jueves, agosto 15, 2019

Regresión postdoc.

Al acabar una empresa tan larga e importante como la que terminé el mes pasado, es normal sentir un vacío profundo, incluso cuando los rescoldos están aún lejos de apagarse; de hecho, ayer mismo me confirmaron que mi primer capítulo de libro colectivo está en edición, y en la segunda mitad del mes tengo previsto corregir, esencialmente en sus detalles formales, el artículo de la revista de la Uned. Si este último es confirmado, habré publicado cinco en este último curso. ¡Excelso final! De todos modos, la sensación de vacío es bastante tenue, porque, a pesar de la lógica vagancia de después de la defensa y propia de esta época, surgen proyectos apartados, en cierta manera, por el doctorado, y que voy a retomar ya libre de esas cargas académicas. 
Además del propio empeño que voy a tener que dedicarles, influirá, como en la tesis, el factor suerte. Tuve, y bastante, el mes pasado, hasta el punto de que mis coleguis ya me frotan resguardos de lotería en la espalda, cual si yo fuera Quasimodo. Les agradezco su optimismo, solo espero que la racha se mantenga este mes, al menos para los planes más importantes. Quizá haya tiempo aún para regresar algunos días por Asturias, ya solo por el mero placer de la visita; por ahora, como autoregalo de fin de doctorado, había pensado en libros, pero tengo ya quince lecturas pendientes del último lustro, algunas ya empezadas, por lo que opté por algo, ejem, menos académico. Quizá por la influencia de uno de los miembros más jóvenes de nuestro grupo, pillé una Nintendo DS de segunda mano, con el consabido juego de Pokémon, ahora que se cumplen tres años desde que instalé la versión para móvil. No me imaginaba que, convertido en dr. León Prieto, unas de mis primeras acciones sería comprar una consola, pero, en fin, esta regresión adolescente me está sirviendo para manejar las tensiones de comenzar un nuevo ciclo. Y no suelo echarle más de media hora al día, poco vicio. La asunción de nuevas responsabilidades no es incompatible con ese mundo en miniatura en el que una versión queer de mí mismo va a la búsqueda de bichos. Back to basics! 

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