jueves, noviembre 15, 2012

En Furulund.


Me dio pena abandonar Estocolmo. También me dio pena abandonar Madrid, Granada y, pese a llevar cinco años allí y estar un poco harto, León. ¡Es ley de vida! Dejé a mi familia sueca, como también dejé a la española, al parecer por un breve intervalo hasta Navidad. Por fortuna existen mecanismos como Viber, Facebook o este propio blog para suplir en parte esa carencia física. Yo ahora estoy en Furulund, un pueblo a diez kilómetros de Lund, un lugar tranquilo y considero que me vendrá bien vivir un tiempo en un entorno campestre. 
Si lo que quiero es ciudad, la de Lund, siendo pequeña como León, goza de una atractiva atmósfera universitaria y cultural. Mañana confío en pasar una productiva jornada inaugural allí. Si prefiero adentrarme en la tercera ciudad más grande del país, en quince minutos me planto en Malmö. Y, para descubrir la capital de una nación que todavía no he visitado, en una hora aproximada estaría en Copenhague. Por no hablar de que, para volver a Estocolmo, me bastarían cuatro horas como las de ayer. En fin, una multitud de ambientes para no aburrirse. Y el mes que viene, por mucho que me claven, volveré a poner el pie en León. 
Mi futuro depende, entre otros factores, de encuentros fortuitos como el de ayer en el tren. Me senté al lado de una mujer chilena que trabaja de periodista en Malmö y, aparte de una charla muy interesante, me proporcionó el correo de un profesor del departamento de Español de Lund. Puedo considerarme un hombre afortunado por ello. Me hablan de personas que han tardado una semana o un mes en encontrar trabajo por aquí, pero yo prefiero seguir mi propia vía, consciente de que los resultados llegarán porque estoy mentalizado para ello. Mi única barrera de importancia aquí es el idioma, pero ya he comenzado a aprenderlo; problema relativo, en el mundo universitario, y en Suecia en general, se habla inglés, quizá excepto algunos abueletes de los que abundan en Furulund. 
Nada más. El juego ha comenzado, y hoy mismo, aunque no salga de esta confortable casa, me pondré a mover los hilos. 

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