martes, mayo 04, 2010

Alterada tensión.

Parece que este comienzo de mayo se me está atragantando otra vez, no por la fiebre ni la garganta sino por la tensión, que la tengo casi por los suelos sin que llegue a comprender por qué. Suerte que, en estos altibajos en los que va para arriba, estoy lo bastante animado como para escribir aquí. Quizá tenga que ver con los bruscos cambios de temperatura, de hasta veinte grados, que hemos estado sufriendo estas semanas. Si el tiempo está fucking crazy, nada raro que esto repercuta en nuestro organismo, y no se dice en vano que la primavera la sangre altera. Con todo, espero que esto termine pronto porque ya la semana que viene empezará el festival final de curros.
Ayer vi una película iraní llamada Nadie sabe nada de gatos persas. El título es una metáfora que alude a los ocultos músicos underground de ese país, tipos que cantan hevay metal en un establo con vacas o que rapean a lo persa en lo alto de un edificio en construcción. Cualquier lugar es bueno para hallar libertad en el régimen teocrático. A propósito del título, recordé cuando el presidente del país dijo algo así como que nadie sabe nada de homosexuales allí. Quizá sea pronto para que hagan una película sobre ese aspecto, pero semejante disparate (ya que la homosexualidad existe en todas partes, y desde mucho antes que el Islam) podría ponerse en relación con el de Evo Morales. Evo y Mahmud, o como huevos se llame, podrían formar un dúo cómico al estilo de los Morancos y hacer giras mundiales, tal vez mejor en el estilo de Martes y Trece y su número de Soy maricón, maricón de España... Lo curioso es que el alcohol está prohibido en Irán, pero teniendo el opio de su religión, del que abusan en demasía, ¿qué más se puede querer? El eco de esas sandeces debiera llegar hasta la tumba de Alejandro Magno, para que reviviera y fuera a conquistar Persia y arrojar a toda esa horda de mamarrachos a alguna isla desierta en la que montar su Utopía particular, una sociedad en la que hombres y pollos heterosexuales pudieran vivir en armonía. En fin. La próxima vez buscaré algo más alegre, que cosas así no creo que suban la tensión.

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