martes, febrero 24, 2009

CRÓNICAS MAÑAS.

Aquí tenemos al abrasador luchando contra las fuerzas de la naturaleza, el cierzo de Zaragoza, en un embarcadero sobre el Ebro.
24/2/09
Nunca se debe mirar a una persona que duerme. Es como si abriéramos una carta que no ha sido dirigida a nosotros.


Sacha Guitry.

Este viaje, como me advirtió de forma lúcida un buen amigo, ha tenido buenos y malos momentos. Como siempre, recordaré solo los primeros y trataré de enmendar los segundos, como sea que confío en que esta no sea mi única crónica maña. Eso sí, la presente será somera porque la escribo en el interludio antes de otro viaje.

Ahora me hallo escribiendo entre el traqueteo del tren Alvia. En mi ingenuidad, pensé que por ir en clase Preferente me darían alguna consumición. Veo que no, al menos se está más cómodo. He estado leyendo a Petrarca y algunos periódicos con reportajes sobre los Oscar, que yo escuché en directo. Pero ordenemos bien la fábula...

El sábado por la noche fue la fiesta de disfraces en casa de Jota, mi amigo y anfitrión. Él y yo formamos una pareja peculiar. Ya visteis mi disfraz, pero él no fue de princesita Disney, sino moderna (todo el mundo le gritaba ¡Letizia, Letizia!) Pese al desfase temporal, estuvo bien. De la party me quedo con el psicoanálisis al que me sometió, desde un freudiano sillón, un adolescente al que vi como el espejo de lo que yo podría haber sido (y, creo que por fortuna, no fui) Eso sí, no le gustó mi pipa. Quizá es que no la chupaba del modo adecuado... Luego cogimos el búho, gratuito allí, y nos fuimos de fiesta hasta que regresamos con unos cuantos acoplados, algunos bastante tontos. Si encuentro alguna foto de la noche que no sea muy degenerada, la colgaré otro día.

Ni que decir tiene que el domingo estábamos amomiados (voy a proponer a Salvador Gutiérrez este adjetivo para el diccionario de la RAE, creación de un buen amigo suyo) Para conseguir escuchar los Oscar tuve que dormir algunas horas antes de la gala. Mi avispado organismo se despertó a las dos, y los Oscar comenzaron a y media. Los escuché por RNE, vía móvil. Se me hizo muy ameno, y no me dormí pese a estar acostado. El primero fue el de Pé, y me alegré como español y por ser lo mejor de la película. Pero para felicidad, la que me dió la única sorpresa de la noche: Sean Penn ganando a última hora a Mickey Rourke y arremetiendo contra la prohibición del matrimonio gay en su discurso. ¡Lo conseguimos, Paconcio! Ahora ya solo queda saber cómo descargarme la gala...

Ayer, con resaca pero solo de los premios, iniciamos el periplo turístico en sí. Primero el Pilar, claro. De allí tengo el único souvenir, una cinta de la medida de la Virgen que es tradición regalar (que yo no crea en su poder no quiere decir que a quien se la ofrezca tampoco lo haga) Luego al teatro romano, el puente de los leones, la ribera del Ebro, etc. Comimos de tapeo, pero no como en León; puede que el búho sea gratis, pero las tapas no.

Por la tarde, fuimos a la sede de Magenta, donde nos esperaba Pixu. Aquí tenéis una foto de ellos dos allí, intercambiándose (nunca mejor dicho) los papeles:


Dejamos a la srta. Bueno currando y, mientras la esperábamos, nos dedicamos a algo más lúdico, jugar a la Oca; gané 12-8, conste que yo prefería el parchís. Ella llegó más tarde, con el resto de troupe de Magenta. El cónclave se disolvió pasado un rato, y Jota y yo aún paramos en un bar de camino a casa, donde esperaban otro par de colegas. Un buen sitio de música rockerilla.

Poco más he de añadir. Mi valoración es positiva, y si ha habido algún reparo en su mayor parte ya lo habría previsto. Como el que, al ser un viaje tan condensado, el cansancio me pasó un poco de factura, creando un mal humor que a veces puede interpretarse mal. Pero no se olvide que no deja de ser algo experimental, que no va a salir perfecto en un primer intento. Y ahora a Suecia. Vamos allá, allá vamos. Jai ho!

sábado, febrero 21, 2009

Orígenes y consecuencias del miedo.

De aquesta guisa tengo pensado salir esta noche por Zaragoza. Parece una locura, ja, pero es tiempo para hacer locuras. Antes, en la Edad Media por ejemplo (época de la que está sacado mi disfraz), el Carnaval tenía un sentido mucho mayor. Recordemos la Batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma del Libro de Buen Amor. Ahora la Cuaresma ha perdido bastante significado, sin embargo Carnaval sigue siendo una fecha para que la gente, por irónico que resulte, se quite la careta. Hacía bastantes años que no lo celebraba, pero este se dan todas las circunstancias necesarias para que desee una vuelta a lo grande.
Lo cierto es que este viaje, más corto de lo que desearía, me recuerda a uno que estuve a punto de llevar a cabo hace bastante tiempo, y se quedó en un mero proyecto; no por causas ajenas, sino por mi propia indecisión, mi propio miedo. ¿Cuál fue el origen de ese temor? No tengo tiempo para disertar, pero hay una causa que cobra fuerza: la incomunicación. ¿Y su principal consecuencia? Pues el dolor, la puñalada trapera que yo no tuve intención de asestar pero lo hice, llevado por mis demonios. Por fortuna, todos solemos tener la oportunidad de redimirnos, y para mí ha llegado hoy.

Virginia Woolf en Las horas: No se puede encontrar la paz evitando la vida.

miércoles, febrero 18, 2009

Que la Fuerza me acompañe.

Para el examen, me refiero, aunque no creo que haga mucha falta. Mira que si me derrota un peso ligero como el de mañana, después de haber tumbado a Mike Tyson (Lingüística)...
Se me pasó algo importante, colgar algunas fotos de la Star Wars Exposition de Madrid. Semejante falta será reparada ahora mismo, con una selección de las mejores. Mejores no respecto a calidad, que no es muy buena, pero al menos sí mejores como recuerdo.


Como esta de la entrada, posando con los viejos colegas robóticos R2 D2 y C3PO.

Aquí Oli, cual sicario de Darth Vader.
Sandra y yo, muy pequeños frente a los inmensos y peludos wookies.
Como no tenía al Anakyn de carne y hueso, me conformé con la foto desde la que me apunta con sus morritos fruncidos.

Para no perder más el tiempo en frikadas y ponerme de inmediato a repasar el examen, aquí os dejo con las sabias enseñanzas de uno de mis mentores, el maestro Yoda: Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. Amén.

Ceguera moral.


Ni siquiera en semanas tan ocupadas como esta quiero perder el placer de un poco de buen cine. Anoche le tocó el turno a una película que aún no se ha estrenado aquí: A ciegas, horrorosa, una vez más, traducción del original Blindness (Ceguera) Está basada en la novela Ensayo sobre la ceguera de José Saramago.

Confieso que yo no he leído nada sobre esa tal Sara Mago, pero sí que tengo esa novela en casa. La estuve ojeando y me pareció, en principio, infumable: inserta los diálogos de manera indirecta, sin acotaciones, no está dividida en capítulos y apenas tiene puntos y apartes. ¿Será para reflejar la opresión de la ceguera? Ahora que he visto su adaptación quizá me atreva a hincarla el diente.

