miércoles, septiembre 06, 2017

El regreso inesperado.


 Ya mencioné la semana pasada cómo era posible llevar a cabo un retorno inesperado y exprés a Asturias, en concreto a Gijón, para colaborar en un proyecto artístico ajeno pero sin duda interesante y que, además, me permitió pasar una jornada espléndida en una ciudad que me encanta, en buena compañía y descubriendo y redescubriendo sitios muy estimulantes. Así pues, el sábado aprovechamos la penúltima oferta del bus playero para plantarnos enfrente de San Lorenzo y desde allí ir a reponer fuerzas a la cafetería Luz de Gas. En esta tienen como especialidad un batido de licor de café servido en una copa con forma de bombilla. Yo nunca he sido cafetero así que lo mío fue té sin bombilla.


 No me considero fotógrafo, ni siquiera amateur, a pesar de todas las fotos con las que he ambientado este espacio, tampoco puedo considerarme ni instagramer ni blogger porque nunca he trabajado seriamente en ello; con todo, me gustó colaborar con el reportaje fotográfico y, de paso, ser yo el retratador retratado en un par de ocasiones. Ahí arriba, foto a traición frente a la iglesia del final del paseo. Dijo mi compi de viaje que muchas veces las mejores fotos, o al menos las más espontáneas, son las que se toman sin avisar, así que optemos por seguir sus palabras. Además, también me tomó esa instantánea frente al Elogio del Horizonte, como queriendo echar a volar desde allí, y muy bien nos hubiese venido de hecho tomar un imaginario puente desde el monumento hasta el otro extremo de la playa, cuando nos desplazamos hasta la playa de los perros, una vez más, y a una cala que había descubierto junto a Juanjo para seguir con la sesión tras reponer fuerzas con comida un poco trash.



Finalizado el reportaje, de premio un cóctel en el bar Varsovia: piña colada en vaso de piña y el mío fue un Tokyo Blues. No acostumbro a tomar esas cosas a las cinco de la tarde pero no todos los días se hacen excursiones de ese calibre, entre lo fashion y lo salvaje. Tal y como he reflejado en algunas ocasiones, cabe señalar que el fin de mi estancia por esas tierras no significa que no vuelva más. Al igual que también he expresado, a veces los mejores momentos los pasamos cuando ya no vivimos en un lugar concreto y solo volvemos de visita. Creo que lo del sábado puede ser el primer hito en esta lista. Luego está la opción de San Mateo, una vez más, o incluso una edición otoñal del Metropoli de nuevo en Gijón. Por no hablar, evidentemente, de los regresos motivados por tutorías y similares. Mientras tanto, esta semana me estoy aclimatando ya a una estancia continua en León, continua al menos mientras voy concluyendo con estos temas y decidiendo las opciones de futuro.

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