lunes, agosto 06, 2018

Olas de calor y frikismo.


 Resulta redundante decir que hace calor en verano, aunque quizá no lo sea tanto si la noticia abre informativos. La noticia sería, en todo caso, que por primera vez este año hace, realmente, calor. Lo ha hecho durante los últimos cinco días, y mañana, según lo previsto, diremos adiós, yo el primero, a esta ola que ojalá no se repita. Si para algo ha servido, al menos, es para potenciar las hormonas, algo que ya reflejé en un espacio más apropiado, y para que hayamos podido bañarnos en el pantano de Arbás o de Casares. Primero lo intentamos en una presilla junto a Viadangos de Arbás, pero esa sí que tenía el agua como para destruir tanto las hormonas como otros mecanismos relacionados. Así que nos mojamos un ratín, lo justo para regresar al pantano, cuyas aguas sí gozaban de la temperatura adecuada, salvo corrientes internas, como para dejarse mecer y echar unas brazadas.



 Durante todo el curso me había rajado a la hora de unirme al grupo de alegres cabras tirando al monte, pero me pareció el momento más apropiado para apuntarme a la timba. Seguro que repito. De hecho, existe la opción de alquilar canoas para recorrer la presa, cual indígenas exploradores conquistando algún peñón con cascotes. Sería una excelente excursión para otro fin de semana, suponiendo que la situación metereológica no vuelva a las lluvias otoñales que, esas sí, desentonan ciertamente en la canícula.


 El baño suele dar hambre y almorzamos en Cubillas de Arbás, al alcance de la mirada de un cónclave gallináceo que se lanzó a picotazos contra los restos de manzanas de nuestro postre. Tanto las aves como otros animales, pongamos que este pavo cornudo o unicornio alado (visto con imaginación), pertenecían a un refugio coordinado por un chaval que nos organizó una visita guiada por el recinto e incluso nos invitó luego al té. Una jornada de buen rollo, habrá que regresar por allí en las próximas semanas o meses. En invierno, según me han dicho, debe ser espectacular, siempre y cuando sea posible transitar por allí.



¿Y este verano no iba a tener su festival friki? Me enteré de casualidad pero sí, volvió el Level Up, algo más tarde que en otros años, al instituto Juan del Enzina. Así que, tras dejar bañadores y atavíos de monte, fuimos a dar un garbeo por allí y a jugar en las absurdas tómbolas con sus premios de chapas, pulseras y unos pokémon que parecen diseñados como una abominación de Lovecraft. Cumplimos la cuota de frikismo veraniego y, después, la noche iba a ser bastante larga. Lo que la ola de calor me quitó de sueño al menos me lo devolvió respecto a un ocio y una vida social con bastante variedad y interés, que continuará esta semana. ¿Y la tesis pa cuándo? Ya tenemos canción del verano, también...

No hay comentarios: