martes, noviembre 04, 2014

Pospor.



Ya imaginaba desde un principio que este máster, por el cual voy a pasar de manera tan breve, iba a ser ligeramente distinto del anterior. En efecto, no creo recordar que en la Universidad de León, durante todos los cursos que pasé allí, en algún momento nos pusieran un vídeo con una performance de una artista meando en lugares públicos, de pie. Sí. Las cuestiones de género y la teoría queer nos llevaron a valorar las diferencias mingitorias entre hombres y mujeres. Así que, cuando salí de clase, me llamó la atención encontrarme este cartel en el aseo. No me di por aludido, claro, yo cumplí su recomendación a rajatabla. 
No obstante, el gran punto de inflexión llegó al día siguiente, cuando las clásicas exposiciones de PowerPoint alcanzaron un grado nunca visto hasta entonces, con fotos pornográficas: falos en ristre, squirting (término muy buscado por la red, seguramente esta entrada consiga más visitantes con su mera inclusión), variedades diversas de lo que se considera como parafilias, etc. No es que nos pusieran eso para que no nos aburriéramos, tan solo que era una conferencia sobre post-porno a cargo de una doctoranda, como yo, pero que lleva el tema de su investigación bastante más avanzado que el difuso embrión del que dispongo por mi parte. Más allá de la anécdota, la verdad es que la clase me resultó bastante útil. Ya había escuchado antes algo acerca del término, y considero que me servirá más para mi propio tema más que otras cuestiones más teóricas y profundas. Eso sí, me gustaría saber qué hubiera pasado si en mi exposición de TFM me hubiera presentado con una sarta de imágenes de ese calibre. Hubiese merecido la pena solo por ver la cara de algunos y algunas...
Asistir a estas sesiones está mereciendo la pena. Eso sí, por el momento hay pleno: tres clases, y las tres con trancazo de garganta irritada, tos, cansancio... Mañana tal vez podamos sumar una cuarta. En fin, la misma canción de todos los otoños, nada novedoso y que no pueda explicarse en una estación que es capaz de variar de treinta grados a quince en pocos días. El Halloweeen no fue tan nocturno como mi cumpleaños. Después de la tormenta, llegó la calma. Pero disfrutando, aun así, de pequeños placeres, como el que se ve aquí abajo...


No hay comentarios: