domingo, julio 29, 2018

Noche de eclipse y sushi.


 He estado ahora viendo el exitoso filme Perfectos desconocidos, en el que, sin saberlo previamente, uno de los motivos principales era un eclipse de luna roja o luna de sangre, como quiera que se llame; en fin, un eclipse como el que se dio en la noche del viernes. Sincronicidad, pues. En la película, esta circunstancia provoca una especie de locura y agresividad general en la población. No fue el caso de la otra noche, en la que tan solo terminamos con cierta pesadez, al menos en mi caso, por la gran comilona de sushi que dispusimos para celebrar un par de cumpleaños. Y gracias que pudimos presenciar el eclipse pese a las nubes, y registrarlo con mi cámara. Supongo que alguien menos fotográficamente analfabeto que yo podría haber captado una mejor instantánea, pero lo que cuenta en este caso es el testimonio. Luna roja. Sin locura, con fartura.




Ricos bodegones estos que retraté, casi se pueden paladear. Desconozco si hoy todavía quedarán sobras, o simplemente volveremos a la mandanga clásica de los domingos. Ligerito, ligerito. Parece que la próxima semana será la primera, esperemos que única, con esas famosas olas de calor que hasta ahora habían tenido la gentileza de no haber asomado el hocico. Por cierto, desde la última vez que escribí (de hecho, al día siguiente de la última entrada) me han rechazado otro artículo. Dos en tres días, eso sí que es una estrategia de motivación. Con diferencias, debo señalar. Si el primer artículo se adjuntaba de una única revisión, tan sucinta como negativa de principio a fin, sin un solo comentario medianamente positivo, en el segundo aparecían varios informes, que al menos sabían ver el potencial del texto. Pero no me rindo, todo lo contrario. La misma semana de los dos rechazos, regresé al lugar donde todo comenzó, mi facultad. No la de Oviedo, sino la de siempre, aquella desvencijada que ahora anda en obras. Con Natalia, mi antigua directora, estuve charlando y ella me prestó su apoyo moral y, aunque no esté ya obligada a ello, su consejo para los próximos pasos a dar, allá por septiembre. Ahora solo cabe corregir, por insufrible que sea eso, no digamos ya con calor. También le dije a Natalia que voy a buscar curro, utilizando la facultad como uno de los principales centros de propaganda. Yo quería haber terminado con el asunto tesis este verano, pero se alarga como una interminable velada en una noche de juerga cansina. Trabajaré de un modo u otro, no voy a esperar hasta los penaltis. 




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