sábado, noviembre 28, 2009

Érase una vez en el III Reich.


Pese a que tengo un libro sobre su breve, si bien intensa, filmografía, no soy tan entusiasta de Tarantino como otros amigos míos, es un tipo que me provoca reacciones encontradas al igual que sucede con buena parte de la crítica y los espectadores a nivel mundial.
Ha logrado algo envidiable, y es hacer lo que le da la gana. Se permite caprichos, en su mayor parte cameos en películas de amigos, y otros que le salen rana como sus pinitos de actor en el teatro. Sí participo de la alabanza general a Pulp Fiction (aunque la autoría de su guión ha creado no poca polémica) pero abomino de otros proyectos en los que da la impresión de que solo se ha divertido él. Me refiero en concreto a ese programa doble partido a la mitad, en el que él se encargó de un capítulo (con duración de película estándar) que contenía un diez por ciento de persecuciones de coche y un noventa de conversaciones en las que Tarantino sacaba a relucir su lado femenino, con nefastas consecuencias.
Me ha gustado Malditos bastardos, tiene momentos soberbios y además es un entretenimiento de primera clase con sus dos horas y media. No creo en la perfección y por tanto no puedo decir que sea perfecta; tiene momentos de calidad superior, pero el conjunto queda algo desproporcionado. Considero que mi problema ha sido la falta de perspectiva: hasta la parte final cometí el error de tomarme en serio la película, algo que no me hubiera sucedido con Pulp Fiction o Kill Bill, de tomármela como un filme bélico sui generis, pero tuve que abandonar esa visión en el desenlace si no quería que me pareciera una patochada. Que se salten el párrafo los que no quieran saber cómo acaba, pero que se pretenda que nos creamos que acabar con el causante de la Segunda Guerra Mundial y del exterminio de millones de judíos, algo que no lograron los generales de la Operación Valkiria, lo pueden conseguir un par de empleados de un cine y un par de zoquetes soldados que entran a un acto de toda la jerarquía nazi cargados de dinamita, como quien va con su cubo de palomitas... ¿Cómor? No me lo voy a tomar en serio porque seguramente Tarantino tampoco se lo habrá tomado, es tan solo el espíritu pulp, que es lo que le gusta, y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Ahora bien, si el director escribiera la Historia qué rápido hubiera acabado todo...
Como director Tarantino es genial, como guionista tiende a la desmesura. Siguiendo un ejemplo renacentista, actúa como la abeja que va libando flores para luego conseguir la miel. Él centrifuga todas sus influencias, que no son pocas (tebeos, novelas, cine de serie Z, mucho western en el caso que nos ocupa...) y luego nos ofrece una deliciosa tarta que corre el riesgo de empachar. A mí los momentos que más me han convencido son en los que hay personajes sentados a una mesa y charlando: el comienzo es sublime, la partida de cartas, la comida con Goebbels e interrogatorio posterior... Cierto que los diálogos no pueden alcanzar el nivel de surrealismo de los de otros proyectos, pero buena parte de la fuerza de las escenas se sigue basando en ellos. La parte menos interesante, y en eso coincido con casi toda la crítica, es precisamente la de los malditos bastardos. Tarantino ha trabajado con desigualdad a sus personajes y, como fruto de esa libertad de la que hablaba al principio, no concede a Brad Pitt el estatus de estrella que quizá algunos espectadores habrían esperado. El coronel Landa, cuyo actor fue premiado en Cannes, maneja a todos como quiere y Pitt no tiene nada que hacer frente a él. A veces actúa como si pasara por allí o hubiera aceptado el rol merced a alguna juerga etílica con Quentin... Su personaje no es un héroe de acción, ni siquiera es simpático a mi juicio, es la horma del zapato del nazi cazajudíos, al ser él propiamente un cazanazis cuyos métodos son análogos a los del otro, sin que se mida la violencia según un código moral, algo que Tarantino no ha hecho nunca y tampoco va a hacer ahora. Creo que, aunque quizá esté un poco mayor, Stallone hubiera sido perfecto para su papel. Su nombre, si no recuerdo mal, salió a la palestra en el interminable proceso de gestación de este filme, junto a otros habituales como Tim Roth, Michael Madsen...
En fin. Con todo lo dicho, la verdad es que Tarantino es uno de los grandes creadores del cine actual, un autor en el sentido más estricto del término, y por ello cada proyecto suyo se aguarda con gran expectación, sobre todo porque se toma su tiempo para hacerlos. La idea de hacer Kill Bill 3 y 4 parece una chaladura a priori, y precisamente por ello es estimulante, al menos sacará del ostracismo a la pobre Uma Thurman. Quienes queráis adentraros en este far west con yanquis que actúan como indios y nazis que actúan como vaqueros seguramente no saldréis arrepentidos.

