miércoles, mayo 31, 2017

Día Cero.

Vivo sin vivir en mí, como dicen, con inspiración mística, en la canción con la que he titulado esta entrada. Y es que vaya sobresaltos. Ahí está lo de la comisión de seguimiento. En dos años, ha pasado del 25 de julio, con el abanico a cuestas, al dos de junio, que también imagino hará calor pero igual nubladejo como hoy. A este paso nos la ponen en Semana Santa. Por suerte, ya he enviado el informe y lo ensayaré como un histrión para su defensa. No estoy satisfecho. Este curso podría haber dado mucho más de sí. Me he dejado distraer por cuestiones que no venían a cuento y en las que nunca debí caer. Con todo, la tesis ha seguido avanzando, al coste de la prórroga, que yo nunca quise solicitar. No importa. Siempre se está comenzando, ¿no? Hagamos el día cero, tabla rasa y a darle caña hasta el traslado a la ciudad que vio nacer este proyecto. Si allí no resucita, entonces ya entraremos en cuestiones fuera de mi entendimiento. Tiremos el dado de nuevo.

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