domingo, julio 31, 2016

El ecuador del período monástico.

Aquí estoy, escribiendo un domingo por la mañana, un domingo no-veraniego de Oviedo en soledad y total calma, salvo el sonido de las palomas y poco más. Me encuentro a la mitad de mi estancia solitaria en el piso. En un mes llegará mi nueva compañera y, desde luego, no voy a juzgarla de antemano. Ahora mismo, con todo, la impresión monacal no deja de ser un recurso poético. Como ya he reseñado a lo largo del mes, he recibido visitas y también he hecho excursiones con amigos a Avilés y a Gijón, por no hablar de León, a donde me dirigiré de nuevo mañana. Hoy mismo, de hecho, conoceré un nuevo lugar y a una nueva persona en Oviedo, alguien con inquietudes creativas. Así pues, mi labor de monje se reduce a ciertos momentos, variados, en los que he seguido mis proyectos a buen ritmo, tal y como me recordaba mi directora en una tutoría que tuvimos el viernes en Avilés. 
Ella me marcó el planning doctoral (o más bien me lo supervisó, que ya me había hecho yo algo a la idea) pero, en el terreno más creativo y literario, soy yo quien decide el camino a seguir. Ya he estado escribiendo este mes. Poesía, rara cosa, un recurso al que solo acudo cuando en verdad lo veo necesario y que este año resulta muy simbólico para mí. No obstante, también quiero levantar proyectos de más alcance, a priori. Transcurrido un mes con triplete friki, debo decir que no fui a esos eventos como un mero espectador, como un fan sin disfrazar pero marcando camisetas temáticas. No, también fui a buscar ideas e inspiración, que he encontrado. Ya tengo la idea de una novela netamente friki, de explotation, por así llamarla. Comercial, si se quiere, porque considero que se pueden alternar proyectos más limitados en cuanto a su ambición, como los versos que estoy reflejando en mi cuaderno, junto a otros a los que pueda ver más como divertimento y que quizá consigan llegar a un público específico, pero más extenso (o no, los caminos de la literatura son inescrutables). 
Sea como fuere, se trata de un proyecto que se puede compatibilizar perfectamente con la tesis. Se puede y, quizá, se debe, porque el contraste que crearía con esta me sería muy útil como un método de escape y un complemento ideal. Eso sí, no faltarían en la novela elementos, no teóricos, exportados de los estudios de género, queer... Como creador no voy a dejar de reflejar estas nuevas sensibilidades que estoy tratando y que, a mi juicio, me han enriquecido como persona. En agosto, manos a la obra. Me pondré con otro cuaderno, del tipo de los que utiliza James Patterson según cuenta en sus clases magistrales (regalo online de Paco). Solo utilizo el boli para el esquema general, que no es poca cosa. Creía que este año no iba a surgir ninguna idea (a desarrollar) de novela. Por lo que respecta a las ideas no desarrolladas, siguen durmiendo el sueño de los justos hasta que alguien vaya a rescatarlas, quizá cuando yo mismo me rescate del doctorado. Así que, en fin, no son planes de playa y piscina, pero yo siempre detesté a la una y a la otra por lo que implican de monotonía (para un rato están bien). Feliz mes, y hagamos un responso final por mi gimnasio, el M3 (Maximiza tu Mecánica Muscular, eso son nombres y lo demás chorradas), que se ha visto obligado a cerrar sus puertas. Para una vez que consigo pasar más de un año en un gimnasio... El ejercicio ligero es útil para la creatividad, así que ya buscaré parques, montes o recursos similares donde seguir maximizándome, ejem.

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