jueves, diciembre 06, 2012

El desierto blanco.



Finalmente, nevó. Y de qué manera... Como que no ha parado hasta ahora, salvo intervalos. Supongo que la imagen que tenía de Suecia no se habría cumplido si no hubiese podido contemplar este que en ocasiones parece un inmenso desierto blanco. ¿Cuál era el objetivo de este viaje? ¿Trabajo, estudios, sexo? En última instancia, el viaje en sí mismo. El mero hecho de contemplar escenas de una belleza tan simple, pero perfecta, como ver nevar a través de los amplios ventanales de mi cuarto. Un instante así es merecedor de un viaje. Multitud de fragmentos pasajeros de pura belleza. 
Ahora bien, este tiempo a la larga puede no resultar tan bonito. Quizá eso lleve a la gente al alcoholismo, y por ello la actitud del estado es tan paternalista respecto a la bebida. No lo se. En todo caso, yo, de forma indirecta, sí he sufrido los estragos de la enfermedad mental. De un modo nunca esperado por mí, pero ahí residen las sorpresas del viaje, aun en uno de duración relativamente breve. Algunos tópicos se dinamitan, otros se acrecientan y al final, valorando el equilibrio de la balanza, mi opinión es la de abandonar el país, como ya señalé, hasta saber si puedo acogerme bajo el manto de la universidad de Lund. De ser así, tendría un excelente asidero merced al cual la adaptación no sería tan traumática. O al menos eso espero. De poco sirve cruzarse con un montón de encantadores nativos del país si luego carezco de recursos para trabar relaciones, y la vida social es tan cara como antes indiqué. 
Vale la pena hacer autocrítica, claro, y se que he desperdiciado algunas ocasiones en este sentido. Mis habilidades sociales, desplegadas en un idioma extraño que no domino tanto como querría, se resienten y no ayuda el hecho de permanecer en esta casa, encantadora por otro lado, pero donde el estigma de la locura nos ha acompañado durante los últimos días, dándonos desde hoy un respiro que quizá dure hasta que finalmente haga las maletas y regrese a España vía Copenhague. Bien podría, como Bilbo Bolsón, redactar mis andanzas cuando vuelva a mi particular Comarca, 

Sin embargo, me temo que no voy a volver con el tesoro de Smaug sino de cara a llenar, más todavía si cabe, la bolsa de los parados. El ejercicio de escribir, fumando una pipa o sin ella, tal vez se torne incompatible con buscar una simple cantidad con la que al menos pagar el alquiler. No descarto escribir algo, por breve que sea. Os aseguro que, pese a que no la viví en persona (sabia decisión), la noche del lunes fue lo bastante grotesca como para exceder el espacio que suelo emplear en este blog. ¿Conseguiré acordarme de todos los detalles? A sus involuntarios protagonistas les costará olvidarlos, ya lo creo. 
Para la semana larga que me queda aquí, yo estoy solo de turismo. Bueno, no solo, también estoy practicando, no queda otra, inglés, de cara al TOEFL. Solo el tiempo dirá si me arrepiento de regresar a León o no. La puerta de Suecia, con todo, no queda cerrada, ni mucho menos. Sobre todo buscaba una experiencia inolvidable, y conseguida está, para lo bueno y lo malo. Así se aprende. 

No hay comentarios: