lunes, julio 02, 2012

No hay dos sin tres.

Anoche, unos diez mil leoneses y visitantes abarrotaron la plaza de Santo Domingo para celebrar un evento que innegablemente, incluso para quienes no gusten del fútbol, es histórico. Allí estuve yo, aunque más como espectador que como entusiasta participante, no obstante me empapé, ya que no de agua, del ambiente festivo, solo enturbiado por algún gordo y zafio representante del género masculino, armado con una bandera franquista. En cambio, el jueves pasado hubo unas cincuenta personas en la manifestación del Orgullo LGTB. Esa misma noche, todavía escuché quejas por la poca participación, y las escuché por parte de alguien que la había visto... sentado en una terraza. A veces mucho hay que reprimirse para no recurrir a la violencia. 
Más allá de comparaciones sin sentido, hay un símil evidente entre la triple corona de la selección de fútbol y mis tres mejores años en Filología Hispánica: Primero (08), Tercero (10) y Quinto (12). Diría más: el soniquete de no hay dos sin tres fue, a fin de cuentas, uno de mis lemas a la hora de venir aquí a completar la carrera, tras los intentos fallidos de Madrid y de la UNED. Quizá más socorrido será acudir a ese a la tercera va la vencida. Ni tan vencida... Ahora, mientras espero a ir mirando becas para el máster, también espero a que mañana se produzca otra victoria nacional, una victoria de la dignidad del pueblo español. Entonces podremos seguir gritando: ¡Campeones, campeones...! 

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