domingo, diciembre 30, 2012

Sin jornada de reflexión.


Durante el viaje he descubierto, al fin, ese invento cuasi imprescindible al parecer llamado what´s up que, si bien me ha ahorrado bastante en la factura telefónica, también se ha convertido en una molesta plaga cuyos chirridos perturban mi concentración en momentos como este, así que no me ha quedado otra que ponerle la mordaza. Los ecos de Suecia y Dinamarca resuenan en las conversaciones navideñas, provocando carcajadas aunque traten de asuntos que allí llegaron a preocuparme profundamente. El tiempo y la distancia permiten sacarles el lado grotesco. 
Un buen libro podría escribirse acerca de esa aventura. Pero ahora ha llegado el epílogo, y estoy inmerso en él. No hay oportunidad para la reflexión, si acaso llegará a su debido momento. De forma inesperada, una persona ha entrado en mi vida y no se si es para quedarse. Ella misma ha tenido la desfachatez de preguntarme que de dónde he salido yo, cuando fue ella quien se interesó primeramente por mí. Pero seré comprensivo, las dudas provocan estos momentos de ofuscación. Mañana, último día del año, veremos si surge ya no el besito post-campanadas, sino tal vez el besito pre-campanadas, sería una cursi y a la vez remarcable manera de comenzar una relación. 
Ahora es Suecia la que viene a España, y por eso en breve iré a buscar a mis familiares. Daremos la bienvenida a este año que, no por tener el 13, va a resultar más nefasto. Si no me creí lo de los mayas, tampoco voy a caer en la superstición. Este año, al margen de todas las catástrofes económicas, ha sido en el que he superado una carrera que empecé tres veces. A la tercera fue la vencida, y la mejor. Estoy muy contento por ello. Y por haber hecho el viaje que llevaba planeando largamente. En ocasiones, no es necesario irse lejos para encontrar algo que puede surgir cuando apenas has vaciado las maletas. A partir del martes comienzan nuevos retos, emocionantes, así que hoy quiero ser positivo, y no tener en cuenta las palabras que ayer y hoy puedan haberme ofendido, porque estoy convencido de que no provienen de la mala voluntad sino de malas interpretaciones y también de demonios internos a los cuales no soy ajeno. 
¡Coño, me olvido de hacer una crítica de El hobbit! En fin. Me perdonaréis, me es imposible estar en todo, así como no puedo poner el broche en mi otro y abandonado blog. Y, si como supongo, mañana no puedo despedir el año, os deseo salud, prosperidad y amor por parte de quienes os rodean. Que el gobernador de Libia, no se quién será ahora, os acompañe. Y un cariñoso recuerdo para los allegados de ese niño que falleció ayer en la estación de San Isidro, un lugar muy especial para este blog, para los Abrasadores, y que no debiera albergar este tipo de tragedias. 

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