sábado, marzo 18, 2017

Vuelven los idus de marzo.

Y solo hará falta rememorar las entradas de este blog de hace un año para constatar que entramos en una quincena dolorosa... A partir de mañana. Hace ahora justo un año, el 18 de marzo estaba yo tan alegre por haber recuperado Ponferrada como tierra en la que se puede ser feliz, aunque sea fugazmente, jamás pude esperar que de aquel paraíso natural, que los hay aparte de Asturias, iba a entrar en una deriva que todavía hoy pretendo sanar. Y hoy, hoy mismo los idus de marzo vuelven a amenazar con peligros muy similares a los de entonces; ahora no me afectan a mí personalmente, pero sí a una de las personas más queridas que tengo en Oviedo, una de las que más han facilitado mi estancia allí. Ojalá la primavera le traiga noticias favorables. Y si no, tendremos otro motivo para hermanarnos, uno de aquellos que preferiría desechar. Sea como fuere, allí estaré para dar fe de la verdadera amistad, esa que ha surgido durante estos años de cuando en cuando, quizá como contraste con otras formas que lo parecían pero que al final se quedaron en una superficialidad tan inane como la que los tiempos corrientes suelen fomentar. No temo ya la llegada de la estación del supuesto renacimiento.

No hay comentarios: