domingo, enero 31, 2010

Vuelta a casa.

Ando entra trabajos, pero no quiero acabar el mes sin hacerme eco de un artículo muy interesante, en general y en particular para mí, aparecido en el Diario de León. Confiando en que al ser este blog muy humilde no tenga problemas de derechos de autor, y al identificarme con los personajes de los que habla, voy a reproducirlo porque comenta una situación que yo estoy viviendo pero al mismo tiempo estoy trabajando duro para salir de ella. Por ahora ya me he quitado dos de este curso, y la tercera va en camino.

VUELTA A CASA.

Luis del Val

Me encuentro al mediodía con una amiga , en un acto social. Su marido, catedrático, no está porque tiene clases a esa misma hora. Nos intercambiamos información sobre el estado de las respectivas familias y me dice que los dos hijos, que fueron buenos estudiantes, licenciados, y que se habían marchado del nido, han vuelto a casa. Lo han hecho obligados por las circunstancias: se han quedado sin trabajo. Es un caso cercano, que conozco, pero no es raro. Casi cuatro de cada diez muchachos de entre 21 y 32 años que se independizaron de sus padres están de regreso al hogar, no por nostalgia, sino porque no pueden pagar el alquiler compartido al carecer de recursos. Como siempre, la familia es el crisol de la solidaridad continuada, la resistente caldera que impide que esto acumule los gases de la frustración y se produzca un estallido. Esta vuelta a casa no es la de Ulises, que regresa después de quedar victorioso en la guerra de Troya, y luego de salir airoso de una docena de apasionantes aventuras, sino un paso atrás, la renuncia a la independencia, la derrota que supone admitir el fracaso en hombres y mujeres que han renunciado a muchas horas de asueto para tener un buen expediente académico, puede que para satisfacer una vocación que ven imposible de realizar y, lo que es peor, volver a la humillación de pedir dinero a los padres para ir a tomar una caña u olvidarse de su situación durante hora y media en un cine.
Les vendimos que el esfuerzo tenía recompensa y que la renuncia de hoy era el escalón para el premio de mañana. Y ha llegado el mañana y están recogiendo el equipo de música y los libros, desenchufando el ordenador y dando un abrazo al compañero o a la compañera de apartamento para llamar a un taxi de vuelta a casa. Una vuelta sin gloria que no se merecen.

PD- (Increíble artículo de mi tocayo y compañero escritor, que parece haber buceado en mis recuerdos. Puntualizo que para mí esto no es una humillación, antes bien un estado temporal del que espero salir reforzado en el futuro. Puede que entonces el esfuerzo y la renuncia sí tengan un premio)

miércoles, enero 27, 2010

¡No puedor!

Se creerá que el título de la entrada se debe a que hoy es víspera de examen, una vez más, pero lo cierto es que me viene a la mente ante la inserción de lo que para un redactor de informativos debe de ser un tipo de noticia cultural. Ya no hace falta ir al Diario de Patricia para comprobar lo penosa que es la sociedad (sean ciertas o no las historias que cuentan allí), basta con ver las noticias y no es por ensañarme con los de Cuatro pero, francamente, lo merecen.
Después del nuevo ordenador de Apple, otro invento revolucionario para la humanidad: un nuevo Trivial, no se si habrá pagado derechos a la marca, basado íntegramente en el pueblo de Barbate. ¡Una noticia chiquitistaní! Hay que resaltar la escena de unos tíos que apenas saben pronunciar el español (esto ya no es expresión analítica, más bien patética) realizando preguntas como si yo escribiera una tarjeta en la que se interrogara acerca del color de la gabardina del antiguo vagabundo Joaquín el Barbas. ¿No creéis que hay una cierta tendencia a la conversión de los informativos en magacines al estilo de España Directo y demás?
Y, como metieron una nota cultural, tenían que compensarla con algo más atractivo de cara al público general, y así insistieron en la manía de las encuestas diciendo que 7 de cada 10 mujeres, como si fuera un anuncio de detergente, estaban satisfechas con su vida sexual. ¿Por qué nunca preguntan por la satisfacción en la vida intelectual? Con su pan se lo coman, señoras. Yo ahora mismo afirmo que no estoy satisfecho, disto mucho de avergonzarme por ello y, de hecho, en días como el de hoy esa es una de mis preocupaciones más ínfimas. No se hace más que tender a confundir la mera sexualidad con el amor o el afecto, y la satisfacción que se pueda obtener de cada uno de esos conceptos por separado, o la mixtura de algunos de ellos, es algo que no se podría calibrar bien en una simple encuesta.
Yo para eso me hubiera quedado en Madrid; ahora mismo siempre estoy en el dilema de aflojar los estudios para encauzar más la vida privada o bien sumergir un tanto esta hasta que consiga mi objetivo actual. En el equilibrio, siempre acaba ganando la carrera. Y está bien que así sea, porque se puede vivir sin vida privada, pero no sin un medio para ganarse la vida en general. No obstante, voy abriendo vías para la conciliación entre ambos planos, y podré seguir trabajando en ellas mañana, cuando de la puntilla al escollo que me queda hoy. Entonces diré:¡Sí puedorrrr!

lunes, enero 25, 2010

Una menos.

Parece que los informativos de Cuatro, que sigo desde sus más tiernos días, están perdiendo el juicio. Ayer por la noche haciendo autopropaganda de su programación pornográfica, de pago, y poniendo como ejemplo un Gran Hermano porno, heterosexual aunque no sin un guiño lésbico en el lavabo; hoy comenzaron antes para dar tiempo a un culebrón con olor a naftalina, han elevado a Manu Carreño a la categoría de presentador serio y, para colmo, una de las noticias ilustraba sobre los nuevos métodos para copiar en los exámenes, puro James Bond con chuletas en paquetes de chicles. Menos mal que nos queda Cuarto Milenio, aunque sus historias sobre ánimas en pena me causaron cierto resquemor en una noche solitaria como la de ayer...
Quienes vamos a la universidad a aprender no necesitamos, por suerte, chuletas para aprobar, y yo he logrado quitarme la primera del curso con nota aceptable, mediante esfuerzo y pelín de suerte. Para el futuro se va a incentivar más a los buenos estudiantes, cosa que no me parece mal. Dicen que en el curso 2015/16, en el que yo no seguiré con esta carrera a menos que haya pasado un cataclismo, subirá la segunda matrícula de una asignatura al 50 por ciento, y la tercera al cien, con excepciones para quienes lo compatibilicen con el trabajo. También pretenden que los profesores se dediquen más a la investigación, algo que podría ser una hipotética ventaja para mí. Mientras tanto habrá que seguir currando día a día, y os dejo que el próximo es el jueves y ando algo pillado. ¡Bien está lo que bien empieza!

miércoles, enero 20, 2010

El príncipe Dorian.


Entre tanta devastación, ayer salió una buena y esperanzadora noticia en la tele, relacionada con mi carrera. Un escritor que dejó Filología Hispánica para ponerse a trabajar en una fábrica de cartonaje, en la que aún está, comenzó a escribir a los cuarenta años y, ocho después, ha conseguido que le publiquen una novela en Acantilado, editorial no muy conocida pero prestigiosa. Además ha escrito otras ocho o nueve, supongo que no se lleva el trabajo a casa como yo... La vida da tantas vueltas en esto que no hay motivo para el desánimo.
Yo por suerte sí estoy pudiendo terminarla, y hoy han acabado las clases del, hasta ahora, peor cuatrimestre que he tenido en cuanto a volumen de tareas. Hay motivos para la alegría por ello y porque los dos próximos exámenes ya están prácticamente aprobados. Cabe la clásica puntilla de que podría haber sido con mejores notas, pero no me voy a perder ni en arrepentimientos tardíos ni en competiciones absurdas. Aparte de con problemas inesperados, he tenido con luchar con la tentación encarnada en todas esas cosas que veis en este blog, por no hablar del blog mismo: libros, películas, cuadernos... Ya lo dijo Lord Henry Wotton, el mefistofélico y cínico mentor, en la película que vi ayer: La única manera de evitar la tentación es caer en ella.
Dicho filme es una adaptación de El retrato de Dorian Gray, no necesariamente fiel a mal que recuerde, estimable aunque un tanto exagerada, con detalles de terror. Dorian es encarnado aquí por Ben Barnes, el príncipe Caspian de la última y la siguiente entregas de Narnia. Como quiere ser más atrevido que anteriores versiones, aquí Dorian saca la patita del armario, y aparte de eso le da a todo: hombres, mujeres, opio, incesto, orgías, sado... Vamos, que CS Lewis debe de estar revolviéndose en su tumba (y Oscar Wilde riéndose en la suya) Todas las huellas de sus vicios no las borra un cirujano plástico, sino que quedan registradas en el cuadro que ha sido expurgado del título. Os recomiendo esta historia, con ecos a Fausto y hasta a Frankenstein, aunque aún no se ha estrenado en nuestro país.
No quiero irme a dar la última puntilla al examen sin antes deciros que se ha estrenado el capítulo catorce de Pigmalión. El fin está cerca y esto es un non-stop...

lunes, enero 18, 2010

Achapar.

Por aquello del desfase horario ando algo aturdido, así que haré un leve parón en el estudio para hablar de la resaca globular, si es que dicho término no suena muy raro.
Anoche estuve viendo La ley del deseo, un regalo de Claudia por Nochebuena, para ver si daba suerte a Almodóvar. No fue así, pero esa película era bastante mejor que la que estaba nominada. Ahí teníamos al director manchego antes de hacerse habitual de estos saraos, y también Antonio Banderas en un registro muy diferente del Zorro o, en su defecto, del Gato con Botas. Banderas fue audaz al aceptar el papel de un joven gay bastante posesivo, que besa de verdad y, en la ficción claro está, se deja penetrar, ya tendría tiempo de derrochar testosterona con los mariachis y similar. No en vano su salto a Hollywood fue con otro papel de homosexual en la más políticamente correcta Philadelphia.
De la gala de los Globos, la causante de mi soporcillo, puedo decir que fue glamourosa, solidaria y burlona a ratos. Ganó Avatar, y debo ser de los pocos que no la ha visto; aunque no me deje influir por los gustos de las mayorías, espero remediar mi falta pronto, quizá en Madrid. Parece que pasó como en El señor de los anillos, se premia al cine espectacular y a sus responsables, pero no al cuadro actoral. Como siempre que veo una entrega de premios, me entraron delirios de grandeza y ganas de ponerme a escribir (para cine o no), algo que supongo que podré lograr mejor cuando me libre de algunas asignaturas inhibidoras de la libido y de la inspiración. En fin, ahora a lo que aspiro es a tener una fuente de ingresos estable, que ya lo dijo Virginia Woolf, aunque refiriéndose a las escritoras: para escribir hay que tener dinero y un cuarto propio.
Yo cambiaré Avatar por Achapar, un modelo de avatar que estudie por mí mientras mi verdadero yo permanezca criogenizado hasta el fin de los exámenes. Espero que no haya salido defectuoso de fábrica, de momento hasta el viernes tiene tiempo para ponerse las pilas. Hasta los Oscar, pues, ya cerca de la florida primavera.

domingo, enero 17, 2010

Un globo de oxígeno.

No debiera estar muy preocupado por los dos próximos exámenes. Aunque seamos de letras, deduzco por pura matemática que pudiera aprobarlos sacando, según el caso, un uno o un dos, a lo sumo un tres (meno no, que diría Tiqui); pero, antes que pasar yo por la carrera, prefiero que la carrera pase por mí. Estoy teniendo ahora un bad romance con los celtas y todos sus puñeteros nombres de árboles, ciudades, animalejos y demás. Me pregunto si cosas como estas podrán valerme para mi futuro profesional, pero si me hubiera salido una púa cada vez que me hubiera hecho esa pregunta desde el colegio, ahora sería un puercoespín. Lo importante es que dicho futuro profesional exista, porque antes que volver a Corte, Rodilla, Telepi o similar me meto a un monasterio.
Antes solo los Oscar eran sagrados, ahora me está dando también por los Globos de Oro, su antesala de ambiente más canallesco en la que, eso sí, también hay galardones televisivos en los que mi mente, fatigada ya a esas horas, desconecta. Quizá esos lapsus me sirvan para repasar, ya que este año los Globos se presentan igualados e interesantes, procuraré aguantar hasta el final, total pa tres días de cuatrimestre que quedan... No he visto la mayoría de las películas, ni siquiera ese Avatar que ha llenado los hogares de curiosas gafitas. Quizá pueda ir a la repesca en Madrid, durante la tradicional visita post-exámenes. ¿Veremos a Almodóvar o a Penélope? Quién sabe. El primero no es muy profeta en su tierra, desde luego. Con gusto os transmitiría la crónica en directo si no tuviera clase mañana, ni examen el viernes. Probaremos en los Oscar, si es que este año coincide que esté aquí. Y debiera coincidir, ya que es en marzo y sin fiestas a la vista. Serán un pequeño globo de oxígeno entre tanto dato, servible o no.

viernes, enero 15, 2010

Land al cuadrado.