jueves, noviembre 26, 2009

Congelados.

Antes de nada, diré que no me refiero al tiempo y que, por suerte, mi problema de móvil ya está arreglado. Es lo que tienen estos pequeños problemas gratuitos, que al menos suelen resolverse pronto y con facilidad. Pasé por la tienda del otro martes y seguía la misma torda en la misma postura. Luego fui a consultar a otra más simpática y servicial, y ahora tengo al pequeño puck encerrado en un papelajo.
El ir a clase muchas veces me rejuvenece, sobre todo cuando los profesores hacen frente común y nos meten a todos en el mismo saco de los 20 o 21 años. Bueno, yo por si acaso seguiré tomando un montón de antioxidantes con el té verde. Nuestra profe, la misma que nos está dando el cuatrimestre con sus controlitos resacosos en lunes, creyó que yo rondaba esa edad. Pero yo no tengo la menor molestia en confesar lo contrario, porque aún no soy viejo y la juventud, a medida que la esperanza de vida aumenta, parece como que se alarga. Para justificar ser el senex de la clase, y omitiendo mis empleos, saqué la carrera de Ponferrada. ¿Me ha servido? Bueno, una cosa es servir y otra ganar dinero. Claro que me ha servido, ahí está el título colgado y me la pela su falta de homologación. Yo he seguido metido en guiones, tanto los de Pigmalión como otros para los que me falta el tiempo hurtado, precisamente, por los múltiples trabajos de dicha profe, je, je.
Pero, al margen de algunos éxitos de taquilla, el cine español está en situación delicada y la televisión, más exitosa, por lo general no me parece que de productos de mucha calidad. Se ha armado un lío estrambótico por la congelación de las subvenciones al cine español desde la Comisión Europea. Es un embrollo demasiado surreal para contarlo en pocas líneas, el caso es que hay amenazas de que se van a paralizar los rodajes. ¿Es posible que el cine español pudiera pararse por falta de subvenciones? Es triste, pero posiblemente sí. Sobre todo, como es obvio, las producciones más modestas, cuyos responsables parecen ser los culpables del lío. No se, yo solo apuntaré un aspecto que me parece crucial. Como en otros muchos ámbitos de la vida, siempre es preferible calidad antes que cantidad. No tiene sentido sacar 200 películas al año, que saquen 50 y compaginando entretenimiento y calidad, es lo mejor. Después de degustar las sencillas historias del cine nipón me tragué una mamarrachada de ciencia ficción llamada Pandorum, concluyendo que muchas veces es mejor la sencillez para atraerse al público.
En fin. Yo seguiré escribiendo, como sea, mientras me deje tiempo esta carrera que, ya en estricto sentido económico, confío en que será más productiva que la anterior.

miércoles, noviembre 25, 2009

Mi vida como ilegal.

Ayer estuve cazando pucks por casa, cual si fueran duendes de esos de la ONCE. Encontré un par, pero estaban no fichados. ¡Es increíble, la cantidad de tarjetas de móvil que he acumulado en estos años, y más aún que no encuentre la que me hace falta! Así pues conseguí encender el teléfono, y me sirvió para despertador, pero no tenía línea, mis líneas están caducadas porque así lo quiso el ministro, merced a terroristas islámicos, narcotraficantes, etarras y demás hermanitas de la caridad. La única línea que tengo fichada es la más traspapelada, qué le vamos a hacer. ¿Me quitan la línea? Pues yo les quito mi voto, de todos modos no tenía pensado votar a ZP. Ocho años ya están bien, que el poder desgasta. Si viene el barbas en 2012 pues que venga, total yo a partir de esa fecha no estoy muy seguro de si querré seguir viviendo en este país.
Ayer me pasé por la tienda de Vodafone en la que hice mi contrato. Pensé, iluso de mí, que al no haber ni un solo cliente esperando me atenderían mejor. Pero la señorita, como pegada al monitor de su ordenador, no se interesó de forma muy viva por mi suerte. Y yo, que he sido dependiente, opté por dejar a semejante inepta y, sacando orgullo, deduje que si ella no me quería ayudar yo tampoco necesitaba su ayuda y que se la metiera, como dice Góngora, por la fuente del mediodía. Ya iré a buscar a alguien que aprecie más un bien escaso como es un puesto de trabajo por precario que sea. Espero no tener que desdecirme en mi propósito.
Mientras tanto, voy a degustar el té en compañía de mi móvil ilegal por momentos, incomunicado por el Gran Hermano de la paranoia colectiva, y luego ya saldremos a perder un poco el tiempo o a que me lo hagan perder.

martes, noviembre 24, 2009

Puck el de la colina Pook.

Distingo, a bote pronto, entre problemas reales y gratuitos. Los primeros los encaramos por obligación, mientras que los segundos, surgidos de una acción falta de reflexión, suelen robar bastante tiempo a los primeros. Hoy he tenido un problema gratuito, motivado por mis impulsos y el claro espesor mental de las primeras horas de la mañana.
A las nueve, alguna persona o entidad que desconocía, o no le importaba, que estaba en clase, me llamó y lo apagué por acto reflejo. No había puesto el modo de silencio porque a esas horas no suelo tener llamadas a menos que sean de esos piratas telefónicos que dan la murga con que te cambies de Internet o de cuenta bancaria. Pero hacía bastante tiempo que no apagaba el móvil, así que en principio no recordaba mi código pin. Y no es que mi memoria no trabaje, de hecho este cuatrimestre lo está haciendo de continuo. Pero ese numerito hacía ya bastante que no salía a la palestra y, en vez de dejar que regresara a mi memoria, agoté mis posibilidades y me saltó con que pusiera el código puck. Eso me recordó a Puck el de la colina Pook, un libro infantil de Rudyard Kipling que no leí en su día y ahora he recuperado. ¿Código puck, o como se llame? Pues teniendo en cuenta que mi tarjeta ha ido cambiando de móvil a medida que estos se hacían viejos, a saber dónde pelotas estará el código mágico ese, sospecho de un armario preñado de trastos en el que me internaré a ver si llego hasta Narnia o a la patria de Puck y todos los malditos duendes tecnológicos que nos juegan estas pasadas.
Lo cierto es que entre semana lo uso más para despertador que para llamadas, por eso no me urge ya que, al igual que Internet, puedo vivir sin móvil pero no sin los víveres que tengo pensado comprar esta tarde en vez de visitar, en el peor de los casos, la tienda de Vodafone. Recordad, aquellos que tenéis mi edad, que hubo un tiempo en el que no existían los móviles y aún así nos las apañábamos para quedar... Parece la Prehistoria, claro. Por lo que se refiere a mí, hoy tengo claro mi orden de prioridades y que la próxima vez no tendré el dedo tan suelto.

domingo, noviembre 22, 2009

Fin de semana japo y zen.


Venía yo rumiando desde hacía un tiempo la necesidad de tomar un fin de semana de clausura para así adelantar trabajo, liberar mi raciocinio de la ponzoña con el fin de no sucumbir a esa costumbre tan hispana de dejar todo para el último día. Aún así ya me veo esperando a los Reyes Magos entre apuntes, y mi calendario de exámenes así lo atestigua. Como complemento ideal a estas tareas he escogido echarme al paladar el por lo común sosegado ritmo de dos exquisiteces niponas. Ambas tienen un tema común, las relaciones familiares y la muerte, al igual que otra española que os recomiendo, Tres días con la familia. Con ese asunto, y en medio de este tiempo desapacible, parecen el preludio perfecto para tirarse por la ventana, pero en realidad son un revulsivo ante la plaga de Luna Nueva, cuyo éxito crece sin parar cual si se tratara de la muy superior saga de El señor de los anillos, que echaron ayer también.
El programa doble podría ser triple si se incluye a Mi vecino Totoro, de visionado reciente, pero esa es harina de otro costal. Se trata de Still Walking y Despedidas, esta última ganó por sorpresa el Oscar a mejor película de habla no inglesa. Como suele suceder en estos casos, la no premiada es superior, sin restar méritos a la otra. Still Walking ha sido aupada por la crítica a los primeros puestos de puntuación, si no al primero, y es una historia más pura que la otra, no se permite concesiones . Despedidas, por otro lado, alberga imágenes bellísimas sobre el ritual de la muerte, no exentas de humor, toda una parafernalia esmerada que irónicamente poco después acaba convertida en un puñado de cenizas.
Otro de los alicientes de estos filmes tiene que ver con la mera cultura de allí, y es que los personajes trasiegan té como si fuese agua. No se por qué habré tenido yo que nacer en un país tan cafetero como este, en el que el bicho raro soy yo por eso y por quemar incienso, je, je, incluso la máquina de té de la facultad me ha estafado ya en varias ocasiones. Pero, como pudimos comprobar en la charla de dos ex-alumnos, los filólogos tenemos una gran anchura de miras a la hora de escoger destino y quién sabe si en el futuro no tendré yo que pasar por alguna de esas casas con aspecto de derribarse al primer estornudo.
Así que, si sois capaces de asimilar su ritmo a vuestro acelerado organismo occidental, os recomiendo cualquiera de estas dos o las que he citado de forma colateral. A mí me han ayudado a tomarme con filosofía este par de días tan bien aprovechados que puedo darme por satisfecho. Bien está lo que bien acaba. ¡Sayonara!

viernes, noviembre 20, 2009

¡Que venga Chuck Norris!


El otro día vi la última película de Bruce Willis, en su regreso a la ciencia ficción y a un personaje en el estilo de otros héroes suyos, Los sustitutos. Tenía un estimulante punto de partida, un futuro en el que los humanos nos limitamos a vegetar enchufados a una máquina mientras controlamos a unos clones, más perfectos (físicamente) que nosotros, con los que podemos regalarnos una noche de farra, polvete incluido, sin temor a resacas, infecciones y aunque seamos más feos que Picio. Me gustó más esta película que la de Moon, también con clones, aunque habrá quien se haga cruces por ello. Al menos esta no se las da de intelectualoide, y ofrece un buen entretenimiento con cierto trasfondo.
Ahora vuelven los héroes de acción de los 80, aunque sea con actores en edad de jubilación. A los de la Sexta, en la que algunos de sus mandamases son también productores de cine español, les ha dado por poner la saga de Delta Force, con Chuck Norris. Ohú. Me pregunto si tendría algo que ver con lo del Alakrana. Ay, ay, aquí en España es que no hemos tenido héroes de acción de los años 80. Pienso en la última de Rambo, en la que el bueno de Jhon se cargaba a docenas a los putos birmanos, decapitándolos o como fuera, pero no importaba porque eran los malos. ¿Cuánto le hubieran durado un puñado de zarrapastrosos piratas? ¿Acaso les iba a dejar escapar, para que luego se montaran una bacanal para colocarse, tajarse y tirarse pagando (esperemos que no con nuestro dinero) a todo lo que pillaran? No, no. Bien vendría el equipo de machos que Stallone ha reunido para su próxima película, The expendables: gente como Gobernator o el propio Bruce Willis, en sendos cameos, y luego Jet Li, Jason Statham, Dolph Lundgren o Mickey Rourke, entre otros. ¡Buf! Demasiada chicha para tan triste grupo de bucaneros, Si al menos fueran piratas simpáticos, como la saga del capitán Sparrow que tendrá una cuarta entrega (espero que sin la elefantiasis de la tercera)...
En fin, que estoy planteándome dejar la filología y enrolarme, ya se sabe la canción: La vida pirata la vida mejor, sin estudiar, sin trabajar, con la botella de ron, con la botella de ron... (me acuerdo gracias a Hopewell jaja) Y hay menos posibilidades de acabar colgado en un mástil que hace unos siglos. Pero bueno, por ahora habrá que conformarse con leer a Espronceda. Y, si quieren liberar esas infestadas aguas, que se dejan de burocracia y avisen a alguno de esos viejos tipos duros como el propio Walker Texas Ranger, que le sobraría tiempo para a la vuelta evangelizarnos a todos. ¡Dios nos bendiga!

