sábado, diciembre 17, 2016

Mi Black Mirror.

Muy buenas series estoy descubriendo, algunas pendientes desde hacía tiempo ya. Black Mirror y Westworld, cada una merecería su propia entrada de blog si no fuese porque el progreso de la tesis parece imparable, pese a todos los boicots de este año que concluye. Sí, este es el primer post del mes y vengo para contar una anecdotilla, que enlazaré con el comentario de la serie más antigua, la del espejo negro, cuya tercera temporada aún no he concluido. Ayer me agrega por facebook una chica que no conozco de nada, tipo modelo (normativo) y con una serie de fotos de esas que, siguiendo el lenguaje del doctorado, eran cosificadoras a más no poder. Yo ya sabía que era una estafa (no en vano, le han borrado el perfil hoy mismo) pero, como investigador de estos aspectos que soy, decidí seguir el juego a ver cuánto tardaba en pedirme pasta. De nombre extranjero y no muy buen manejo del castellano, nada más ser aceptada me somete a un tercer grado en plan si soy soltero, tengo novia, etc. Me propone una sesión de sexcam, no especifica a través de qué medio. Como sea que la lotería es el jueves y no creo que me toque nada ni tampoco que me caiga algún premio por adelantado, desde luego que hasta ahí llegó la broma. Le dije que salía a tomar algo con un colega y, ciertamente, no mentí. ¿Qué hubiese pasado si llego a aceptar? Puede que me derivara a una página de pago. Puede que fuera un hombre o cualquier persona que no concordase con lo que veía en la foto. Y puede, de ahí el título de esta entrada, que se tratase de un chantaje-hackeo-ataque, etc. 
En el tercer episodio de la tercera temporada de Black Mirror (uno de los peores, aunque sale Bronn), un chaval es chantajeado por unos desconocidos remitentes que le han grabado masturbándose delante del portátil. La serie tiene elementos de ciencia ficción, es inquietante y visionaria pero no por ello necesariamente realista. Vamos, que ya con el primer episodio del cerdo lo dejaba claro.Si el capítulo me pareció flojo es porque, aunque su carácter verídico no importaba gran cosa, me resultó absurdo el que un chaval llegara a embarrarse de tal manera solo para que no sacaran un vídeo suyo haciéndose una manuela. ¡Pero si todo el mundo se masturba! (Y quien no lo haga debería planteárselo). Mucho más me convenció el siguiente episodio, el de San Junipero. No por la nostalgia o por el giro sorprendente, sino porque la verdadera sorpresa fue la descripción de una historia de amor entre mujeres, en la que uno de los personajes es bisexual. 
En todo caso, mi fantasmática y efímera colega de red virtual se ha evaporado como cualquier otra fantasía de este vasto mundo cibernético. Mejor así. Mejor de carne y hueso, humano con todas sus fallas. Hala, vete con tus curvas a otra parte.

No hay comentarios: