domingo, octubre 05, 2014

Octavo aniversario del blog.



Pues sí. Coincide justo hoy, no es algo que haya podido evitar y, a luengas noches, breves entradas de blog. En todo caso, no es más que un aniversario simbólico. La celebración es que este mismo espacio siga existiendo. Menguado, pero vivo. Cuando lo comencé, allá por octubre del 2006, escribía con más frecuencia pero de modo un tanto experimental. No faltaba alguna que otra ridiculez, muchas veces relacionada con el trabajo que estaba desempeñando en aquel momento. Un empleo fijo, ¡sí! Podría haberme quedado en él e imagino que allí seguiría a día de hoy, pero entonces no hubiera finalizado Filología Hispánica, y tanto el máster en Literatura Comparada como el recién nacido doctorado en Género y Diversidad serían puras entelequias. Creo haber obrado de la mejor manera. No puedo estar completamente seguro porque la vida, en cada momento, te obliga a tomar decisiones en las que la precipitación suele conducir al error. Ya lo pude comprobar anoche mismo. 
Al menos sí se puede celebrar que siga siendo capaz de pasar una noche de fiesta en condiciones de aguante, rodeado de amigos, tanto los antiguos como los recientes, así como otros a los que algún día espero tratar como tales, y otros que lo serían si su comportamiento guardara un poco más de coherencia. En todo caso, me alegra irme a un lugar tan cercano como Oviedo. Así podré seguir en contacto con este ambiente, y a la vez tener la ventaja de descubrir uno nuevo. Para mí será como un renacer, sin necesidad de apocalipsis previo. Si acaso, el apocalipsis vendrá de dos obras que estoy leyendo antes de la mudanza, escritas o editadas por mi amigo Víctor: la última entrega de su Cuarto Jinete y la antología Postales desde el fin del mundo. La conclusión de su trilogía posiblemente sea la mejor entrega por ser la más intimista, centrándose de forma especial en las motivaciones de unos personajes que luchan por sobrevivir. Y de supervivencia se sabe bien en este país con todo lo que ha llovido desde aquel 2006, en el cual todavía resultaba bastante sencillo encontrar un curro (yo me permitía el lujo de abandonarlos). 
¿Qué toca hoy? ¿Té moruno en la jaima para que los antioxidantes compensen lo bebido anoche en el Goa (gran sitio, por cierto, que dure)? ¿Vegetar hasta que llegue la hora de Cuarto Milenio? Por cierto, menudo programa el del otro día, con el grupo en la cueva, me recordó mucho a los Goonies. Y el tío haciendo una performance neandertal, impagable. Desde luego que, si llego a la edad de Enrique de Vicente, quiero tener su vitalidad. Sí, cuando este blog comenzó, Cuarto Milenio ya existía. No obstante, andan a la par. En fin, dije que la entrada sería breve, ¿verdad? Es el vicio de la escritura, agazapado y a la espera de expandirse en alguna tesis/novela/proyecto variado. Es el vicio que ha mantenido con vida esto durante ocho años, en esta nube virtual. ¿Cuánto ocuparía en papel? No es algo que me haya planteado, como tampoco el que alguna vez sufriera un cortocircuito y desapareciera en un soplo de aire. Siempre será parte de mi vida. Que el gobernador de Libia nos acompañe en estos tiempos de cambio. Y como diría Nacha la Macha... (no se muy bien qué frase suya podría utilizar de conclusión, pero mejor será que la censure preventivamente). 

No hay comentarios: