lunes, octubre 31, 2011

Lluvioso Halloween.

Esta será la Noche de los Muertos... pasados por agua. La verdad es que esta costumbre del Halloween, aunque me gusta, la asocio sobre todo con niños, como los típicos de las películas americanas y sus bolsas de caramelos. Aquí en León casi solo he visto disfrazados a niños un tanto ya creciditos. Corrían el riesgo de que se les corriera el maquillaje de zombis. Claro, ninguno llevaba paraguas. ¿Acaso lo llevan las brujas, los demonios, los vampiros y demás hordas infernales? Por desgracia, los seres humanos sí tenemos que enfrentarnos con la gripe. De todos modos, la calidad de los disfraces tampoco era nada del otro mundo. Algunos se conformaban con un par de cuernos, o un par de orejas de gatita. Otros iban con una especie de corbata y sombrerito, como si en vez de a Halloween fueran a un baile de graduación lo más cutre posible. 
Por mi parte, mi mejor homenaje a esta fecha hubiera sido visionar una buena película de terror, no como las que echan en la televisión, salvo excepciones. Otra noche será. Ahora demos la bienvenida a otro mes de clase, el único íntegro en lo que resta de cuatrimestre (hay que empezarlo con ánimo positivo, si no vamos listos). 

No hay comentarios: