sábado, febrero 26, 2011

Mea culpa.

Me gusta la gente que es consecuente con sus ideas. El todavía presidente de la Academia de Cine dijo, antes de la gala: Algo habremos hecho mal para que los espectadores no vayan a ver nuestras películas. En efecto, que se aplique el cuento. Nadie en su sano juicio puede pretender que el público vaya en masa a ver una película como Balada triste de trompeta. A lo que parece, Álex de la Iglesia no consiguió suficiente dinero para llevar a cabo proyectos más ambiciosos, y se decantó por este, que no es precisamente parco en medios; dudo que llegue a recaudar lo invertido, y menos fuera de España, donde tendrán sus problemas para entender las referencias históricas y socioculturales.
Discrepo de la etiqueta de comedia, ni siquiera comedia negra. Tragicomedia, si acaso. ¿Esperpento? Pudiera ser, sobre todo en algunas escenas como esa en la que el payaso gordo o triste escapa en pelotas, con una barriga que le hace parecer un castratti, y comienza a comportarse de modo animalesco. Eso me dejó estupefacto. Pero risa, lo que se dice risa... A veces, y de forma involuntaria creo yo. Que nadie vea conspiraciones en el hecho de que se fuera de vacío en los Goya. No he visto Pan Negro, pero fácil lo tendría para superarla. Por supuesto que tuvo que llegar alguien como Tarantino para darle un par de premios, por la similitud en cuanto a sensibilidades; con todo, considero que Malditos Bastardos (que también refleja un inexistente atentado contra un dictador) resulta mucho más accesible al público.
No digo que la película sea una bazofia. Me gusta mucho el prólogo, los créditos, la premisa inicial y todo el aspecto técnico, pero creo que es mucho ruido para pocas nueces. Yo tengo aquí un VHS con una filme de terror de serie Z, Los payasos asesinos del espacio, y os puedo asegurar que sus escenas de humor negro son mucho más graciosas que las de los payasos asesinos del presidente. ¿Para cuándo un remake? En fin. Me voy, a seguir en la duda sobre si mañana quedarme a ver los Oscar, aunque eso vaya en perjuicio de ir a clase, actividad que a ratos empieza a resultarme molesta, sobre todo en aquellas clases en las que te preguntan cuestiones tan relevantes como que si te haces la cama todos los días...

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