martes, junio 15, 2010

El último.

Ya he hablado de las peculiares características del profesor de Hispanoamericana, quien decidió llevar su pasotismo hasta el día del examen. Ayer, en vez de los folios oficiales de la universidad, nos dio un taco de blancuchos, corrientes y molientes. Vamos, que me podía haber traído el examen escrito de casa. De hecho, tiempo hubo para hacer el cambiazo. Nuestros profes, a veces por causas mayores y a veces no, tienden a dejarnos al cuidado de alguna becaria. Entre que se fue él y vino la nuestra, pasamos unos cinco minutos a solas, tiempo de sobra para sacar folios, sacar apuntes o chivar al de al lado lo que hiciera falta. No es la primera oportunidad que tengo en esta carrera para copiar; por fortuna, la hago para aprender y no tengo interés en trampas, ninguna asignatura me tiene tan desesperado como para incurrir en ellas. Eso sí, el examen era demasiado largo. De tres preguntas, una de ellas era ¡un tema entero! Tuve que resumir hasta algo más de la mitad, lo cual resulta absurdo. Si un alumno no puede completar su examen, debiera ser por falta de conocimiento, no de tiempo. En fin... No tengo mala impresión, a ver ahora si se apura un poco para corregir.
El viernes tengo el último, el de Románica II, una materia en la que no me había matriculado al principio. Ya se sabe qué se dice de los últimos: que si maricón el último, que si el que llega tarde ni oye misa ni come carne (ninguna de las dos circunstancias me preocupan). Pero también se dice que no hay quinto malo, y esta es la quinta del segundo cuatrimestre (yo también soy el quinto, el último de los hermanos). Al margen de que debiera estar estudiando y no escribiendo chorradas, hoy tengo un incentivo más en forma de matrícula en Curso Monográfico Barroco. Parece que Cuarto va a salir baratillo... Me he planteado currar durante el curso (en el caso de que encontrara trabajo); no obstante, considero que es preferible dedicar el tiempo a tener un buen expediente el día de hoy, y así conseguir un empleo (decente) el día de mañana. Gracias a las matrículas, eso sí, algo se puede ahorrar. En Hispanoamericana tengo mis dudas sobre que la pueda sacar, y en Románica imposible; de todos modos, el viernes es casi imposible que suspenda, a menos que lo deje en blanco. Por ello, esta tarde empezaré y, sea como fuere, el viernes quedo libre y no hay mejor motivación que ello. El penúltimo escaloncito, y el último largo me lo fiáis, para el 14 de septiembre...

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