domingo, septiembre 23, 2018

Verano: el tiempo recobrado.



Hoy ya es oficiamente otoño, pero ayer fue un día de verano pleno, por muy 22 de septiembre que fuese. Además, ha habido suerte. Sí, puede que este mes no haya sido todo lo bueno que me hubiera gustado como comienzo de curso, pero esta ha sido la semana más positiva y constructiva de todas. Y, después de varias semanas a la expectativa, ayer hubo sesión piscinera en buena compañía. Y habrá que agradecérselo al calor, porque, a priori, la piscina exterior del gimnasio iba a cerrar el día 17. Ahora todavía habrá opciones de arrebañar las instalaciones el 29. Ayer fue un momento magnífico por su condición de jornada fronteriza entre ambas estaciones, con poco personal en el césped y en el agua, que estaba fría pero así motivaba para moverse más. Si a eso le añadimos una charla sobre proyectos artísticos mientras nos secábamos y una caña posterior por Eras, entonces tendremos una salida perfecta. 
Y barata, todo hay que decir. Esta semana he anunciado oficialmente a mi familia el que pretendo buscar alojamiento propio este otoño; así pues, no tiene mucho sentido gastar en caprichos, no hasta que haya fuentes de ingresos estables y fiables. Esta vez no he ido a San Mateo, iré limitando mis visitas a Oviedo según necesidades del doctorado, sin olvidar a la gente de allí ni al mero hecho de disfrutar de mis breves estancias en la ciudad. No he necesitado playa ni viajes para tener interesantes experiencias como la de ayer, u otras llevadas a cabo durante la estación que acabamos de despedir. Lo que necesito lo expresé bien esta semana, quitándome un gran peso de encima. Ahora hay que conseguir que se convierta en realidad. Feliz inicio del otoño y feliz día de la Visibilidad Bisexual! (que se inició con un sueño muy adecuado en ese sentido). 

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