Como su mismo nombre indica, Blindness comienza cuando un ciudadano de repente se queda ciego, sin motivo aparente, y su enfermedad se va contagiando como un virus, provocando el caos y haciendo que las autoridades encierren a los ciegos en campos de concentración que sacarán lo peor de la condición humana de algunos de esos grupos. No tengo el ánimo de ponerme muy profundo, pero sería como una metáfora universal (de hecho, los personajes no tienen nombre propio) sobre la ceguera no ya física, sino del alma, entendida esta de forma simbólica ya que no cristiana. Tiene escenas bastante duras de ver, y otras muy hermosas. La batuta la lleva Fernando Meirelles (Ciudad de Dios, El jardinero fiel) Y dentro del multiétnico y heterogéneo reparto, destacan un inquietante Gael García Bernal como el villano de la función, y sobre todo Julianne Moore en el personaje principal. Es una de mis actrices favoritas, por la que puedo tragarme cualquier peñazo como Savage Grace (bueno, en este caso el morbo también ayudó bastante) Ella tiene una fuerza, una presencia en pantalla que le permite lidiar con todo tipo de dramones, aunque también haya hecho escapismo como la segunda entrega de los tiranosaurios y compañía del Jurásico. Aquí borda una heroína que guía, cual Mesías femenino, a los ciegos porque solo ella ha podido conservar la vista. Tierna cuando ha de ser tierna, dura cuando las circunstancias lo requieren, este personaje, Mujer del Doctor a secas, quedará para mi recuerdo como el de Lejos del cielo o, sobre todo, el de Las horas con su confesión final, tan breve como lapidaria: Era la muerte... Escogí la vida. Ahora que al fin se acuerdan de Kate Winslet, espero que la próxima sea ella. ¡Por Libia!

Las películas de los Oscar, como de costumbre, supongo que las veré a posteriori, a excepción de Milk. Me la suda, creo que este año será todo bastante previsible, así que no me pierdo nada por no ver la gala aunque, tal vez, la escuche. Si me dejan, puede que os mande una crónica desde algún ciberlocutorio mañico...

martes, febrero 17, 2009

Mil millones, cero neuronas.


La semana pasada se me olvidó comentar algo. No suelo ojear el Marca, aunque como periódico deportivo creo que al menos no tiene la desvergüenza del As, poniendo en la contraportada a una tía maciza con poca ropa o sin ella a secas. ¡Fútbol y tetas! Algunos y, por qué no, algunas no necesitarán nada más para vivir.
Sin embargo, había un rasca-rasca de esos que nos conceden la ilusión de pillar un pellizquito de euros. En vano, pero al menos leí una noticia a doble página que me alegró, y dice mucho del espíritu del periódico: el nacimiento de la primera peña gay y lésbica del FC Barcelona. Quienes se preguntan que por qué incluso aquellos a los que no les gusta el fútbol suelen inclinarse por ese equipo antes que por el Real Madrid, ahí tienen ese bonito gesto.
Como contraste, al lado pusieron una retahíla de expresiones homófobas, proferidas por personas (?) relacionadas con el balompié a diversos niveles: jugadores, entrenadores e incluso mandatarios que debieran velar por la cordura de todos ellos.
¡Buf! Lo cierto es que el mundo del deporte suele ser sumamente hipócrita. Pillan a Michael Phelps fumándose un porro y se arma la de Dios, y sin embargo no cuando se escuchan sandeces tales que hirieron de gravedad mi inteligencia, por no hablar de mis sentimientos. En base también a velar por la higiene mental de mis lectores, no emponzoñaré este blog escribiéndolas, tan solo una: Prefiero jugar antes con un drogadicto que con un homosexual. Firmado: un futbolista cuasi anónimo, que no pasará a la Historia por su arte y por eso supongo que viene con estos sapos, quizá motivados por el influjo de las propias drogas. Pero, ¿de qué les sirve ganar tanto dinero si luego no tienen asesores de imagen que les impidan quedar como gilipollas? ¿Viviremos siempre en la época de Gil y Gil o nos iremos aproximando más al espíritu de Jorge Valdano? ¡Menudo ejemplo para la juventud!
El fútbol no es ni gay ni hetero, ni de izquierdas ni de derechas. Yo mismo me enfudé la rojilla hace años para ir a animar a los nuestros (cuando perdían siempre) Así que ojalá la igualdad se vaya apoderando de uno de sus más intrincados bastiones. Ni cánticos simiescos ni cánticos sobre mariquitas.
Hablando de sandeces, el próximo sábado voy a Zaragoza. No es que el viaje sea una sandez en sí, pero resulta que al alcalde de allí, un jarrón chino del gobierno de Felipe González con innegable parecido al Jaffar de Aladino, le ha dado por poner una calle al fundador del Opus, Escrivá de Balaguer. ¿Hacía falta meterse en semejantes berenjenales? Bueno, al menos va haciendo méritos para ser el próximo embajador en el Vaticano. Gracias a la gente, a la buena gente que he conocido allí puedo saber que una ciudad no se refleja en la catadura moral de sus regidores...

domingo, febrero 15, 2009

Granjero busca esposa.



Dije a mis compañeros de clase que tenía que escribir un post sobre esto, y así lo cumplo. En clase precisamente, este año hemos estudiado la poesía pastoril y bucólica, que tiene como antecedente a Virgilio y como nuestro más destacado representante a Garcilaso de la Vega con sus églogas. A diferencia de la tradición castellana, los pastores del Renacimiento son refinados, en realidad no apacentan el ganado sino que este parece apacentarse solo. Tienen cuitas de amor, y se pasan el tiempo lamentándose y cantando. Por un momento llegué a pensar que los protagonistas de Granjero busca esposa pudieran parecerse un poco a estos tipos, pero ya veo que no; ni siquiera a Miguel Hernández, nuestro poeta cabrero y autodidacta.


Más que sufrir por amor, les toca hacer sufrir porque tienen que decidirse por una de las dos mozas asignadas. Lo cierto es que, al margen de que como casi todo en televisión esto se basa en un formato ya inventado, los triángulos amorosos siempre funcionan, al margen de la naturaleza de sus componentes. Lo cierto es que el nombre del espacio podría variar en ocasiones: Granjero busca logopeda o filólogo, dados los problemas de vocalización y ortografía - cocreta - de algunos de estos modernos Salicios y Nemorosos; Granjero busca psiquiatra, por ese vasco de pura raza que parece estar todo el día enfadado, como en su día Xavier Arzallus. ¿Le veremos tierno alguna vez? Y, ¿por qué no Granjero busca esposo? A fin de cuentas, estos de la Cuatro mandaron nada menos que a la homófoba Rusia a una pareja de locazas en Pekín Exprés, ¿por qué no hacer un remedo de Brokeback Mountain? (por cierto, esta la echan esta noche en la Uno, y sin censura, no como en Italia)


Yo siempre he creído en los triángulos, aunque pueden ser peligrosos. Ahora mismo creo estar dentro de uno, no del mismo estilo que los que refleja el programa anterior, pero que a veces me estimula y otras me desespera, me sume en una especie de esquizofrenia amorosa. Supongo que se deberá a mi propia naturaleza, en fin. No está el día para divagar, lo dejaremos para otro día.


jueves, febrero 12, 2009

Película militante... y terapéutica.


¿Cómo sabéis si la Tierra no es el infierno de otro planeta?


Aldous Huxley


Cierto. No puedo sino afirmar lo mismo que el autor de Un mundo feliz, novela a revisitar. Y más después de ver Mi nombre es Harvey Milk. Después del cine, me desplacé atontado, casi por inercia, hasta Plaza de Castilla para la ver la exposición sobre Star Wars en la Fundación Canal con Oli y Sandra. El contraste no pudo ser mayor: yo no soy de llorar. Muy jodido tiene que ser el asunto para que se me escapen las lágrimas; sin embargo, el desenlace de la película no por previsto me evitó un nudo en la garganta que me duraría un rato considerable. No obstante, una hora después de eso me encontraría aplaudiendo un espectáculo en el que varios niñines combatían contra Darth Vader con espadas de plástico.

¿Frivolidad? Es posible. No obstante, guarda su relación. Entre todos los planetas que se veían reflejados en dicha exposición, imaginemos uno en el que Milk no tendría por qué haber sido asesinado, uno en el que no existan las religiones ni los nacionalismos... En ese caso, la Tierra bien podría ser el infierno de aquel. Aunque, como dice otra infernal frase, muchas veces el infierno son los otros. En la película el dicho se cumple en ese adolescente de pueblo que, aunque no puede utilizar sus piernas para escapar, al final escapa. Una secuencia emocionante, no se si tendría base verídica.

Al irla a ver en el cine y no tener las distracciones que puedo tener en este cuarto, la película me llegó bastante más. Eso sí, ya lo dijo un amigo el sábado. Para algunos será ún buen filme, o un gran filme. Pero para quienes sienten y se dedican a lo mismo que Harvey Milk, el entusiasmo llegará a calificarla de obra maestra. ¿Lo es? Pues no se. Es una película militante, y a mucha honra. Era necesario que así fuese. Tampoco la veo como hagiografía. Describe algunos defectos del movimiento gay, como una misoginia bastante parecida a la de algunos heterosexuales (y no se dice ni una sola palabra sobre bisexualidad) El personaje de Milk, como nos sucede a todos al margen de nuestra orientación, tiene contradicciones: la escena que más recuerdo es esa en la que pretende, en directo, sacar a uno de sus conmilitantes del armario y luego su ex-novio le recuerda que a él mismo le costó lo suyo aceptar su realidad y sacar a sus amantes a la luz. Pero yo siempre he pensado que los valores artísticos de una película son independientes de su intención. Puedes admirarte de El triunfo de la voluntad como obra fílmica sin por ello compartir su discurso pro-nazi.

Y el cine como medicina es algo probado, y real: ver esa película, además en una sala medio vacía en la que los pocos espectadores guardaban un comportamiento sin tacha, me motivó, me reclutó, como el emblema del personaje: Mi nombre es Harvey Milk y estoy aquí para reclutaros. Y me hizo pensar, mucho, pero no de forma impulsiva. Por ello, tendré que verla más veces aunque sea en versión doblada. Por suerte mucho ha cambiado desde esa época, pero aún continúa la batalla de la que él fue uno de los mártires más destacados. A mí no me gustan las batallas, pero sí la estrategia...

lunes, febrero 09, 2009

Madrid´s blog II.

8/2/09

Hoy he cometido un buen acto y un mal acto, pero la balanza no se ha equilibrado: he salido ganando gracias al malo, ja, ja.
Que nadie tiemble, empero. Solo me he aprovechado de una señora o señorita quien, gracias a su despiste, me ha financiado parte de mi expedición a la Cuesta Moyano. Estuve moderado, solo pillé seis libros, uno para regalo. Si se ve que el precio está entre uno y tres euros, se notará que no es dispendio. Tan solo lo sería si yo viviese en Madrid, porque este lugar me arruinaría (pero bueno, lo que no me he gastado en copas el sábado por la noche lo gasté el domingo por la mañana en libros. ¿Ganadores? El cerebro y el hígado)
Al volver en metro, la fémina dejó caer un billete de diez euros prácticamente hecho un canuto. Yo me dije: ¿Será esta la ocasión que el fatum me ha destinado para redimirme un poco de mis gastos? La daremos el lapso de cinco estaciones, hasta Legazpi. Si se da cuenta, pues nada. Si no, no será culpa mía el que trate su dinero como si fuera un folleto de propaganda. No hay mal que por bien no venga. Así pensará en dar más uso al monedero. Y, voilá, en Legazpi se paró al igual que yo, ignorando el billete que me agencié, y desde aquí quiero dar las gracias por el descuido. Ni antes era un cabrón ni lo seré ahora; si llega a ser uno de cincuenta o la cartera... En fin. Lástima que no hubiera sido una señora con aspecto de reaccionaria adinerada, eso me hubiera creado menos cargo de conciencia.
Pero la gente también se aprovecha de mí en el transporte público, y de una manera a mi parecer mucho más ofensiva. Al ir a coger el tren hacia Majadahonda, con el fin de una reunión creativa que era uno de los puntos álgidos del viaje, un joven melenudo (pero no con signos de vivir en la indigencia) se coló gracias a mi billete. Ya sin duda alguna, no solo se aprovechó de mi dinero sino que para pasar la barrera se colocó frente a mí en una posición contra natura, ja, ja, que a un desconocido yo no se la puedo consentir a menos que me atraiga a primera vista. Ni le reproché eso ni le delaté a unos guardias que, ejem, se encontraban mirando en dirección opuesta. Ya se lo que estaréis pensando: 10 frente a 1,95 ya es diferencia.
Pero, desde el punto de vista moral, ¿quién se aprovechó más? Claro que la moral es siempre relativa...

PD- Hoy, si el plan se desarrolla de manera adecuada, toca celebrar por anticipado los días del Orgullo Friki y LGTB. Milk y Star Wars Exposition. Ya contaré...

viernes, febrero 06, 2009

Madrid´s blog.

5/2/09

Mi viaje en el Alvia de ayer fue bastante cómodo, no sin anécdotas. Antes de llegar a Pucela, un grupo de jóvenes de estética perro-flautesca vino a okupar parte de mi vagón, y luego me los volví a encontrar en diversas fases de mi camino: Atocha, Pacífico y al fin en la glorieta de Legazpi, donde casi atropellan a algunos, no se si por colocón o alelamiento.
Más tarde dejaron el lugar a un grupo de jubilados, a algunos de los cuales tuve que subir la maleta. Es de suponer que su destino final sería Alicante, aunque no está el tiempo para mucha playita. Desde luego que iban equipados para un largo viaje. Recién llegados a Madrid, en el parón que hubo justo antes de bajarme, se sacaron una señora merienda: botella de vino, tortilla, embutido...¡Ah, aquellas damas que no pudieron probarlo por el colesterol! Así luego la esperanza de vida es más alta en ellas.
Pues yo hoy he cenado tortilla, jamón, chorizo y queso. Me faltó el vino, aunque no vendría mal para la inspiración. Tenía que reponer fuerzas luego de resistir los embates del consumismo más atroz en el centro de Madrid. Porque eso de visitar más de diez tiendas y no comprar nada... (Bueno, si acaso creando la intención) Suerte que uno no es nuevo aquí y ya sabe a qué atenerse.
Otra cita de calendario:
Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.
Groucho Marx.
Ese sí fue un gran cómico, y no los que han fundado el Saturday Night Live español (¿en jueves? ¡¡ Vaya anomalía semántica) Pensar que del original americano salió gente como Bill Murray, entre una lista interminable. Claro que la culpa no la tienen solo los actores, sino los guionistas, creadores de unos gags sonrojantes. Me gustaría acudir a una sesión de brain-storming...
Seguí el consejo marxista y continué leyendo La letra roja, de Nathaniel Hawthorne. Para colmo luego emitieron Porky´s, película dedicada a adolescentes que, curiosamente, a mí solo me hizo gracia en mi infancia. Nada de gracia me hace el probable remake que se sacarán de la manga en brevis.
Conclusión- Aunque existen condiciones para el estudio, dudo que lo haga; mejor acortar la estancia y así tampoco me piraré clases. Mañana, con suerte, comienza mi vida social aquí, y en estos días colgaré este escrito; con retraso, pero así suele suceder en muchas crónicas.

PD- La TV en Madrid, con todo, refleja una variedad de estilos y gustos cuanto menos estimulante. Ahora me ha hecho contemplar dos escenas que preferiría haber soslayado. No creo que me quiten el sueño...

miércoles, febrero 04, 2009

Return to Madrid.

Me las piro, por mucha agua que caiga voy en tren y no debo temer a los embotellamientos. Volveré por este blog un día de estos, aunque los locutorios no es que sean lugares que inspiren mucho. En Madrid hay bastantes sitios con wifi, pero voy a dejar a este portátil aquí tranquilo. Más de cuatro años ya es mucho para un trasto de estos, quiero que descanse de mí y yo también descansar de él. Volveré a mis cuadernos y libretas auxiliares, todo bajo la égida de las teorías aristotélicas que debo chaparme allí.
Para acabar con una nota curiosa, debo decir que no he entendido muy bien la rocambolesca historia del Goya desaparecido. Confieso que no la leí por completo, a fin de cuentas eso hubiera sido dar la razón al chorizo, que lo que quería era salir en los medios como fuera. Pues hombre, vaya gracia. Se lo podía haber quitado a Javier Fesser, que tenía dos, o a Penélope Cruz, a quien los premios le salen por las orejas. Pero no, se lo afanó a un pobre diablo director de cortos documentales que igual ya no tiene oportunidad de ganarlo otra vez. Y que debe ser un poco pardillo para dejar el premio por ahí como quien deja una cazadora de segunda mano. Suerte que se lo han devuelto...
El hurtador se define como crítico de cine en paro (¡pues vaya definición! eso podría serlo yo también) que quiere llamar la atención sobre el nepotismo y otros vicios que afectan a la concesión de estos galardones. Su acción es innecesaria: ya lo sabíamos. Si no le gusta, que no vea la gala, como hice yo. Esto confirma que en el mundo del cine patrio hay mucho frustrado, mucha gente con ganas de dar la nota de cualquier modo y, como en todo lo demás, mucho envidioso. Supongo que el alcohol también habrá influido en su heroica acción. De esto deduzco que, si alguna vez llego a ganar un Goya, no pienso dejarlo ni aunque me ponga como una cuba. Y si no que les pongan GPS...

