jueves, agosto 25, 2016

Procreaciones.

Hablaba el otro día del sexo posmoderno y no se me ocurre mejor película para representarlo que una reciente, que vi anoche, Theo y Hugo París 5.59. Creo recordar que la han traducido así, con este absurdo título que se diría sacado de una escaleta. El original en francés, más poético, decía Theo y Hugo en el mismo barco. ¿Qué barco? El del sida, al parecer. Uno del que es difícil bajarse. Para ilustrar esta historia de la generación Tinder/Grindr/Bender (este último rimaba mejor que Wapo), a los directores se les vino la inspiración y decidieron ser no-originales e incluir escenas de sexo explícito. Como si nadie hubiera hecho lo mismo en los últimos diez años. En ningún caso el hecho de introducir una secuencia en un cuarto oscuro de esta guisa, de cuarto de hora o poco más, intensifica la sensación buscada. Aburre y redunda. Yo la hubiera dejado en cinco. Igual es que querían espantar a público y críticos, o hacer un documental reducido sobre esos espacios a los que no todo el mundo puede y / o quiere entrar. 
La tesis parece ser que del sexo anónimo se puede llegar al amor, en la misma noche y en cuestión de una hora y media, que es la duración de esta historia a tiempo real. El sentimentalismo, en el otro extremo de la deshumanización inicial, se termina antojando algo ridículo. Con todo, creo que es una de las mejores pelis de temática LGTB que he visto recientemente. En Francia saben moverse en ese género. Y, desde luego, no hay comparación posible con Blue is the Warmest Colour... No lo digo por el cariño que le guardo a esta peli tras mi TFM.
Complementé esa con un documental sobre la supuesta sobrepoblación del planeta. No lo hice de manera intencionada. Es cierto que algunos polemistas bragados, estilo Dragó y demás, creen que la homosexualidad sirve para equilibrar la demografía planetaria, idea un tanto peregrina pero que no era la tratada en la película. En realidad, se desmontan los mitos acerca de esta pretendida superpoblación. No es que seamos muchos, es que los recursos están mal repartidos. Parece obvio, pero conviene señalarlo. De hecho, la despoblación es un problema, ese sí, preocupante, no digamos ya aquí en Asturias y en otras regiones.  Así se fue la noche, entre procreaciones y no-procreaciones, antes de volver a la tesis que, a fin de cuentas, se mueve en una onda similar.

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