Por esas casualidades que tiene el mundo del cine, en los últimos meses se han estrenado un par de películas que tienen el término land en su título, están desarrolladas total o parcialmente en un parque de atracciones y cuentan con el mismo protagonista, hasta ahora desconocido: Jeese Eisenberg, un chico guapo, al menos para mí, pero cuyo físico poco usual, al menos para sagas del tipo Crepúsculo, parece haberle encasillado en papeles de tipo raro pero que al final se lleva a la chica; casualmente también, una de ellas es Kristen Stewart, actriz que se labrará un buen futuro si logra asumir el éxito de esos pestiños vampíricos. También se parecen en el género, comedia, pero con un estilo bastante diferente.

Es mucho mejor Adventureland, del director de Supersalidos pero con bastante más calidad que esta. No es una película estúpida de adolescentes, se nota que intenta elevar el tono metiendo detalles dramáticos, pero al final acaba pagando el peaje con un final feliz bastante forzado, a mi juicio. Al prota le gusta la literatura comparada, como a mí, y se ve obligado a trabajar no en el Corte Inglés pero sí en un lugar con bastantes humanos y humanoides, un cutrísimo parque de atracciones. Los personajes tienen cierta entidad, entre ellos un chaval que gusta de fumar en pipa y los escritores rusos, y hay un ambiente de nostalgia de los 80 bastante encantador. Esta no os defraudará, y creo que no peca de pedantería al estilo de Juno o esos 500 días juntos que han tenido más suerte en los Globos de Oro. Al menos una nominación a mejor guión se pudiera haber llevado...

Bienvenidos a Zombieland (ni que decir tiene que en inglés se llama Zombieland) es mucho más de usar y tirar. Es una comedia amable en la que los zombis son solo el telón de fondo, y no hay que temer por el futuro de los cuatro simpáticos protagonistas, que pronto nos calcarán la secuela al canto. Aquí el chaval no tiene más aspiraciones literarias que las del World of Warcraft, es un friki de la vieja escuela y los momentos de humor a lo largo de la película, desiguales, se eclipsan con la aparición de un grande de la comedia, Bill Murray. Entre todas esas reglas para sobrevivir a los zombis, al menos se puede extraer una para la vida cotidiana: disfrutar de las pequeñas cosas, aunque estas sean el destrozar una tienda de souvenirs...

Por lo que a mí respecta, estoy inmerso en Filólogoland, y apenas podré hacerme algunas concesiones salvo ver los citados Globos y pasarme por aquí siempre que pueda. Intentaré que no haya un apocalipsis.

domingo, enero 10, 2010

Fiebre del sábado noche.

No me refiero a la fiebre en sí, de esa me he librado durante estas fiestas a diferencia de lo que venía siendo tradición desde que empecé la carrera. ¡Algo positivo, sin duda, y eso que he aguantado diluvios universales y todo tipo de posibles contagios de la A a la Z! Tampoco fue una fiebre discotequera la que me embargó anoche... Pensé que tendría que quedarme ligeramente desvelado, en una madrugada febril, para apurar todo lo que no había hecho, no solo por mera pereza, durante las vacaciones. Pero no fue así. Error de cálculo o exceso de optimismo, anoche, tras terminar al fin el trabajo y contemplar desde la atalaya el panorama, opté por ver una peli que tal vez comente más adelante, y luego a descansar las neuronas que hoy me espera una sobredosis de antipáticos germanismos.
Puedo observar, por un lado, lo torpemente diseñado que está el calendario de este curso, aunque eso no es una sorpresa, ya me había dado cuenta antes de empezar; por el otro, que algunos profesores tienden al ombliguismo. Se creen que su asignatura debe de ser la única de la que nos matriculamos, y por ello todos nuestros ratos de estudio los dedicamos a la misma, con un inquebrantable espíritu de trabajo. Pues no... Yo ahora tengo cinco, y por suerte no en todas debo hacer trabajos cuya laboriosidad está en clara desproporción con su repercusión dentro de la nota. Si alguna vez llego a ser profesor, dudo que actúe así. Si alguien quiere la excelencia, que lo demuestre y trabaje de forma adicional; si alguien no quiere (o no puede por las circunstancias) llegar tan alto, para la mediocridad siempre basta con poco esfuerzo. Y, como nos demostraron en una charla en Primero, de la mediocridad se puede obtener un empleo, así que bienvenida sea en el peor de los casos.
Bueno, me voy a tratar de satisfacer a nuestra asignatura más insaciable... Mañana no se si nevará, en todo caso los ánimos puede que estén caldeados.

jueves, enero 07, 2010

Son magos pero no tanto.


Uso las palabras de Nacho para explicar por qué los Reyes no me han traído el más preciado regalo de Oriente: un trabajo hispanorumano sobre arabismos que supere al que, posiblemente, entregaremos este lunes. ¡Y suerte si lo entregamos! Ahora mismo estoy (o estaba) en ello, tratando de no sucumbir a cantos de sirena como rebajas o los últimos coletazos de las fiestas. Ya advertí que este blog presumiblemente no podría seguir su ritmo anterior durante este año, y en meses como este esa advertencia se llena de valor. Así pues dejemos que las fotos hablen por sí solas y me despido con una que resume unos Reyes económicos, solidarios, recicladores, literarios y que han mantenido muy alto el espíritu pese a todo. Me puedo sentir satisfecho tanto de ellos como de las fiestas en su conjunto, con todas sus circunstancias anómalas. Para el año que viene deseo una vuelta a ediciones anteriores, y menos tareas (cosa difícil, ya que tendré un cuatrimestre con más asignaturas) Que tengáis una moderada cuesta de enero.

lunes, enero 04, 2010

Privacidad/Reyes.


Después de pasar unos días en el hospital, como visitante, llegué a la conclusión de que en el recinto faltaba privacidad y sobraba pudor judeocristiano. La suerte es que teníamos unos buenos compañeros de habitación. Si nos llegan a tocar algunas alimañas como las que había por allí, solo hubieran valido dos opciones: o el alta voluntaria o buscar unos potentes sedantes con los que acabar con semejante plaga. Pero yo llegué a estar un poco hasta las narices en momentos en los que tenía que estar saliendo y entrando continuamente del cuarto. Quizá esas entrañables enfermeras, con sus ínfulas de autoridad, se creen que yo tengo mucho interés en ver cómo desvisten a la señora mayor de la otra cama. Hay gente pa tó... Además, ¿de qué sirve la cortina de separación si no la usan? En momentos como esos uno vuelve el pensamiento hacia la sanidad privada.

Pudorosos del mundo, iros preparando al menos si queréis viajar en avión. Merced a la paranoia y al fanatismo enfrentados entre sí, quieren poner unos escáneres cachondos como los que anuncian en ciertas páginas de Internet, de esos que desnudan a la gente. Lo cierto es que las fotos que han salido por la tele no parece que vayan a acabar en Playboy... ¿Pondrán también detectores de erecciones entre el personal de vigilancia? A mí no me importa, pero, a este paso, me pregunto si inventarán los aviones nudistas, todos en pelotas y así no hay riesgo aparente. En ese caso, con un poco de mala suerte, quizá me tocase al lado de una señorita con muchas arrobas de más, como en uno de mis últimos vuelos. O con una gorda retrasada sueca, como la del último, prima hermana de las tres gordas retrasadas cántabras del hospital, merecedoras de matarratas en su bebida (quizá me pase de negativo, es lo que tiene empezar la última semana de vacaciones con muchas, muchas tareas también retrasadas)

¡Se acabó la fiesta! El sábado pasado fue la última. A eso de las seis de la mañana nos cayó una especie de diluvio universal, como si el agua fuera un castigo divino por nuestros pecados o, tal vez, un modo de lavarlos. Se me ocurrió una última perla, no sin cierta lógica: ¿por qué Dios no arruina nunca el Día del Orgullo LGTB con alguna tormenta imprevista o similar, algún tipo de escarmiento? Bueno, los movimientos conservadores se quejan de los tipos que se desnudan allí pero, aparte de por exhibicionismo y ganas de llamar la atención, la razón es que casi siempre hace un calor de la muerte. Claro, es a principios del verano, y ni Dios puede cambiar eso. Los cristianos, en cambio, celebran sus fiestas en invierno. Primero su versión Monopoly de la fiesta de la familia y ahora en Madrid, en la cabalgata de Reyes, quieren colar publicidad encubierta (aunque no explícita) ¿No se quejaban de las carrozas? Pues, hala, ya tienen su carroza. Los del colectivo Hazte Oír, que van a salir de cabalgata, igual en vez de caramelos lanzan muñequitos de fetos al público. ¡Quién sabe! Lo cierto es que los Reyes, como las Navidades, es una fiesta cada vez más secularizada. Yo mismo es posible que mañana por la noche esté solo en casa, pero no por ello dejaré de hacer de rey mago con ilusión infantil. Aunque los Reyes es un fiesta básicamente relacionada con los niños, no se por qué tienen que escoger dicho día para sus proclamas anti aborto. A mí tampoco me gusta el aborto (es una palabra intrínsecamente fea) y para ello no necesito ni ser cristiano ni montarme en una carroza. Bueno, al menos no tendrán que desnudarse, antes bien ir tapaditos...

Como me regalo yo a mí mismo, he escogido seguir la saga de Proust, en otra editorial, y también escogeré otros volúmenes de mi biblioteca para obsequiar a mis seres queridos. De forma platónica pediré a los Reyes, ya que son de esa zona, que a mi compañera (de clase) y a mí nos traigan un retoño en forma de trabajo de arabismos. Me conformo con que me lo traigan en un envoltorio de mediocridad, antes que de fracaso.

sábado, enero 02, 2010

Perlas para un año nuevo.


Quiero empezar el año con una serie de pensamientos sueltos, que tendría que haber colgado ayer pero me fue imposible. Así que lo haré ahora, que ningún año es malo si se empieza con escritura.


- ¿De qué cojones sirve tener una televisión pública sin anuncios si luego cortan los títulos de crédito de las películas? El respeto hacia el cine no viene solo de emitir sin interrupciones, sino de respetar la película de principio a fin, en su integridad.¿Es que acaso no tienen tiempo? Lo dudo. Si tienen tiempo para autobombo, y para poner en el telediario las mismas chorradas de todos los años, con los mismos idiotas disfrazados de payasos y haciendo las mismas gilipolleces de todas las nocheviejas, entonces tienen tiempo para los créditos.


-¿Nueve euros el Metrobús de diez viajes en Madrid? ¡Ohú! ¿Por qué tenemos nosotros que subvencionar todas sus obras faraónicas y proyectos olímpicos fallidos? Parece que fue ayer cuando estaba a cuatro y medio... Es inconcebible, sobre todo para trayectos cortos como los que suelo hacer yo: de Legazpi a Sol (cinco paradas) y de Legazpi a Méndez Álvaro (dos) Casi es preferible tirar de mapa y hacer la ruta a pata, solo que en determinados momentos y a determinadas horas no da tanto gusto. Esa ciudad está cada año más imposible, creo que hice bien en venirme. Y, si en febrero voy, tendré que llevar la cartera bien surtida aunque sea para unos pocos días. Si es que voy.... Me gustaría mucho, pero temo estar exhausto tras los exámenes. Aún hay tiempo para decidirlo.


- Me sorprende la encuesta que dice que el ochenta por ciento de los españoles están satisfechos con su vida sexual. Me resulta mucho más creíble la que eleva al paro a la máxima preocupación del país. Yo supongo que debo de estar en la minoría de los insatisfechos, o bien de los sinceros. Si me creyera al dedillo dicha encuesta, cosa que no hago, pensaría aún que la gente suele confundir cantidad con calidad. Lo cierto es que ese, ahora mismo, es el menor de mis problemas. Pero, a falta de curro, la peña siempre puede presumir de ese tipo de satisfacción. Pan, circo y... (¿se habrá tenido en cuenta la prostitución en dicha encuesta?)


- Ya puestos, proclamo que, para mí, el porno dirigido a heterosexuales (hombres) suele ser patético. Ves a tías guapas, aunque artificiales, liándose con tíos feos aunque, por lo general, con un cuerpo trabajado. El único placer estético suele derivar de las escenas lésbicas, un peaje obligado por la hipocresía malsana de esta sociedad.


- Antes que lo anterior, me entretiene mucho más ver los saltos de trampolín televisados. He llegado a la conclusión de que es el único deporte que merece la pena ver. Tienen el máximo de cuerpo y el mínimo de ropa, unos escuetos bañadores que juguetean para bajarse. Estuve alternando su visión con la película de Tarzán, y no vi mucha diferencia. Seguro que Kavafis y Walt Withman, a quienes he leído en mi estancia en Santander, se hallarían extasiados ante dicho espectáculo.


- Nunca me ha gustado salir en Nochevieja. No puedo evitarlo, nunca me gustó salir cuando todo el mundo parece obligado a hacerlo. Puede, con todo, que sea la única noche en la que salga durante las fiestas. No tengo margen para mucho más. Ahora tocan ya los exámenes, y que no cunda el pánico. Bueno, sí, que cunda un poquito, pero sin perder el ánimo. Porque este es un año crucial ya que en él empezaré un nuevo ciclo. Y, antes de decir lo de año nuevo, vida nueva, prefiero afirmar que a ciclo nuevo, vida nueva.