lunes, junio 05, 2017

Puesta al día en series.

Tratándose de mi experiencia personal, eso de ponerse al día resulta relativo. Yo, que ni siquiera he visto aquellas consideradas como las más grandes series de la historia reciente, o de la historia en general, soy bastante selectivo a la hora de engancharme a esas creaciones a las que, por lo general, hay que dedicar un tiempo mucho mayor que a cualquier película. Mi criterio de selección suele basarse en motivos que no tienen que ver con la calidad del producto o las recomendaciones críticas. Aunque, claro está, yo tampoco me desprendo de las llamadas fiebres virales. La semana pasada visioné al fin uno de los últimos fenómenos, Por trece razones. Hubiese preferido Por ocho razones, porque, con su ingenioso mecanismo narrador, considero pese a todo que no había motivos para alargar de tal modo una trama que no daba más de sí, al menos en su primera temporada, porque la segunda, como es obvio, ya está en marcha. 
Más allá de las modas, esta serie me resultaba muy interesante por su temática, en buena parte relacionada con mis investigaciones: adolescencia, machismo, acoso y abuso sexual, etc. Y en el terreno LGTB, hallazgos como ese personaje lésbico en el armario pese a tener dos padres, o el personaje gay que, a diferencia de otros que en la serie tienen la misma orientación, se escapa de estereotipos. De nuevo, como en tantas otras películas pero con un tono más trágico, el sistema grupal de los institutos de Estados Unidos se recrea para llevar a la perdición a su protagonista, quien, pese a su sensibilidad como escritora y su personalidad propia, se verá empujada a querer integrarse de cualquier modo posible, sufriendo esas trece razones que la llevarán a un final que ya se nos muestra desde el principio de la historia. 
Y, si el tema LGTB se mostraba en esta de forma secundaria, no es el caso de When We Rise, miniserie del creador del filme Milk que, de hecho, vuelve a recrear la historia del famoso activista de San Francisco, desde otro punto de vista. Varios personajes de diverso género, raza y orientación (eso sí, no hay que buscar bisexuales aquí) van trazando su trayectoria desde su juventud, en los años setenta, hasta el momento actual, desde la eclosión del Castro en la ciudad de California hasta la victoriosa lucha por el matrimonio igualitario durante el gobierno de Obama.  En muchos momentos me pareció estar viendo una plasmación de la bibliografía que he ido incorporando a la tesis, con motivos ya conocidos como las divisiones de feministas más institucionales vs. feministas lesbianas, de gays vs. lesbianas, etc. Pero, claro, no obviando la aniquilación del VIH durante los ochenta, que consiguió la unidad frente a la masacre. 
Del mismo modo que ocurrió con la película sobre Milk, Dustin Lance Black y Gus Van Sant vuelven a crear un relato, sobre todo, motivador. No hace falta decir que no es lo mismo ser activista en el Castro, o en Chueca, que en ciudades como León u Oviedo pero, al completar la serie, pese a su carácter previsible que ya imaginaba, me entraron ganas de seguir con su espíritu. Aquí prima el mensaje sobre la calidad, aunque cuenta con interpretaciones muy potentenes y momentos de emoción pura.  ¿Puede haber una serie mejor para el mes del Orgullo? Yo ahora, después de haber superado de forma muy positiva el comité de seguimiento (yo no estaba muy convencido pero si lo dice el comité...), acabo de retomar la escritura de la tesis, dentro del plan para el verano pese a que la estación no haya comenzado aún. Desde luego que introduciré referencias pertinentes a estas series y, aunque deba ahorrar tiempo, también voy a darme algún capricho friki como la segunda temporada de Ataque a los Titanes, además de otras series que asimismo están en muy estrecha relación con mi trabajo, como El cuento de la criada o Sense 8. Volveré sin duda por aquí para comentar algunas de ellas.

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