tiene, eso restó indecencia al hecho de que me excitara ligeramente.
Tras ese receso frívolo, me puse a ver una película recomendable, y que se podría arrojar como proyectil a la cabeza de Jiménez Losantos, César Vidal y demás engendros cósmicos, mucho más temibles que el universo de Lovecraft en el que esta historia se inspira. Se llama La herencia Valdemar, es un filme español, rompedor de tópicos. No ha recibido ningún tipo de subvención, y no es precisamente de presupuesto bajo. Es una película de género, terror clásico, apolítica por completo. Y, como nota sentimental, fue la última de Paul Naschy, uno de los iconos de nuestro terror. Es un producto de buena factura, digno y trabajado, si acaso lo más chusco es ver cómo personajes históricos ingleses son interpretados por actores españoles, hablando en español... Pecata minuta. Lo malo es que la película se divide en dos partes, y acaba in media res, habrá que esperar a ver cuándo se estrena la segunda, que incluye, entre otras localizaciones, nuestras cuevas de Valporquero.
En fin. Pese a lo dicho, durante la jornada de ayer estuve preparando el próximo examen, cosa que seguiré haciendo hoy en la medida de lo posible, así que nos veremos cuando sea conveniente.

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