miércoles, noviembre 18, 2009

Cap. 12

La última vez se me pasó pero, por poco tiempo del que disponga, en esta ocasión no se va a repetir. Ahí va el enlace al capítulo 12 de Pigmalión:

http://pigmaliontv.blogspot.com/

¡Y ya solo quedan tres! (para esta temporada, al menos) Este tiene muchos alicientes, como la presentación de uno de los personajes más entrañables. Se aproxima un desenlace in crescendo, como en las buenas intrigas. ¡Que os aproveche!

domingo, noviembre 15, 2009

El blog ha muerto. ¡Viva el blog!

Ayer encontré dos curiosas noticias tecnológicas tanto en Público como en la Cuatro. En el periódico, que regala libros de filosofía como otros regalan tostadoras, había un estupendo reportaje sobre un futuro a corto plazo en el que podremos tener, por lo que parece, relaciones sexuales con robots prácticamente semejantes a mujeres (no está la sociedad tan avanzada como para que se planteen, por ahora, fabricar hombres) En cinco años, dicen algunos. Uf, pues sí que habríamos evolucionado desde la muñeca hinchable de todas las despedidas de soltero. Parece que el mundo cyborg que retrato en Los Abrasadores no es una entelequia, solo espero que pueda servir para hacer el amor y no la guerra. Me recuerda a esa espantosamente aburrida película, Lars y una chica de verdad (o algo así), en la que el protagonista tenía problemas para relacionarse con la gente y adquiría una de estas realistas réplicas para tener una relación, eso sí, casta. ¿Y por qué no un gigoló como el Jude Law de Inteligencia Artificial? Je, je.
En el telediario de la noche salió una feria de blogs. Por lo visto, el perfil habitual del bloguero es de un hombre joven y adicto a las tecnologías (?) Por supuesto que sacaron la excepción en una venerable abuelita bloguera. Y luego uno dijo que los blogs ya están pasando de moda, que ahora se llevan las redes sociales porque son más interactivas y no requieren tanto seguimiento. En esto último le doy la razón. Llevar un blog y actualizarlo cada poco puede resultar un suplicio cuando no tienes nada interesante que decir o cuando no tienes tiempo de decirlo, aunque yo aprovecho hasta las circunstancias más adversas, como esta mañana de domingo lluviosa y con resaquilla, para escribir. Adelanto que el año que viene no tengo pensado seguir este ritmo, creo que tendré que hacer descansar más este blog para dedicarme más a su hermanito poético o a otros proyectos. Por lo que respecta a las redes sociales, podría prescindir de Facebook, y más aún de Tuenti, antes que de este blog, que es más veterano, es una creación mía y me ha acompañado en grandes momentos de mi vida. Es menos interactivo, y más íntimo. Y yo en las redes sociales no escribo, propiamente hablando. Alguna frase, alguna reflexión... Nada más. Por suerte a mí no me imponen las modas, así que esperemos que haya blog para rato, o al menos hasta que Blogger quiera.

jueves, noviembre 12, 2009

Fucking lunas.

Ayer tuve la mala idea de ver Moon, la película que triunfó en el último festival de Sitges quizá porque su jurado supo penetrar en capas filosóficas que a mí se me escapan o me resbalan. Desde luego que la ciencia ficción reflexiva no es para mí. Me dormí en 2001, escuché a gente roncando en la proyección del Solaris de George Clooney (no se cómo sería el original) y en Blade Runner quizá me dormí también. Todo esto puede sonar a blasfemias, pero, qué le vamos a hacer, para mí el paradigma del sci-fi sigue siendo Star Wars, pese a lo naif (ni el Imperio Contraataca ni la Venganza de los Sith lo son)
La culpa fue mía, yo ayer por la noche no tenía el menor interés de pensar, tan solo de desconectar un poco antes de asumir el último madrugón semanal. Y esta película me entusiasmó al principio, pero luego me fue aburriendo. Con un actor por duplicado, el mismo escenario casi siempre y una grúa parlante, pocos alicientes pude hallar. Eso no quiere decir que la película sea mala, pero posiblemente no era el momento adecuado ni yo tenía un concepto acertado acerca de la misma. Para clones, me quedo con los de George Lucas.
Y podrían haber llamado a la película Luna, quizá no quisieron por la proximidad de Luna Nueva, la segunda entrega de la incomprensiblemente exitosa (para mí) saga que comenzó con Crespúsculo. ¡Qué sociedad esta! Dicen que unas instituciones van a gastar miles de euros para fomentar la masturbación en los adolescentes, y esta es una actividad que se fomenta por sí sola y no necesita más estímulo que el que provoca ella misma; por otro lado, esos mismos jóvenes se agolpan para jalear a estos vampiros castos o, peor aún, enloquecen ante los Jonas Brothers y sus anillos de pureza. ¿Qué es esto? ¿Neopuritanismo contra sexo banalizado? No estoy por ponerme filosófico, solo diré que al menos Luna Nueva pinta mejor que la anterior película, al menos parece tener más acción y personajes interesantes. El lobo que aparece en el anuncio canta a digital a saco, y del entuerto se encarga el director de American Pie, dueño de una carrera esquizofrénica que va de desde los chicos salidos de la tarta de manzana hasta el presente best-seller mormón, pasando por otra adaptación literaria, esta vez atea, que diluyó y echó a perder junto a toda su saga, La brújula dorada.
En fin, yo sí que voy a bajar de la luna y trataré de ponerme a hacer cosas útiles este fin de semana, si puede ser.

miércoles, noviembre 11, 2009

Misantropía y buen rollo.


Os voy a recomendar dos comedias diferentes aunque con un mensaje común en su desenlace: celebrar la alegría de vivir, ya sea respecto a un viejo cascarrabias o respecto a otras viejecitas más alegres y marchosas. Con todo, lo más divertido que he leído en los últimos días es que Jorge Javier Vázquez es licenciado en mi carrera a extinguir, Filología Hispánica. ¡Ohú! Cinco años estudiando esta bella titulación para luego ganarse la vida hablando de cosas ínfimas a más no poder. Y no digo que la obra de Proust no tenga algo que ver con el Lecturas, pero aún así... La vida da muchas vueltas, pero en el futuro yo no me veo rodeado de rebotados del Gran Hermano y otros tipos iletrados y orgullosos de serlo.
Por un lado está Si la cosa funciona, de Woody Allen. Supongo que no es necesario decir que este hombre se repite, ya que rueda una película al año y su registro tampoco es que sea muy variado, no le veo haciendo una película de terror o un capítulo de la saga Star Wars (C3PO ganaría mucho, eso sí) Nos presenta aquí a un personaje odioso en principio, que juega a engañarnos con lo que el filme dará de sí cuando en realidad el desenlace no tiene nada de negativo y sí peca de irreal, como otros episodios de la película; véase la boda de la joven guapa con este misántropo que es su polo opuesto, o los padres, integristas religiosos que se hacen todo lo contrario en cuestión de minutos. En fin, ¡es una comedia, para qué pedir realismo! Y Allen, a medida que se hace mayor, parece estar más abierto a abordar todo tipo de relaciones erótico-sentimentales (bueno, la suya con su hija adoptiva es peculiar también) Primero coqueteó con el lesbianismo en ese folclórico retrato que fue Vicky Cristina Barcelona, y aquí hay una pareja de homosexuales y una mujer, madura, que mantiene un trío permanente (no se aclara si de connotación hetero o bisexual) con dos maromos. Omitiré la etiqueta habitual de este no es el mejor Woody Allen, pero sí diré que me ha parecido lo mejor desde Match Point, que era bien distinta.
Vacaciones de Ferragosto es otra estimulante propuesta, de apenas hora y cuarto de duración, que narra algo que se podría haber quedado en anécdota rara: un italiano maduro, sin oficio ni beneficio, se ve obligado a cuidar a un grupo de ancianitas (entre ellas su propia madre) a cambio de favores de diversa índole, durante lo más tórrido del mes de agosto. Y, aunque no falten leves trifulcas entre las madamas, al hombre se le dará tan bien que uno piensa que ojalá hubiera muchos como él en este mundo. Terminé el visionado con unas ganas tremendas de tomarme un Lambrusco, aunque dicho vino creo que no aparecía en la historia, quizá algún mensaje subliminal que yo no hubiera captado. Como sea, es todo un chute de buen rollo y una puñalada en el corazón de todo ese cine que idolatra la juventud y la belleza, a menudo efímera, por encima de cualquier otro valor.
Hace falta reír en estos tiempos oscuros. Si no lo conseguís con esta sesión doble, será que nuestros conceptos del humor difieren un poco, je. Sea como fuere, que aproveche.

