viernes, febrero 06, 2015

Totally frozen.


Las imágenes hablan por sí solas. No se si ya lo dije en este blog pero a mí, como a la reina Elsa de Frozen, el frío nunca me molestó. Tampoco es que me guste, claro, pero lo prefiero al calor, que me quita la energía y me hunde la tensión y a mí mismo con ella. Ya que en los últimos años las nevadas habían sido escasas, tenía ganas de ver a León blanco, y aquí estoy. Lo he visto, he pisado y tocado nieve aunque, eso sí, me perdí la gran nevada que debió caer entre el martes y el miércoles. ¿Tal vez se repita hoy o mañana? En Oviedo, ya se sabe, lo suyo es la lluvia. Y entre medias, el puerto de montaña, casi impracticable. Cortaron la línea férrea y me vine en autobús, en el cual pude disfrutar de unas excelentes y a veces enmudecedoras vistas, nada que envidiar a Suecia. 



El viaje es un poco corto como para ver una peli pero, casualidades de la vida, entre ellas estaba Frozen y, por suerte, los títulos de crédito llegaron al mismo tiempo que el bus enfilaba hacia la estación de León. El filme era ofrecido en versión original, sin subtítulos. Yo ya lo había visto, así que no hubo mayor problema, además no soporto los musicales doblados, aunque reconozco que durante toda mi infancia me acostumbré a cantar canciones de Disney en versión española. En todo caso, Let it go no equivale a Suéltalo. ¿Soltar, qué? ¿Un pedo? Esta canción, por cierto, muy atacada por los reaccionarios por entender que es una especie de salida del armario encubierta del personaje. Pudiera ser. Lo que resulta indudable es la vitalidad que desprende todo el conjunto. Es un filme que recomendaría a quien tenga pensamientos suicidas. Tiene lo mejor de Disney y de Pixar, no en vano por ahí está Lasseter de productor ejecutivo. Disfruté de la concordancia entre el paisaje y la película. Todo era bonito, hasta la rubia del asiento de atrás, desconozco qué pensaría de mí por estar viendo una película considerada para niñas, aunque solo sea por el aluvión de merchandising que todavía hoy genera. 
Mi visita es breve porque la tesina ya está en marcha, su gestación obviamente menor que la de la tesis. He venido a probar un poco del auténtico invierno leonés y por ahora no estoy decepcionado, desde mi privilegiada posición en la que no debo afrontar el aislamiento en un remoto pueblo o el frío punzante que me llevó a observar un buen repunte de gente sin techo en la biblioteca pública ayer. 

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