domingo, enero 27, 2019

Under pressure.

Aprovecho el título para hacer referencia a la canción de Queen, ya que esta semana estuve viendo Bohemian Rapsody, espero haberlo escrito bien, la biografía del grupo que ha recibido, merecidamente, críticas por su carácter comercial y falseador de la realidad. Habrá que ver en el futuro si alguien se atreve a hacer otra versión, sin las interferencias de la banda. En todo caso, me alegro de que en el filme más taquillero del año en España se pronuncie la palabra bisexual, aunque solo sea para que un personaje la niegue, del mismo modo que me alegré el otro día al ver en la biblioteca pública que habían llevado el libro sobre bifobia del que envié una reseña. 
Pero, por lo demás, no se puede decir que esté bajo excesiva presión todavía. Me encuentro finalizando el que será el último artículo de la terna, salvo posibles recursos de última hora. Cuando lo mande, retomaré la versión final de la tesis, un trabajo mucho más agradecido en cuanto a que, si bien es necesario mantener una serie de formalismos, al menos los corsés no son tan rígidos como los que imponen las publicaciones. El doctorado puede perjudicar gravemente la salud (deberían poner el aviso en los folletos informativos) así que este año lo he comenzado cuidando y mejorando mi salud. Retomé el gimnasio y, sin duda, recordaré la visita de la semana pasada, coincidiendo con la primera gran nevada del año en la ciudad. La sensación de remojarse en el jacuzzi mientras en el exterior caen las copos en constante fluir resulta un contraste que sumar al ciclo del gym, que este curso empezó con esa sesión, tan lejana ya, de tumbarse en la piscina y hablar del futuro. 
El mes corto del año comenzará con un cumple y seguirá con el regreso a mis viejos y queridos capítulos, que, en un modo u otro, han evolucionado a la vez que yo también lo he hecho. No se si habrá visita a Oviedo, porque la salud puede ser cara y he de moderar mi presupuesto. En retrospectiva, siempre supe por qué el año pasado no hice viajes al extranjero ni, por primera vez en mucho tiempo, a Madrid. Había que reservarse para gestas más necesarias. De todos modos, sí que haré excursiones de un día. Alguna excursión burocrática me tocará, qué remedio. Quizá de esas en las que haga falta llorar un poco, ja, ja. O ejercer presión. 

domingo, enero 13, 2019

Llegará el crepúsculo y tendrá tu nombre.



¿Podría ser este un año crepuscular? Quizá, aunque eso no es algo negativo de por sí. Cambios habrá, ya los ha habido en el poco tiempo transcurrido desde una Nochevieja que fue, por suerte, tranquila. Amigos que, a priori, parecían eternizados aquí, pero que se van, con un futuro bajo el brazo como el que otros y otras andamos buscando. El crepúsculo (violeta, faltaría más) del doctorado se acerca. Acabo de enviar mi bala de plata, o algo así, el artículo derivado de mi ponencia en el congreso de León. Puedo asegurar que está más logrado que aquellos que me devolvieron el pasado verano, aunque, a saber, mucho dependerá también de lo que opinen los Pares Anónimos. ¿No es este un buen nombre para una asociación? La tesis no es el único ámbito en que se debe avanzar, también sigo con las clases de arte, realizando algunas obras bajo el signo de Hitch, cuyo blog quizá debiera rescatar. ¿Y si se diera el irónico caso de que encontrara mayores salidas en este ámbito que en el de la investigación que he venido desarrollando estos años? Cosas más raras he visto. No voy a cerrar ninguna puerta, lo que está claro es que apuntarme a esas clases, algo para lo que Ana me dio un empujón decisivo, ha sido uno de los mayores aciertos del curso. Aunque la tesis, hasta cierto punto, se pueda desarrollar de modo creativo, la verdadera creatividad libre y sin freno se debe encauzar por otras vías, complementarias y confluyentes, en ciertos casos, con mis temas de estudio. Esta es una buena actitud con la que comenzar el año.