domingo, noviembre 21, 2010

Cien.

Cien entradas llevamos este año en el blog. No está nada mal. Ha bajado, desde luego, pero ya advertí acerca de ello. Esta semana tengo múltiples lecturas, encargadas por una profesora que suele asistir a una tertulia semanal en el bar de aquí abajo. Acabo de pasar y no la he visto, supongo que el cónclave habría terminado ya. Es una mujer peculiar, de la que podré hablar largo y tendido a sabiendas de que es poco probable que descubra este espacio (aunque en esta ciudad nunca te puedes fiar...) .
Este cuatrimestre no es ni el más trabajoso ni el más difícil que he tenido en la carrera, pero sí el que más horas me obliga a permanecer en la facultad, comprenderéis por ello el abandono al que he sometido al blog y, lo que me duele más, a la novela, si bien esta creo que podré terminarla, a más tardar, en verano. Sea como fuere, estoy contento. Este mes he topado con estímulos no previstos, y otros que quieren asomar en lontananza. Es todo lo que necesito, una pequeña motivación que me ayude a asistir a clase incluso cuando menos me apetece, y llevo ocho semanas sin pirarme ninguna, he batido mi récord y así seguiré, siempre dispuesto a pirarme si es por motivos que merezcan la pena, no por mera vagancia. Terminar la carrera es un hecho ya motivador en sí mismo, pero otros empujoncitos vienen bastante bien.
Así pues, he disfrutado de esta tarde-noche de sábado como también disfruté de la tarde del viernes, y ahora iré a descansar todo lo que mi espíritu marmotil necesite para mañana rematar algunos flecos... Me sienta mal no venir más por aquí, pero retornaré siempre que pueda, pronto llegarán las navidades y luego, a partir de febrero, ya será otro cantar, si las cosas van como imagino.

No hay comentarios: