domingo, mayo 15, 2016

El cabaret de los horrores (y errores).

Sí, este mes va a ser parco en entradas. No queda otra. La preparación para el congreso de Oviedo me está resultando un cúmulo de despropósitos. No es solo que, a diferencia de otros congresos, no me respondieran para confirmarme si aceptaban mi ponencia o no, con lo cual me enteré tarde y con escaso tiempo para la preparación; además, el mero formalismo de que les enviara el abstract en versión bilingüe, español-inglés, les hizo deducir que yo iba a exponerlo en esta última lengua, y me han colocado en un panel en dicho idioma. ¡Y vaya panel! El primero, el que romperá el hielo el lunes a las diez. 
Me daban la opción de hacerlo en español, pero quedaría bastante cutre. Puede que en inglés también sea cutre, pero mi pronunciación no será peor que algunas de las que he escuchado en el programa de Género y Diversidad, ya sea máster o doctorado. Huelga decir que lo llevaré ensayado al dedillo, más o menos como la canción de Say yay!, o como se diga, de Eurovisión. Si fracaso, mi fracaso siempre será menor que el eurovisivo. Y me trae sin cuidado, porque yo solo quiero el certificado para mi colección de cromos doctorales. Lo peor que me podría pasar es que alguien me haga una pregunta y no la entienda. Si es así, puedo fingir que debo visitar el baño con urgencia. Quizá ni siquiera sea fingir. 
Por lo que respecta a este fin de semana, tuve dudas sobre en qué lugar debía quedarme para crear un clima de concentración. He conseguido pergeñar un primer borrador y, en todo caso, el momento clave en su preparación será la semana que viene. Nada mejor que una absurda fiesta como la del martes, con la excusa de ir a comer bollus preñaus al campo, para interrumpir mi recolección de fuentes para la ponencia. Aunque, claro, en veinte minutos... ¿Cuántas fuentes pueden salir a flote? Pocas. Confío en que lo haga medianamente bien, pero tampoco me preocupa mucho. Lo importante es la tesis, no los créditos acoplados a la misma. Ya que el congreso trata sobre los espacios, si quiero hacer la defensa lo antes posible tendré que remodelar mis propios espacios de trabajo. Ya no vale solo con el cuarto propio a lo Virginia Woolf. 

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