domingo, enero 19, 2014

El cálido invierno.

El pasado viernes tuvo lugar un bufo episodio en la facultad, que ahora cierra a las ocho por eso de ahorrar algo en el consumo eléctrico. Debido a una planificación mejorable en las exposiciones de la última asignatura que hemos cursado, salimos a las ocho y media, cuando ya no quedaba nadie y la puerta estaba cerrada. Ahorrando en iluminación, en efecto, las escaleras estaban oscuras y al menos las barandillas podían guiarnos casi a ciegas. Parecía una nueva versión de Tesis, con la salvedad de que no estábamos totalmente encerrados, ni hizo falta que apareciese la profesora para abrir con llave, había allí un timbre destinado a ese fin, como descubrí a su debido momento. 
Salvado por la puerta, que no por la campana, gracias a esa circunstancia pude disfrutar de una noche muy especial. No importa el tiempo desapacible. Ya lo pude comprobar el pasado invierno, justo hace ahora un año. La estación puede tornarse bien cálida en buena compañía. Una lluvia persistente, factor que a mí nunca me ha resultado especialmente melancólico, lo es menos cuando con una mano sostienes el paraguas, y el otro brazo lo enlazas con el de una persona especial. Esa es la estampa que perdí. Y la estampa que recuperé. ¿Por algunos minutos? Quién sabe. Si solo fueran minutos, hubiera merecido la pena de todos modos. Hubiera gozado igualmente con un recuerdo que se me hacía lejano. Y es que, al igual que en ciertas ocasiones el tiempo parece detenerse, en otras parece avanzar tan rápido que apenas te das cuenta de los cambios que podría conllevar. Por lo que a mí respecta, en este comienzo del año me siento ilusionado de nuevo. Si la ilusión se queda en eso, ilusión, bienvenida sea igualmente, pues su mera existencia ya me ha iluminado, como un rayo de sol entre las espesas cortinas de agua. 

viernes, enero 10, 2014

Winter has already come.




Un viaje a Madrid nunca es un viaje inútil, poco importa que fracase la misión principal que me lleve allí. Y, bajo mi punto de vista, no fue un fracaso absoluto. Fue un viaje relámpago, por el cual he perdido dos clases de Inglés y una del máster, como daño colateral. Respecto al máster, en plena recta final de aquí a dos meses, la asistencia es importante, pero tampoco es que nos obliguen a asistir convertidos en armas bacteriológicas andantes, puesto que me fui a Madrid con catarro, y he vuelto, claro está, con catarro, al permanecer en un piso frío; supongo que tampoco ayudó el hielo en el que están enterrados los botellines de cerveza de la foto de arriba, pero, en fin, también tenía que disfrutar un poco del viaje, aunque se tratara de un viaje oficial... 
Mi papel, de hecho, fue el correcto. Fui a enseñar un piso a una posible interesada, que a la postre no lo estaba tanto, pues no apareció. Y tampoco avisó. Un cambio de parecer al que estoy acostumbrado, en muchos aspectos de mi vida, pero que no por ello me resultó menos irritante. Ni se dignó a contestar mi mensaje. Suerte tiene de que en esta sociedad la seriedad se valore poco, y por un asunto así no vaya a perder la cabeza sobre los hombros. No digo esto porque vaya a comprar una espada, sino porque, como podéis comprobar, he comenzado a leer el libro Game of Thrones, primero de una saga inconclusa a día de hoy. ¿A qué se debe el retraso? ¿Por qué no me sumé al carro cuando comenzó la serie televisiva basada en dicha saga, de la cual tampoco he visto ni un capítulo? Bueno, yo no suelo seguir modas. Pero el género fantástico siempre me gustó, y ahora estoy terminando de leer una trilogía de estilo semejante. En Reyes me cayó un pequeño volumen de frases del enano Tyrion Lannister, uno de los personajes, y la verdad es que me gustó la prosa. El libro era en inglés, y este tomo también lo he comprado en inglés, compensando así un poco el fumarme las primeras clases del año. 
Solo he leído el prólogo, y está bastante bien. Aparecen, a priori, unos personajes congelados, lo cual me recordó cómo la noche anterior me quedé aterido en la cama, por haber colocado solo una manta en vez de dos. Winter is coming... Como en los medios insistían siempre en las escenas de desnudos de la serie, estuve por llegar a la conclusión de que la saga era una especie de Tolkien con tetas. Tópicos que deberé revisar. Por cierto, también he estado leyendo ensayos del maestro JRR, ya que no me dio tiempo a ver la segunda parte de El Hobbit. Menuda erudición que tenía, yo jamás llegaré a ese nivel, claro que tampoco me preocupa... Espero que el final del máster concuerde bien con esta manía que me ha entrado de ir acumulando tochos que leo simultáneamente. En el caso de los libros de George RR Martin, orondos como el propio autor, tampoco es que tenga demasiada prisa en terminarlos. Así le voy dando tiempo para que acabe los que restan... 

domingo, enero 05, 2014

El otro No Aniversario.

Ciertamente, este blog no es una red social, aunque ahora forma parte, en cierto modo, de una. Sea como fuere, nunca pretendí que este espacio estuviera expuesto de forma masiva. Yo no critico las redes sociales, aunque, desde luego, la comunicación no visual y no presencial me ha traído algunos disgustos. En compensación, también he ahorrado bastante tela. Pongamos el caso del what´s up, que no es propiamente una red social sino una herramienta en ocasiones malhadada, a la cual yo llegué más tarde que otros y otras colegas. La ventaja es que es gratis. La desventaja es que es gratis. Cualquier persona ociosa puede meterse en su cama, a horas no muy tardías de la noche pero ya respetables, y enviar pensamientos mal alumbrados a quien desee. Otra cosa es que el receptor quiera leerlos, o responderlos. Dicha herramienta es bastante chivata, lo cual ya debiera repercutir en su reputación. Y no sirve, seamos francos, para conversaciones de verdad. Ya desde el primer curso de carrera nos insistían en el esquema del proceso comunicativo y, pardiez, en estos chats virtuales hay una carencia considerable de contexto. ¿Qué puede hacer la pragmática en estos casos? Llevo un año entero beneficiándome de ese económico sistema, y a la vez sufriendo a personas que lo toman como atalaya para lanzar soflamas que no hubiesen arrojado a centímetros, o a otras personas que, sencillamente, no quieren escuchar (más apropiado sería decir que no quieren leer). 
Me quedaré, al menos ahora, con las ventajas, que me ayudaron a crear un momento irrepetible justo ahora hace un año. Sí. Irrepetible. Ya se que es un adjetivo-comodín, pero, querido público, esta vez no ha sido escogido a la ligera. Si digo irrepetible, quiere decir que no se podrá volver a repetir, al menos en todas sus cualidades. No he querido ser banal en este sentido, no podría serlo. La cobardía de algunas de esas personas a la hora de atrincherarse en los recursos virtuales se atenuaría si pudiese conseguir espacios libres, en los cuales crear una atmósfera de intimidad que restablezcan una comunicación normalizada. No pido otra cosa a los Reyes Magos. Pero no será fácil, así que voy a tener que ayudarles, como si fuese un elfo de Papá Noel que se pasa a la otra facción... 

Nota críptica- La Maset Premium de abadía fue la pócima ritual.