domingo, noviembre 08, 2009

La foto pendiente.


Ayer Paco en persona me recordó que no había colgado estas bonitas e interesantes fotos que me envió. De Florida, ¿verdad? Quizá recuerde mal esta cabecita loca, más loca que nunca en días como el de hoy, en los que me da por pensar que la barca de nuestra vida acabará hundiéndose bajo el peso de nuestras gilipolleces. Pero esas reflexiones son muy propias de las tardes de domingo raras, ya lo decía Amaral, y nuestra misión es ir aligerando esa barca.


El estado de Maine, el de Stephen King, acaba de prohibir el matrimonio gay y, que me perdone Hopewell la hipérbole, eso es más terrorífico que cualquiera de sus novelas. ¿No sería un buen argumento para el maestro? Una plaga de homofobia se extiende por algún apacible pueblecito a la manera de los vampiros de Salem´s Lot. Paco también me ha obsequiado con unas chapas a favor de la proposición 8, la que aprueba dicho matrimonio, que llevaré por aquí aunque la mayoría de la gente no tendrá ni puñetera idea de a qué se refieren (y en algunos casos me haré el sueco respecto a ello)

Estas camisetas son tan bonitas como los maromos descabezados que las llevan, me gustaría tener una aunque quizá sean demasiado de San Francisco como para León. Sí me gustaría lucirla cuando salga a exponer mi trabajo para Literatura III, el cual versará sobre los abundantes y por lo general anónimos poemas sobre la sodomía en el Siglo de Oro. Hablando de deberes, voy a ir terminando para luego repasar el minicontrol de Filología Románica de todos los lunes. Aunque fáciles, estos exámenes me fastidian mucho mis tardes de domingo raras (e irónicamente productivas), por lo que nuestra profe francesa mejor que no cuente conmigo para coger alguna de sus optativas del segundo cuatrimestre. No me qiero ir sin desear una pronta recuperación para nuestra Má, porque la salud de los padres es lo importante y todo lo demás accesorio.
PD- Ya se ha estrenado el cap. 11 de Pigmalión, el capítulo maldito. Otra tarea pendiente, colgar el enlace el próximo día.

sábado, noviembre 07, 2009

Inmortal.

Seré tu luz... No, no me refiero a la canción de la Oreja. Ya escribo desde mi viejo ordenador, que no creo que llegue a los 103 años de Francisco Ayala pero en todo caso, teniendo en cuenta la proporción portátil-ser humano, aún parece tener cuerda. Ya empezaba yo a darle la razón a Rajoy en eso de que Santo Job solo hubo uno (y el Santo Job tuvo la suerte de no haber llegado a la era de la informática) cuando, gracias a la externa e indispensable ayuda familiar, aquí ando de nuevo. Otro que también ha resucitado es un muñequito de Bilbo, regalo de hace varios cumpleaños, que debía andar rondando por el piso de República Argentina y ha aparecido, como es usual, escondido en cualquier madriguera. ¡Qué nostalgia! Me pregunto quién interpretará al mítico personaje en la próxima versión de El hobbit, una duda que trae en vilo a muchos fans bastante más frikis que yo. En fin. Ahora que he recuperado mi herramienta de trabajo confío en que pueda escribir entradas más sustanciosas que esta, aunque no lo tengo claro. Este cuatrimestre es durillo, y cuando me viene la inspiración suele ser para un campo que tenía olvidado y en el que ahora tengo puestas muchas esperanzas y energías, el de la poesía. Si visitáis mi otro blog creo que lo podréis comprobar. Lo que importa es que el old laptop ya está con su dueño, el Viernes (aunque en mi edición era Domingo) se ha reencontrado con su Robinsón. Y que no me deje al menos hasta que acabe esta singladura.

