jueves, julio 11, 2019

En imprenta.

Cuando se va a cumplir un año de aquella doble hostia inicial que mandó al cuerno mis dos primeros artículos (ambos ya rescatados, uno se va a publicar y el otro muy posiblemente), resulta que tengo ya la tesis en imprenta. Vamos, que la he terminado y, a priori, no voy a poner una coma, ni un número, más. Se dice pronto, pero el tramo final está yendo muy rápido, al estilo de esas retransmisiones de ciclismo tan características de esta época del año. Igual sí que me favoreció el conejito de la suerte que me tocó en la feria friki, aunque ello no suponga que lo vaya a llevar colgado en la defensa. ¿Defensa? Si nada se tuerce, llegará antes de lo previsto. Es normal que me ponga nervioso solo pensarlo, a pesar de que no conozco una sola persona que no haya salido doctora de ese trance (no se, a menos que te quedes en blanco o hagas un calvo delante del tribunal). Lo tengo claro, eso sí: cuanto antes, mejor. El ciclo se cierra, hay que ir iniciando otros. La primavera, al margen de cómo se haya portado en otros terrenos, ha cumplido la metáfora del renacimiento en este proyecto, que podría haberse ido a pique por la falta de previsión. Pero, no, por largo e irregular que haya sido el viaje, como digo en mis agradecimientos, aquí estamos. Corriendo con los lobos y aullando de alegría. Solo deseo que el fin de fiesta sea eso, una fiesta. Al margen de si tendrá relevancia en lo laboral o lo económico, siento que esta empresa, aunque no la que me ha llevado mayor tiempo, ha sido la más importante de mi vida. 

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