martes, febrero 03, 2009

¡Ratas! ¡Las odio!


Esta vez mi predicción se ha cumplido y el doctor Casquero me ha cascado, valga el infantil juego de palabras, un sobresaliente en Latín Vulgar. Ya puedo ir a Madrid con la conciencia tranquila, el verano aún vacío y la seguridad de que en junio la amplia mayoría de asignaturas sobre literatura me lo pondrá bastante fácil.

Ayer vi la, en teoría, última película antes del viaje. Bueno, tengo la vida de George Bush Jr., pero no es algo agradable para mí en esta víspera. Se llamaba El hijo de Rambow, otro juego de palabras que no llegué a captar mucho en el filme. No se si por cansancio o porque estaba pensando en mis propios guiones, no logró entusiasmarme mucho: pecaba de sentimentalismo y algunos personajes resultaban marcianos para mí, supongo que porque mi adolescencia no transcurrió en los 80 sino en los 90, y no comprendo muchas de las frikadas ahí expuestas. Tampoco ayudó el que estuviera doblada en latino (eufemismo, ya que la gente suele decir en panchito)

Si para algo sirvió esa película, de todos modos, fue para recordarme viejos y buenos tiempos, no muy alejados de lo que refleja esa historia. Yo no conocí a mi camarilla de rodajes siendo niño, sino en la adolescencia. Y, sorprendentemente, nosotros nunca hemos hecho ni un homenaje ni una parodia de Rambo, y eso que aún hoy lo imitamos de manera constante. Si Vagos y Maleantes se hubiera echado al monte, habría sido una gran idea... Nuestros comienzos fueron más bien televisivos, merced a la influencia de Expediente X. Una década después, aún seguimos colaborando y adaptándonos a los nuevos medios, para crear proyectos de mayor enjundia. ¡Sí! Curioso camino el que llevamos desde entonces: algunos desaparecieron en combate, nunca mejor dicho, otros descubrieron vocaciones antes no reveladas y en lo que respecta a mí puedo asegurar que sigo aún con el mismo entusiasmo, aunque menor ingenuidad.

De hecho, a las pedantillas críticas acerca de Vagos y Maleantes solo puedo responder que, aparte de la diversión por la diversión, esa serie quería recoger el espíritu de aquellas iniciales sandeces. Y, como bien expresaba otra película de mayor calidad, Rebobine por favor, ese poder que da la cámara lo echo de menos. Hay quien me pregunta que por qué no sigo la serie, pero las circunstancias no acompañan: mi cámara está jodida, mi portátil está viejo y sin Oli, Poli y Bofur (parecen tres enanitos del Hobbit) ya no es lo mismo... Pasó esa etapa, pero ahora comienza otra. Así que ánimo, amigos. Continuemos con esta unidad inquebrantable y sin olvidar las sabias palabras que dijo Carmen Elías al recoger su Goya: En este oficio, lo importante es perseverar.

lunes, febrero 02, 2009

¿Quién se ha llevado mi medio punto?

