domingo, febrero 24, 2019

Nostalgia de Oscar.

Esta ha sido una semana marcada (entre otros asuntos) por la nostalgia. Nostalgia que trae lugares, personas, ambientes e incluso absurdas situaciones de vuelta. Y esta noche también habrá, por supuesto, como sea que la retransmisión de los Oscar forma parte de mi evolución como persona (mucho antes incluso de que los domingos noche estuvieran capitalizados por la nave del misterio). ¿Habrá noche golfa, como el año pasado? ¿Noche golfilla, al menos, para cumplir viendo el comienzo, o la mitad? Esta vez quieren hacerla más corta, se han cargado al presentador y casi se cargan algunos de los premios. Veamos. Mañana toca comprar, poco, algo de colada, rutinaria, clase de arte (qué diferencia con aquella clase del máster que me fumé tras los Oscar y provocó la indignación de una profesora con comportamiento indignante), y quizá repetición de cita, ojalá... ¿Puedo arramblar con todo ello si hoy trasnocho? Cosas peores se hicieron si, una vez más, volvemos la mirada hacia el pasado. Los Oscar no solo forman parte de mi desarrollo personal, también de mi memoria sentimental, comenzando con la más reciente. Un ciclo llega a su fin y noto cómo hay heridas que van a ser exorcizadas de un modo u otro. Quizá antes de que el ciclo termine. Estos Oscar forman parte del final de esa época y, tan solo por ello, quizá debiera darles la cortesía de una media hora. ¿No va a comenzar la gala, según decían, con el Bohemian Rhapsody (ahora sí lo he escrito bien)? Pues qué mejor que eso para cerrar una semana en la que, como en esa canción, he pasado por toda una serie de estados eufóricos y delirantes. La respuesta, tonight. La mandanga ya está preparada. 

No hay comentarios: