martes, enero 31, 2017

Prórroga (II).

Desde el primer día de este mes resultó evidente que las rémoras del pasado año no se iban a despegar por arte de magia apenas comenzando este. En todo caso, siguiendo el razonamiento del último post, la situación ha mejorado bastante en doce meses. Lógico. Lo negativo suele tener su contrapartida positiva y, cuando algo es malo, resulta más sencillo mejorarlo. En la primera mitad de 2016 se juntaron circunstancias de variado pelaje, no todas funestas. También conseguí alguna meta establecida años atrás, tantos que ya no daba mucho por alcanzarla. 
Esta última semana de enero me he sentido un poco perdido por aquí. Por un lado, se presentaba una opción fuerte de continuidad en Oviedo; por el otro, esta misma parece haberse disuelto cuando aún no había asimilado sus posibilidades. Si me equivoco, lo haré notar. Pero puedo reafirmarme en que esa prórroga que nunca quise, después de que no necesitase prórrogas ni en carrera ni en máster, es una oportunidad impagable para poner en orden tanto el doctorado como todo el espectro que le rodea. Esto no es ni la carrera ni el máster. Esto tiene una entidad más etérea, mucho más posmoderna acorde con la materia misma que trata. Supongo que por eso me cuesta más. De todas maneras, línea a línea, el proyecto va aumentando y, con él, también un conocimiento no tangible, una vía que era, probablemente, lo que de verdad estaba buscando y para la que el doctorado podría considerarse mera excusa. Eso será lo que nadie pueda arrebatarme, al margen de cómo concluya este proceso.

No hay comentarios: