domingo, julio 21, 2019

Lo abyecto.




El título no solo alude a las teorías de Julia Kristeva que he utilizado en mi tesis, sino también al estado en que me encuentro durante este fin de semana, de forma inesperada, un último obstáculo a superar antes de llegar a la meta, en esa sala de juntas de Filología Clásica de la foto, con esa estatua romana, un tanto fea y creepy, que me acompañará durante mi defensa. Un virus tiene la culpa de que, en medio de la preparación de la misma, haya tenido que aguantar esta fase abyecta y escatológica de fluidos y órganos revueltos, verdadero boicot que, al menos, espero me deje fuerzas suficientes para los veinte minutejos en que tengo que resumir una obra de cuatro años. Pero, después de todo lo que he pasado, no me voy a rendir por un pequeño invasor veraniego. Llegaré hasta esa sala, supongo que sin necesidad de arrastrarme. Poco más puedo añadir ahora mismo, debo recuperar el tiempo perdido entre la fiebre y los mareos. Ya habrá tiempo suficiente para narrar cómo fue el acto, y todo el viaje, ahora tengo que retomar esos veinte minutos que ya se me escapan a treinta, eliminar redundancias y parloteo vano. ¡Hala! Llegó el momento.

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