martes, diciembre 31, 2019

¡Hasta siempre!

Llegando a este fin del año, creo que es el momento de dejar descansar a este espacio, no se si de forma definitiva, pero al menos no voy a obligarme a seguir escribiendo aquí, porque ya no le veo sentido. En esta era del vacío a la que ya he aludido por aquí, las modas cambian a una rapidez vertiginosa, por absurdas que parezcan, como la gente que está dispuesta a hacer cola para comprar gofres con forma de falo. Cuando este blog se creó, el formato se hallaba en plena efervescencia, no en vano bastante gente conocida por mí tenía páginas similares, con las cuales interactuaba. Todas ellas quedaron en los anales cibernéticos, me siento como el último dinosaurio. Y no es que no quiera seguir aquí, pero, si de algo estoy seguro, es de que tengo que sacar provecho de otros espacios, más modernos, si quiero seguir adelante con mi obra. Dentro de un año con bastante éxito, hay un fracaso que duele, el de la nula repercusión que ha tenido mi intento de vender mis libros acompañados por láminas artísticas de mi creación. No estoy utilizando las herramientas adecuadas, eso está claro, por lo que prefiero centrarme en cómo llegar a más personas, algo que no voy a conseguir por aquí. Y tampoco es que pretenda hacerme rico, ya leí que el 84 por ciento de los escritores no viven de sus escritos (pensé que la cifra sería aún mayor); no obstante, el cambio de década me permite mirar hacia adelante y cerrar esta etapa, que he querido dejar abierta hasta el fin del doctorado. Gracias por acompañarme hasta aquí, y que el gobernador de Libia nos acompañe en el nuevo año y los sucesivos.

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