jueves, noviembre 05, 2009

Al rescate.

Una de mis sentencias favoritas, si no la que más, es la que reza de esta manera o similar: No se valora lo suficiente lo que se tiene hasta que se pierde. Cierto. No hay año en que no la saque a colación y, de hecho, ahora mismo me ronda en la cabeza por temas varios.
Respecto al ordenador, es algo obvio. Cuando tienes la rutina a estas horas de tomar el té y chatear un rato al tiempo que degustas alguna lectura más o menos digerible, es raro que de un día para otro se rompa. En breve, el Leon Team (más bien mi hermano, que yo estaré casi de oyente) se pondrá manos a la operación y con suerte esta noche, tras una semana más corta de lo habitual y poco dura, podré solazarme en la visión de los documentos que creí perder y rememorando otros que tal vez deba sacrificar...
No se. Qué nervios en todo caso. Siento una cierta sensación de euforia y a la vez temor. ¿Será el mono? ¿Será que soy adicto a las nuevas tecnologías? No lo creo, en todo caso sí lo seré a algunas costumbres que, siempre que salgo de aquí, intento conservar aunque no de todas lo consigo (el olor a incienso no es muy popular)
Así que voy a reponer fuerzas y , como empezamos con aforismos, os dejo con otro muy sano que he aplicado hoy: One apple a day keep doctors away.

lunes, noviembre 02, 2009

Todos los difuntos (ordenadores)

He exagerado a sabiendas en el título. Mi ordenador no está difunto, ya lo creo, solo está siendo boicoteado por sus súbditos hasta el extremo de que va a necesitar ayuda foránea, la mía y la de mis aliados. Todo este desorden ha sido iniciado por el Windows, que de la noche a la mañana se declaró en huelga por motivos no conocidos hasta la fecha, y mis intentos de instalar alguna otra versión fueron abortados.
A la espera de que esa sustituta llegue, por ahora ni siquiera puedo encender el portátil por un cargador que, ese sí, puede contarse ya en el número de los difuntos. Lo adquirí en una tienda en la que juegan a electricistas y dependientes, cuando de lo primero saben bastante y para lo segundo pobremente valen. Me temo que tendré que regresar allí, mal que me pese, porque si lo único que necesita es un nuevo sistema operativo y electricidad, pues tampoco creo que sea para echarse a llorar, quizá en unos días tenga conmigo a ese trasto que tanto ha significado para mí.
Sí, podéis reír, pero hay algo de sentimental en esto. Ese portátil me ha acompañado en dos ciudades, viviendo en cuatro o cinco pisos diferentes, pariendo este blog y el otro, ayudándome en mil actividades confesables e inconfesables, y no es Internet todo lo que reluce... De hecho, también tiene canciones, pelis, fotos, tantos escritos como ya no puedo recordar y ha sido escenario de mil batallas en, por supuesto, el Héroes. Por ello no pienso rendirme tan pronto, porque un par de hijoputescos accesorios quieran darme guerra. El portátil ya estuvo a punto de fenecer hace un par de años, cuando empecé la carrera, pero no fue necesario ponerlo en la UCI, ha seguido sirviéndome con fidelidad y, ante los achaques, buena cara y a intentar arreglar el estropicio antes de que la hora de los exámenes y los trabajos se acerque demasiado.
Difunto aún no, y lucharé por tenerlo a mi lado con suerte (quizá peque de optimista) hasta terminar mi también moribunda licenciatura.