viernes, junio 25, 2010

El cónsul de Sodoma.

Nunca dejará de sorprenderme de qué modo las polémicas tienden a engordarse en este país, de forma completamente artificial. Ayer vi la película El cónsul de Sodoma, basada en la biografía de Jaime Gil de Biedma que acabo de leer. Cuando salió el trailer de este filme, algunos grupos y medios conservadores se escandalizaron por su explícita sexualidad, y pidieron una calificación por edades más restringida. Yo no se si el grito en el cielo fue por el erotismo o porque el poeta era homosexual (cosa que dudo, como veremos adelante). En todo caso, y por desgracia, dudo también que los adolescentes tuvieran interés en ver esta historia sobre la vida de uno de nuestros mejores poetas en el s. XX. No entiendo por qué el cine español no aprovecha más la figura de sus escritores, desde los clásicos (Garcilaso, Quevedo o Sor Juana) hasta los contemporáneos. Bueno, sí que hay otra película en proyecto sobre la turbulenta vida de Lope, en todo caso sería recomendable hacer más biopics como el que vamos a tratar.
Lo del trailer parece una argucia del productor antes que del director. Para quien no conozca la vida del poeta, hay que decir que hacer una biografía fiel del mismo (muy discreto respecto a su vida privada, eso sí) sin mostrar el sexo es como hacer una de Colón y no sacar un barco. Ahora bien, las fugaces escenas sexuales de la película son, si mal no recuerdo, unas seis o siete, y no todas de matiz homo, sino también heterosexual y bisexual. Si algún papá o mamá de esos la viera, cosa que dudo, se daría cuenta de que no es para tanto, que ocupan si acaso un cinco por ciento del metraje y reflejan una faceta de un hombre que por otro lado fue un negociante, directivo de una multinacional, y un poeta con una obra breve pero intensa y muy influyente, que estoy deseando releer para la semana que viene.
Pese a que en todas las reseñas aparece como poeta homosexual (a eso alude el título), lo cierto es que en la película se da especial relieve a su relación con Bel. No solo era promiscuo, también desarrolló amores bastante tormentosos. Y esa no fue la única mujer de su vida. La balanza se desequilibra respecto a los sexos, pero eso a mí me trae sin cuidado, no es una cuestión matemática creo yo. En el libro hay declaraciones para todos los gustos. Hay quienes afirman que él odiaba su homosexualidad, y otros que le tildan de bisexual. Esto último me resulta más probable, aunque depararía otra clase de polémica bastante diferente de la que vimos al principio. Si os interesa os recomiendo la biografía y, sobre todo, su propia obra. Si no os interesa o no tenéis tanto tiempo creo que la película, sin ser redonda, alberga interés, sobre todo en la composición de Jordi Mollá, eclipsado en todos los premios por la arrolladora personalidad de Malamadre...

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