jueves, marzo 31, 2011

Bienvenido, probable buen mes.

¡Se acabó el mes! ¡Y se acabó la semana de clase! Pronto, ¿verdad? Sí, pero es que mañana hay el tradicional viaje a Madrid para ver una obra de teatro, algo que ya no es obligatorio sino opcional. Yo solo hice una vez el viaje de vuelta, dándome cuenta de que, tras tanto Supra y Alvia, ya no estoy hecho para un autobús estilo cuatro latas. Sibaritismos de viajero, en fin, que volveré a la capital antes de Semana Santa y es mucha paliza para una sola jornada, no merece la pena.
Eso sí, me viene bien para seguir preparando el parcial, un parcial de fecha aún no sólidamente establecida. Pese a mis buenas intenciones, no he avanzado con la novela. Me enredé en algunas distracciones fílmicas como la Fotogramas o la primera parte de la última película (parece un trabalenguas) de Harry Potter. Pese a ser solo la primera parte, es larguísima, pero mucho mejor que la anterior; a ver si en el desenlace pueden arreglar el tremendo galimatías que se me ha quedado tras verla.
En mi descargo afirmaré que, cuanto más cerca está el examen, menos ganas siento de trabajar, por paradójico que resulte. Nada grave. Mañana, cortesía de los excursionistas, dormiré cual marmota y luego pondré la maquinaria en marcha.
Ave, abril. Es un mes deseado para mí. No se si será un buen mes, como puse en el título, pero es probable, sobre todo porque la segunda quincena es, casi en su integridad, vacacional. Hala, más munición para que nos llamen vagos a los universitarios (me gustaría verlos metidos en procesos morfológicos...). De todos modos, que nadie caiga en la trampa. Esa vacación, en la que también habrá que ir avanzando, no es más que el preludio a una recta final que este año se alarga, hasta el treinta de junio nada menos. Por ello, vaya la jerarquía por delante, que la novela llegará a su fin, si nada ajeno lo obstaculiza, con el verano, a lo sumo.
Que entre, pues, a ver si cumple al menos alguna de sus expectativas.

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