Como llegué con tiempo al examen de Latín, fui a mirar la lista de notas de Semántica, aunque quizá no fuera una decisión muy buena para templar nervios. Las comparaciones, tildadas a menudo de odiosas y cotillas, a veces son necesarias para saber si han hecho justicia con uno. Por lo que a mí respecta, ejem, no me sentó muy bien... Claro que el baremo de calificaciones de la universidad no ayuda mucho. En el colegio, entre aprobado y notable existía la nota intermedia de bien. Aquí no. Yo saqué o un aprobado alto o un notable bajo, valgan las trampas, nunca mejor dicho, semánticas. Resulta que esta mujer con siete ya ponía notable, lo cual acrecienta mi sensación de haber sido humillado. ¡Medio punto! Corre el rumor de que, en algunos exámenes, para no estampar un rosco mondo y lirondo los profesores ponen medio punto solo por escribir bien el nombre y los apellidos. No se a qué se debe el dejarme ante ese umbral. Quizá se haya enterado del mote que le puse. No creo, en ese caso no habría llegado ni al cinco. Lo que está claro es que ha habido factores más allá del examen.
A los profesores no les gustan los sobraos, y yo en algún momento he podido comportarme así. Me negué a asistir a su clase magistral para resolver dudas y, para ser sobrao hasta el final, tampoco pienso ir mañana a la revisión. Poco me costaría poner cara de pena a ver si caía ese medio punto, pero no. ¡Este orgullo acabará conmigo! Me da igual. El examen de Latín Vulgar me salió bien, a mi juicio, y en esa materia sí he demostrado esfuerzo desde el primer día. No entraré a predecir la nota, solo espero conocerla antes de mi partida.
Por cierto, ayer vi los Goya a retazos, al tiempo que veía también una frikada absoluta llamada Outlander. Me alegro por Camino, ya comenté mis razones, y también por Benicio del Toro en el papel del Che. Por cierto, muy guapa estaba Concha, Hopewell, jeje...

domingo, febrero 01, 2009

Vulgaridades varias.


Febrero comienza con la misma tónica que diciembre y enero: nevando. No tanto, eso sí, como para que haya la posibilidad de que suspendan el examen de mañana, de Latín Vulgar, cuya nota espero que no sea tan vulgar como la primera. Ya tendría huevos. A fin de cuentas, estudiar aquí poco vale; tras año y medio de cursar ese lenguaje muerto, o se sabe traducir o no se sabe. Algo revisaré, no obstante, mientras se celebra la gala de los Goya.

Respecto a esta última, debo decir que sus referentes son demasiado televisivos para mí. No conozco a la presentadora porque no he visto ni un solo capítulo de Aída. Tampoco he visto, a riesgo de no entender extrañas expresiones que a veces utiliza la gente, ni una entrega de La hora chanante ni Muchachada Nui, ni ningún vídeo en Youtube relacionado con lo mismo. Aunque parezca soberbio, reconozco que los únicos vídeos que veía allí eran los de Vagos y Maleantes, antes de que distintas fuerzas de presión nos forzaran a cargarnos la mitad. Hay una cosa, eso sí, que no me creo, y es la previsión de que la gala dure 135 minutos. No way. Desde la glamourosa estrella hasta el friki director de cortos, todo el mundo tiende a acordarse hasta del peluquero y, cómo no, aprovecha para lucirse lanzando sus proclamas o pidiendo la disolución de la Conferencia Episcopal (deseo tan esperanzador como inútil) Si alguna vez ganara un Goya o cualquier otro premio, desde aquí expreso mi intención de no caer en los mismos defectos que ahora critico. Basta con un agradecimiento de un par de minutos, habida cuenta de que nunca vas a acordarte de todos. Y, por suerte, ese lapsus se lo puedes atribuir a los nervios o a que se te olvidó la chuleta... Agradeciendo tampoco se debe ser vulgar. Mañana podremos valorar un poco la entrega de premios.

Y para vulgaridad final, y muy grande, la película que vi ayer, Australia. Suerte que yo siempre me descojone de esas listas para elegir al Hombre o la Mujer más Sexy del Mundo, que si no... Al margen de las tres o cuatro películas que quisieron comprimir en una, lo que más estupefacto me dejó fue ese chamán aborigen que aparece de vez en cuando, con un taparrabos por delante pero el culo el aire, como un deus ex machina cuya función es solucionar la papeleta a los personajes a lo largo de toda la trama. Y siempre aparece a la pata coja, o en lo alto de una colina, un edificio... No fue descabellado ese crítico que lo comparó con el mono de El rey león.

En fin. Hoy ya me pondré a hacer cosas de provecho para compensar el larguísimo tiempo que me hizo perder semejante monumento al kistch...